Kammerlander dispara contra los récords en el Everest: “Un día subirán con un bebé”
El alpinista tirolés critica el descenso de Bargiel con esquís en el Everest y afirma que la tendencia actual es un espectáculo que traiciona el espíritu del alpinismo.


Hans Kammerlander no se muerde la lengua. A sus 68 años, el veterano alpinista tirolés ha criticado con dureza la reciente expedición de Andrzej Bargiel, quien logró descender el Everest con esquís sin oxígeno suplementario. En una entrevista con el diario austríaco Der Standard, el pionero del esquí extremo calificó el proyecto del polaco como “un espectáculo indescriptible” y lamentó que este tipo de expediciones “arruinan el alpinismo”.
El tirolés recordó su propio descenso parcial del Everest en 1996, realizado en condiciones radicalmente distintas: en solitario, sin oxígeno ni ayuda de sherpas, y completado en menos de 24 horas. “No tenía sherpas, cargué todo yo mismo y terminé todo en menos de 24 horas”, explicó. Y añadió: “Con los esquís al hombro, y a bajar”.
Sobre la etiqueta de “primero” que los medios han atribuido a Bargiel, Kammerlander fue claro: “Simplemente no es justo, me decepcionó profundamente”. Según él, aunque en su descenso de 1996 tuvo que sortear tramos sin nieve, la mayor parte del recorrido fue esquiable y se trató de un intento auténtico y comprometido.
También se mostró especialmente crítico con la estrategia mediática de Red Bull. Considera que la marca ha convertido la montaña en un escenario publicitario: “Han orquestado una expedición completamente fabricada para la cámara”.
Y advirtió, con ironía: “Si la tendencia general sigue así, llegará el día en que un sherpa suba hasta con un bebé. El resto ya lo han hecho”.
Kammerlander lamenta el rumbo actual del himalayismo, marcado por la logística extrema, el uso intensivo de oxígeno y el apoyo de drones. “Suben en helicóptero lo más alto posible. Oxígeno a tope. Sí, estuvieron arriba, pero no pueden decir que escalaron el Everest”, afirmó. A su juicio, solo quien renuncia al oxígeno suplementario puede decir que ha escalado verdaderamente la montaña.
Pese a sus críticas, reconoció el mérito de Bargiel en el K2, al que calificó como “una hazaña brillante”. Pero sostuvo que el Everest ha sido transformado en “un negocio millonario” y que las expediciones actuales “no tienen nada que ver con el alpinismo de élite”.
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Desde su experiencia y trayectoria, Kammerlander reivindica un estilo más puro, con menos espectáculo y más compromiso con la montaña. Un mensaje que, en medio del ruido mediático, sigue resonando con fuerza.
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