Laura Coviella habla en Vamos de Movistar+. Seguramente formará parte de un reportaje más extenso, pero los pocos minutos de avance que ha publicado el canal en redes sociales ya explican algunas cosas que la mayoría de la población desconoce. Los más fans, claramente, ya lo sabrán.

La primera vez que surfeó en Nazaré

La surfista canaria considera que la ola más grande del mundo “es el sitio idóneo para saber dónde están tus límites”. Confiesa que cuando surfeó por primera vez allí (primera española en conseguirlo) tuvo miedo: “Es el día que más nerviosa he estado en mi vida. Había olas de 18 metros. Nada más mirarlas desde el acantilado lo vi enorme, con las motos ahí chiquititas, pensé: madre mía en qué me he metido”. Pero cuando le tocó, cogió la cuerda y con el corazón a 1000, la pusieron en la primera ola que vino. “No sabía lo que era hasta que me metí allí. Estuve a punto de caerme como 6 veces. Miré para atrás y dije: hostia, esto es muy serio”.

Primera competición de olas grandes

En el vídeo, Laura Coviella confiesa que “ganar un campeonato de olas grandes sería un sueño”. Está dando los primeros pasos. Decía que iba a competir en olas grandes por primera vez en Hawái. Pero entonces se dio la alerta verde para La Vaca Gigante, en Santander (Cantabria) y la invitaron. Allí estuvo: “Contenta de haber participado en mi primera competición de olas grandes. Aunque no fuera como me hubiera gustado, ya que solo pude coger una ola en mi manga, estoy muy contenta”.

De familia no surfera

“Soy como la oveja negra de la familia”, sentencia Coviella para explicar su situación como surfista. “Compito con gente que lleva surfeando desde que tienen uso de razón, de familias surferas, mi padre es dentista y mi madre abogada [...] Fui de las pocas personas que siempre confié, ni mis padres”, especifica antes de añadir que “tienes que obsesionarte para llegar al mismo niel que los que llevan surfeando 10 años más que tú”. Sí, ha llegado hasta aquí habiéndole regalado su primera tabla de surf a los 12-13 años, por Reyes; y sin entrenar en serio hasta los 15.

La peor lesión

El camino ha tenido dificultades: “En Puerto Escondido (México), hace dos años, el labio de una ola rompió sobre mi tobillo y me lo partió. Estuve 6 meses fuera del agua. Psicológicamente me costó bastante cuando volví al agua. Me daba un montón de miedo”.

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