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KITESURF

Klaus Fietz: 81 años y volando alto con una tabla y un kite

Klaus Fietz celebra su octogésimo primer cumpleaños haciendo kitesurf en Gran Canaria, donde vive enamorado del viento y del mar desde hace más de 10 años.

Tamara Ventura
Actualizado a
Klaus Fietz volando por todo lo alto en Maspalomas
Cortesía de Klaus FIetz

Cuando hace viento, nos quejamos del mal tiempo y normalmente nos quedamos en casa, llegando incluso a arruinarnos lo que iba a ser un buen día de playa o, incluso, el verano. Sin embargo, lo que para muchos es una señal negativa, para las personas que han saboreado el kitesurf es una llamada para salir al agua. Así lo siente uno de los kiters más conocidos en la isla de Gran Canaria, Klaus Fietz, quien acaba de cumplir más de ochenta años volando sobre las olas que bañan las dunas de Maspalomas, en el sur de la isla canaria. Para Klaus, el kitesurf es una filosofía de vida y, aunque todavía tiene muchos proyectos de vida, le sirve para “recargar baterías”.

Klaus Fietz nació en 1942 y desde hace aproximadamente diez años que no deja pasar una racha de viento para salir a navegar. Siempre deja que los alisios impulsen su cometa mientras se desliza sobre las olas en su tabla favorita, aunque también confiesa “sentirse lleno” cuando ve sus tablas en el jardín. Klaus empezó con cometas de dos líneas, pero los kites en su tiempo se caían al agua y “no querían levantarse”. En su opinión, hoy en día el material ha mejorado mucho y el deporte “es inimaginable lo seguro que es, sobre todo cuando uno cumple con las reglas, no es un deporte peligroso”, explica el rider afincado en Maspalomas. “Yo siempre he sido de agua salada, me da alegría y felicidad, es como una analogía de la vida en la que yo siempre abro los ojos debajo del agua y, aunque pique un poco, sientes la realidad y revives cuando sales”, añade sonriente.

No hay edad para el kitesurf
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No hay edad para el kitesurfCortesía de Klaus FIetz

Para Klaus, de origen alemán, la primera vez que te deslizas sobre el agua “sientes como que vuelas”, por lo que desde que pruebas el kitesurf, te enganchas. Cuando hay viento, Klaus reconoce que se olvida hasta de comer, volviendo incluso a casa a las 18:00 para almorzar. “Es que no notas cómo pasa el tiempo”, exclama. Sin embargo, afirma que el ambiente que se respira en este deporte promueve hábitos saludables sobre la comida y el estilo de vida. “Si hace viento, suelo coger la tabla y la cometa varias veces a la semana; es decir, si hay viento once días seguidos, once días estaré navegando. Mi dentista no se lo toma muy bien porque me salto las citas”, bromea mientras cuenta que también es piloto de karts. Y no un piloto cualquiera: es dos veces campeón de Canarias de karting.

El kitesurf como filosofía de vida: la idea es morir joven, lo más tarde posible

Desde octubre de 1971, Klaus decidió quedarse a vivir en Gran Canaria y, desde entonces, vive enamorado del viento y del mar, con los que consigue conectar gracias al kitesurf. Esta filosofía de vida es un sentimiento que comparten muchas personas que nacen y viven en Canarias, al igual que el hecho de practicar kitesurf. “Mis hijas también hacen deporte, estoy acostumbrado a estar con gente joven, quizás también por eso mantengo un espíritu joven”, reflexiona Klaus mientras muestra sus fotos navegando. “Mis hijas siempre dicen que su padre está loco, pero es un buen padre”, expresa entre carcajadas. Klaus es ingeniero de profesión, pero nunca le ha gustado estar encerrado en la oficina, por lo que decidió ir siempre en busca de lo que le hace sentir vivo. Cuando le gusta algo, no se lo piensa dos veces, como pasó con el kitesurf.

Además de tener un espíritu juvenil y energía de sobra para su edad, Klaus tiene claro que no quiere perder el tiempo, por ejemplo, viendo la tele o echándose en el sillón “esperando a morir”, incluso confiesa que no va al cine porque no aguanta una película de dos horas; sin embargo, sí aguanta lo que llaman el “Carnaval Kiting”, en el que recorrió 53 kilómetros sobre la tabla disfrazado. “Cualquier excusa vale para salir al agua, hasta el carnaval tan famoso de las islas”, aclara mientras confirma la cantidad de kilómetros registrados. En su opinión, si te quedas en la cama, “no te va a pasar nada, pero algún día se te va a parar el corazón”, incide. Definitivamente, este es un deporte para expresarte, “chillar, sentirlo, hasta me faltan las palabras para describir las sensaciones, para cada persona son diferentes”, asegura Fietz, quien ahora quiere aprender a manejar bien el foil.

Klaus en una jornada rutinaria en Gran Canaria.
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Klaus en una jornada rutinaria en Gran Canaria.Cortesía de Klaus FIetz

Klaus Fietz participa en el Gran Canaria Kite & Wing Foil festival

A pesar de su edad, Klaus Fietz ha participado en las tres últimas ediciones del Gran Canaria Air Battle, el festival más grande de kitesurf y wingfoil de Canarias que se se ha celebrado este año en la playa de Las Burras. Para Klaus, las playas grancanarias son un sitio “muy interesante con un ambiente muy hospitalario”, donde destaca el aumento significativo de mujeres, lo que “ha dado un toque de sutileza al deporte, ya que son más prudentes, hacen las maniobras con técnica en lugar de fuerza, lo que crea un ambiente muy bonito”.

La comunidad en general del kiteboarding es como una familia formada por todo tipo de perfiles profesionales, de hecho, “todos han venido a celebrar mi cumpleaños, al final, es un deporte en el que tienes que compartir y que une”, manifiesta Fietz con emoción. En sus palabras, el kitesurf es un deporte que fomenta la colaboración entre personas y que te ayuda a conectar con la naturaleza, se respira un ambiente respetuoso en el que todos “siempre recogen basura del agua o de la costa, como también haremos durante el festival en Las Burras”, cuenta Klaus, afirmando sentirse mejor persona gracias a este deporte.

En su opinión, estas competiciones son muy buenas para el kitesurf, pero también para el turismo, ya que es una promoción para las islas y para España. “Este festival que organiza Nolo desinteresadamente (Manuel Martínez, presidente del club Canakite Experiences) ayuda a reconocer este deporte y apoyar a las jóvenes promesas, además de despertar la curiosidad de la gente que viene a vernos en la orilla”, comenta Klaus. Gracias a estos eventos, Canarias se ha convertido en la cuna de tantos campeones del mundo en deportes acuáticos, desde Björn Dunkerbeck o las Moreno Twins hasta algunos de los jóvenes que compiten año tras año en el Gran Canaria Air Battle.