Vine resurge de sus cenizas en Burgos y Kuss sigue líder

Hace cuatro meses, Jay Vine fue víctima de la terrible caída múltiple de la Itzulia, que acabó con él y otros corredores (como Jonas Vingegaard) en el hospital. Sin embargo, el australiano fue de los que se llevó la peor parte, con varias facturas en las vértebras que hicieron temer lo peor. Por suerte, Vine esquivó el quirófano, así como la posibilidad de no volver a caminar. Esta semana, en su reaparición en competición tras completar un largo período de rehabilitación, el ciclista del UAE vuelve a sonreír, a soñar, con su triunfo en la cuarta etapa de la Vuelta a Burgos. El oceánico se impuso en la contrarreloj, curiosamente, disciplina en la que acarició la victoria en la etapa inaugural de aquella Itzulia en la que, tras muchos minutos en la ‘silla caliente’, vio como Primož Roglič le arrebataba la gloria.

“Me sentí realmente increíble. Fue una gran actuación en mi primera carrera después de la lesión. Estoy muy contento por cómo van las piernas y ganar otra contrarreloj después de los Nacionales. Es genial. Fue realmente largo. Mi mujer fue muy paciente, me dio todo su apoyo, el equipo estaba pendiente de mí… No hace tanto tiempo que tuve el accidente y ganar ahora una contrarreloj es algo increíble. La segunda parte de la crono era más rodadora, con mucho sube y baja. Di todo lo que tenía hasta la meta”, explicó Vine, tan incrédulo como feliz, en zona mixta al término de la etapa.

En lo que respecta a la zona noble de la general, en la que no figura Vine tras ceder mucho tiempo en las jornadas anteriores, Sepp Kuss consiguió retener el liderato. Eso sí, no sin sufrimiento. Los 18,5 km entre Santa María del Campo y Pampliega, completamente llanos, se presentaban como el mayor obstáculo a salvar para el de Durango en sus aspiraciones de título, después de dejar bien encarrilada la clasificación con su triunfo en las Lagunas de Neila. En el primer punto intermedio, era Edoardo Affini quien marcaba la pauta, con un Kuss fantástico que mejoraba a todos sus rivales directos. Su técnica era menos pulcra que la de los especialistas, pero igualmente efectiva al sacar el máximo provecho de ese controvertido casco del Visma, gracias a que era capaz de mantener una posición horizontal estable.

Sin embargo, los tiempos en línea de meta arrojaron luz al desenlace: Vine gestionó mejor que nadie sus fuerzas. Bajo un calor sofocante, con temperaturas en torno a los 35 grados, el australiano fue capaz de apretar más que nadie en la segunda mitad del recorrido para parar el crono en 19:51. Nadie más bajó de los 20 minutos, ni siquiera un Max Poole que llegó a comprometer el liderato de Kuss. El estadounidense, que partió con 27 segundos de renta sobre el británico, sufrió hasta el último metro para conservar la primera plaza por 5 segundos, un margen mínimo, pero que puede ser suficiente para ganar si supera una quinta y última etapa que no ofrece muchas dificultades. La última subida, coronada a 18 km de meta (3,7 km al 4,5%), no debería suponer peligro para el del Visma. No va más.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.