Van der Poel gana un Mundial histórico en Glasgow con caída incluida
El neerlandés gana su primer Mundial pese a sufrir una caída en los kilómetros finales, culminando un recital antológico. Van Aert, plata. Primera medalla mundialista de Pogacar (bronce).
Del oscuro infierno a tocar el cielo, un cielo arcoíris. Una historia de redención. Hace diez meses, Mathieu van der Poel pasaba la noche en comisaría tras vivir un altercado con unas chicas que en la víspera de los Mundiales de Wollongong (Australia) no paraban de aporrear la puerta de su hotel. Este domingo, la sombra de la desgracia volvía a planear sobre él. Curva a derechas, suelo deslizante… caída. Por detrás, las hienas olían sangre. Y no eran cualquiera: Tadej Pogacar, Wout van Aert y Mads Pedersen. Pero era el día del neerlandés, tocado por la varita de los más grandes de este deporte. Sin mirar atrás, de nuevo a la bicicleta. A mover vatios, a apretar los dientes. Caerse y levantarse. La vida. Minutos más tarde, Van der Poel cruzaba la meta en Glasgow para proclamarse campeón del mundo por primera vez en su vida, culminando una de las mejores carreras de los Mundiales en los últimos tiempos. Van Aert, que sorprendió a sus compañeros de viaje antes del esprint, fue plata. Por enésima vez, justo detrás de su histórico archirrival. La Historia Interminable. Segundos más tarde llegó Pogacar, que batió a Pedersen por un suspiro para colgarse su primera medalla mundialista. Día para el recuerdo.
Antes de que estallase el fuego real, uno de los candidatos a desafiar la supremacía de los grandes favoritos sufría un inoportuno contratiempo. João Almeida se iba al suelo en los kilómetros neutralizados y mostró gestos de dolor en la zona cervical, así como heridas en las manos. Aunque pudo continuar en carrera tras ser atendido por el coche médico durante unos minutos, quedó mermado para el resto del día. Después de los típicos cortes iniciales, en los que se vio en varias ocasiones a los ciclistas españoles muy atentos, se formó una fuga de nueve corredores. Pero Doull, Dinham, Tejada, Vermaerke, Gamper, Towsend, Christensen, Neilands y Kelemen no representaban ninguna amenaza para el pelotón, que se dejó caer hasta más de 8 minutos.
Fue entonces, a 191 km de meta, cuando ocurrió el esperpento. Un grupo de activistas manifestantes invadió la carretera, cuyos integrantes se pegaron las manos a la calzada. Esto conllevó el protocolo habitual en estas situaciones hasta completarse el desalojo. Todos los corredores se reagruparon y reemprendieron la marcha con la misma situación previa a la interrupción. Por tanto, la escapada mantendría su ventaja. ¿El problema? El parón se alargó hasta los 50 minutos, debido a las dificultades que tuvo la policía para despegar el espeso pegamento utilizado por los manifestantes para adherirse al asfalto. Imágenes, por lo negativo, que ya forman parte de la historia de los Mundiales.
Show irrepetible
A falta de 151 km se llegó al circuito de Glasgow. Ratonero, técnico, curvas cerradas, subidas y bajadas… Una trampa constante. El ritmo aumentó notablemente, principalmente por el trabajo de Italia y Bélgica. Con los escapados a tiro cuando restaban 7 vueltas, Almeida empezó a mostrar síntomas de debilidad. Al mismo tiempo, un tricampeón del mundo como Peter Sagan se bajaba de la bicicleta, firmando una triste despedida en su último Mundial. La escabechina de nombres importantes siguió su curso en los siguientes minutos, y Asgreen, Alaphilippe y Philipsen cayeron de puro maduros. Poco después se desató la locura…
La carrera entró en un frenesí de espectáculo impresionante, incontrolable para cualquier selección. Con la fuga neutralizada, todo quedó reducido a un grupo delantero de unos 25 corredores, donde consiguieron estar Alex Aranburu y Ion Izagirre. A su lado, Van der Poel, Van Aert, Pogacar, Evenepoel, Pedersen… Casi nada. En varios repechos, Evenepoel, Van der Poel y Pogacar, por este orden, pasaron al ataque, pero el resultado fue siempre el mismo: reagrupamiento. Quedaba claro que la carrera sería una guerra de guerrillas hasta el final, así que la cuestión era ver quién y cuándo pegaría el disparo ganador.
Por si faltaban pocos ingredientes épicos, la lluvia se unía a la fiesta. En ese escenario, las posibilidades de varios corredores aumentaban. Alberto Bettiol era uno de ellos. El italiano se la jugó desde lejos, al todo o nada, y la jugada estuvo cerca de salirle bien. No obstante, tener como perseguidores a Van der Poel, Pogacar, Van Aert y Pedersen es demasiado para cualquiera. Y cuando el italiano estaba a tiro, en pleno repecho, todo saltó por los aires. Van der Poel se puso al 100% de revoluciones, quitó las pegatinas a Bettiol y continúo hacia adelante. Van Aert, Pedersen y Pogacar no pudieron responder. Era imposible. El Monstruo del Lago Ness era real y andaba suelto por las calles de Glasgow. A 16 km para el final, la dichosa caída. Costado derecho magullado, pero daba igual. Su ventaja no hizo más que crecer y su rostro reflejaba la convicción de la victoria. Nada podía pararle. Pese al susto, venció con 1:37 de renta sobre Van Aert, su inmediato perseguidor.
Así, 38 años después del título del mítico Joop Zoetemelk, Países Bajos volvía a subir a lo más alto del podio en un Mundial, gracias a un ciclista que a sus 28 años ha culminado una de las temporadas (y aún no ha terminado) más increíbles que se recuerdan. La secuencia de victorias en Milán-San Remo, Paríx-Roubaix y arcoíris es única en toda la historia del ciclismo. A esto hay que sumarle cinco títulos de campeón del mundo del ciclocross, colección que puede crecer el próximo sábado si le da por ‘liarla’ en la prueba de cross country de mountain bike. ¿Quién se atreve a parar al ‘Monstruo’?
Resultados de los 90º Mundiales de ciclismo (fondo)
1º Mathieu van der Poel (PBa) - 6h 07:27
2º Wout van Aert (Bél) - a 1:37
3º Tadej Pogacar (Esl) - 1:45
4º Mads Pedersen (Din) - m.t.
5º Stefan Küng (Sui) - 3:48
19º Alex Aranburu - 8:30