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OUTDOOR

Japón supera por primera vez los 200 ataques de oso en un año

La falta de alimentos naturales es uno de los factores que han elevado la cifra de ataques hasta 212 en el país nipón, 6 de los cuales fueron mortales.

Actualizado a
La cabeza de un oso negro asiático en Japón.
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Una de las noticias más vistas en AS Acción en 2022 fue la del ataque de un oso a un escalador. La víctima grabó el incidente con la cámara que llevaba en el casco. Pues bien, según un informe de The Guardian, este tipo de ataques a quienes practican especialmente deporte outdoor (senderismo, trail running, mtb, escalada...) en Japón son más que frecuentes.

El estudio del periódico británico eleva la cifra de ataques de oso a 212 entre abril y principios de diciembre del 2023, siendo la primera vez en la historia en la que se superan los 200 ataques en un solo año. Para ponerlo en contexto, cabe decir que en Estados Unidos el promedio es de 11 ataques de oso al año.

De entre los datos del informe destaca que, por ejemplo, solamente en noviembre hubo 30 ataques de oso en Japón. O que seis de los ataques fueron mortales. E incluso que el aumento es significativo, ya que en el año anterior se registraron 158 ataques.

Cómo evitarlos

Los motivos del aumento

La preocupación entre quienes practican deporte outdoor crece. En muchas ocasiones se practica en el habitat de los osos y los factores para que estos ataques aumenten son varios. En primer lugar, hay más gente practicando deporte outdoor y más osos. En concreto, la población de osos -en Japón los hay negros y pardos- ha pasado de 15.000 en 2012 a 44.000 en 2023. Todo eso excluyendo Hokkaido, donde hay otros 12.000.

Luego, según el profesor de la Universidad e Akita, Kazuhiko Hoshizaki, está la escasez de alimentos naturales como las bellotas, que obliga a los osos a aventurarse más allá de sus hábitats. Pero también la expansión de áreas boscosas y tierras de cultivo abandonadas como resultado de la despoblación y otros cambios demográficos, explica a The Guardian. Así, las autoridades japonesas se enfrentan al desafío de gestionar la convivencia entre humanos y vida silvestre y piden precaución a la población.