Tras su bronce en el debut del surf en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en As Acción explicamos la historia de Owen Wright. Desde el premio a Rookie del año en su primera temporada en el Championship Tour de la World Surf League a su primera victoria (en Long Island, en 2012), pasando por conseguir dos mangas perfectas (dos olas de 10 en cada una) en el Fiji Pro del 2015, el accidente que le cambió la vida (no recordaba ni su nombre) y finalmente su merecido metal en los JJOO.

También hicimos una breve mención a la reciente estafa que había sufrido por parte de la contable de su familia, que les robó hasta 1,5 millones de dólares en 800 operaciones repartidas en varios años y se había gastado la mayoría jugando al póker. Pero dentro de su carrera económica más allá del surf no entramos en detalle en algo que lleva haciendo desde hace una década con éxito: comprar y vender (más caras) viviendas por la costa de su país natal, Australia.

La operación más destacable se inició hace 3 o 4 años, cuando compró un terreno en Byron Bay por unos 5 millones de dólares australianos y que ha empezado a ver sus frutos en 2022. No en vano, este año ha vendido ya una casa allí por 6,5 millones. Venderá otra y se quedará una para él y otra para el promotor. Pero antes ya había hecho muchas más operaciones de compraventa sin aportar mucho más valor añadido, simplemente por especulación.

También en Byron Bay había vendido por poco menos de un millón una casa de estilo Federación -el que predominó en Australia de 1890 a 1915); otra en Lennox Head con una piscina indoor que serpenteaba hasta llegar al salón (esta por 1,6 millones); la casa en primera línea de playa de Thirroul (675.000 dólares) o el precioso refugio en lo alto de una montaña (comprado por 750.000 y vendido por un millón). Y más allá de la compraventa, se le ha visto en colaboraciones con AirBnb, empresa de la que es tanto embajador como anfitrión.

Actualmente, Owen Wright se ha quedado fuera del CT para la próxima temporada. Fuera de la élite del surf. En caso de que no pueda seguir viviendo del surfing profesional, pero, parece evidente que no se quedará sin techo.