Layne Beachley reconoce su “competitividad tóxica”
La siete veces campeona mundial aprovecha un premio para hablar del cambio en las tensiones en el surf femenino, que ha pasado de dinámicas hostiles a vínculos más sanos entre rivales.


La entrega del premio ‘Dawn’ a Layne Beachley por parte del Sports Australia Hall of Fame abrió una conversación inesperada en el surf femenino. La siete veces campeona del mundo aprovechó la ceremonia para reconocer que, durante su etapa en el Tour, sus relaciones con otras surfistas estuvieron marcadas por una competitividad tóxica que hoy observa con distancia.
Beachley señaló que las actuales estrellas del circuito —como Caity Simmers y Molly Picklum, habituales en la lucha por títulos— representan una nueva forma de rivalidad, más abierta y respetuosa. “Puedes ser amiga de tu rival. Yo no creía en eso”, admitió. La australiana reconoció que su enfoque competitivo le impedía crear vínculos positivos, reforzado por un entorno dominado por hombres y un sistema que acostumbraba a devaluar el surf femenino. “Nos criticábamos sin freno… Teníamos una mentalidad pobre”, explicó en declaraciones recogidas por la prensa australiana.
Sin embargo, mientras Beachley reivindicaba esta nueva era de relaciones más sanas, el pasado también volvía a escena a través de la voz de Keala Kennelly. La campeona de olas grandes aseguró en el pódcast We Shouldn’t Be Friends que la australiana hizo su vida en el Tour “muy miserable” y que incluso la sacó del armario ante su equipo de Billabong, un episodio que, según su testimonio, tuvo un fuerte impacto en su estabilidad emocional. “Nunca he conocido a alguien más arrogante y ensimismada en mi vida.”, sostuvo.
Kennelly, que ha hablado abiertamente de las dificultades de ser una surfista gay en los 2000, recordó que su salida pública en 2005 coincidió con un período de homofobia que terminó empujándola fuera del circuito profesional.
Noticias relacionadas
Las palabras de ambas, aun desde perspectivas opuestas, dibujan una misma conclusión: el surf femenino atraviesa una transición decisiva. Entre la autocrítica de Beachley y el relato crudo de Kennelly, el deporte examina un pasado de rivalidades corrosivas para consolidar una cultura donde la competencia intensa pueda convivir con el respeto y la seguridad emocional de sus protagonistas.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos, síguenos en el Instagram de AS Acción y suscríbete gratis a nuestra newsletter, a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí


Rellene su nombre y apellidos para comentar