Van der Poel, clasicómano del siglo XXI: “Ganar a Pogacar y Ganna es increíble”

Tres años después, la historia se repite. En un esprint que decide el campeón de un Monumento, Mathieu van der Poel vuelve a anticiparse a Tadej Pogacar. Y vuelve a ganar. Lo hizo en aquel Tour de Flandes de 2022, con Van Baarle y Madouas como testigos de lujo, y lo hizo este sábado en la 116ª edición de Milán-San Remo, en la que alzó los brazos por segunda vez en su carrera deportiva. Con este éxito ya son siete los Monumentos que tiene ‘MVP’ en su palmarés, curiosamente, los mismos que suma Pogacar. Ambos son los corredores en activo que más títulos de estas prestigiosas carreras tienen en su haber, exactamente con la misma cifra que en su día alcanzaron Tom Boonen y Fabian Cancellara. Su rivalidad también lleva camino, como mínimo, de convertirse en leyenda.

Como no podía ser de otro modo, Van der Poel lo consiguió de forma agónica, dramática, en un esprint que ya forma parte de la historia del ciclismo. “Estaba muy concentrado en intentar conseguir la victoria, pero no fue fácil contra estos dos. Me sentí fatal con la lluvia y el frío al principio de la carrera, pero muy bien al final, tras llegar a la costa. Es el tercer año consecutivo que ganamos la Milán-San Remo como equipo (él ganó en 2023 y su compañero Philipsen en 2024). Sabía que Tadej era el más fuerte en las subidas. Su forma de rodar en la Cipressa fue impresionante. Una vez que estuvimos tres al frente (con Ganna), la cooperación fue muy buena. Eso significó los puestos del podio. Tadej intentaba adelantarme, pero yo me sentía bastante fuerte. Tenía la confianza para seguirle en el Poggio”, resumió el holandés.

El del Alpecin, como acostumbra con su impecable lectura de carrera, explicó así cómo remató la faena: “Supe que los otros dos querían hacer un esprint largo. Probablemente, pensaron que yo quería hacerlo lo más corto posible. Creo que los sorprendí un poco. Lancé mi esprint al ver la señal de los 300 metros. Me sentí lo suficientemente fuerte como para aguantar hasta la meta. Creo que fue la táctica correcta. Me encuentro en una de las mejores formas físicas de mi vida, aunque es difícil creer que haya ganado un Monumento más. Ganar la Milán-San Remo es especial, pero vencer a estos dos corredores es increíble. Estoy superfeliz y orgulloso de estar en el podio con ellos”. No es para menos, puesto que Van der Poel se convierte en el segundo corredor, después de Óscar Freire (2007 y 2010), que repite victoria en la Classicissima en el presente siglo. Cuanto mayor es la dificultad, más brilla Mathieu.

Pogacar se rinde a Van der Poel

La otra cara de la moneda fue Pogacar, que a pesar de la decepción, cuya procesión indudablemente va por dentro, no perdió la sonrisa en la ceremonia del podio. Y eso que quizás un podio en un Monumento nunca le supo más amargo… “Mantuvimos el plan, hicimos un trabajo perfecto. El equipo estuvo increíble. Di lo mejor de mí, ataqué en Cipressa. Era demasiado optimista irme solo, pero lo intenté. Estoy feliz por marcharme con Mathieu y Pippo. Se hizo un grupo realmente bueno. Supe que tenía que atacar pronto en el Poggio, pero Mathieu estaba muy fuerte hoy, como Pippo. Necesito estar satisfecho con este 3º, pero volveremos el año que viene a por más”, advierte un Pogi que no cejará en su empeño en años venideros.

Y quizás retome la empresa con más ganas que nunca, puesto que anteriormente no se vio tan cerca del éxito. De hecho, su plan salió como estaba previsto a excepción de ese fatídico esprint: “Tenía la idea de empezar a esprintar en el mismo punto, a falta de 300 metros, pero quizás en Via Roma, que va un poco hacia abajo, es esprintar demasiado rápido en esa distancia. Él fue el más fuerte. No odio San Remo. Pero hoy, después de seis horas y media igual no es la mejor carrera. Volvió a ser una bonita edición. Lo di todo y algún año lo conseguiré”. Pogacar, que había ganado todo lo que había corrido en 2025 (UAE Tour y Strade Bianche), reaparecerá el próximo viernes en E3 Harelbeke, donde coincidirá con Van der Poel nuevamente como test previo al Tour de Flandes (6 de abril). Llegan las piedras.

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