El reconocido atleta de parkour Sam Carter, oriundo de Melbourne, ha llevado su habilidad desde los edificios urbanos hasta las agrestes formaciones rocosas de Tasmania. Esta vez, su objetivo fue la icónica columna rocosa conocida como Albert’s Tomb, una aguja de dolerita de 10 metros situada en el monte Wellington, famosa entre escaladores por su complejidad y riesgo.

Aunque Albert’s Tomb ha sido conquistada por escaladores desde los años 70, estos suelen usar cuerdas de seguridad. Sin embargo, Carter decidió añadir una dosis extrema de adrenalina a la ya peligrosa hazaña: realizar un salto de parkour sin protección. Este movimiento, que involucró saltar de una roca adyacente a la columna y volver a ella, se ejecutó con precisión milimétrica, ya que un solo error habría tenido consecuencias fatales.

“Sabía que no podía fallar. Un mal cálculo y todo se acaba”, comentó Carter en una entrevista posterior. El atleta reconoció la magnitud del riesgo, pero también afirmó que esta combinación de naturaleza y habilidad extrema era el reto que buscaba fuera del paisaje urbano habitual.

El monte Wellington es hogar de varias columnas de dolerita que desafían a los aventureros, siendo Albert’s Tomb una de las más emblemáticas. Normalmente, los escaladores que se enfrentan a estas formaciones lo hacen equipados con arneses, conscientes del peligro que implica cualquier resbalón. Carter, sin embargo, se despojó de las cuerdas, utilizando solo sus reflejos y entrenamiento.

Con este salto, el australiano ha elevado el nivel de lo que se puede lograr en el mundo del parkour fuera de los espacios convencionales, demostrando que las montañas también pueden ser su terreno de juego.

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