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Ciclocross | Superprestige

Van Aert lo da todo en Gullegem para volver a la senda del triunfo

El belga, que no ganaba desde la pasada Vuelta, alza los brazos en su segunda carrera de la temporada de ciclocross. Felipe Orts, 7º en Gullegem.

Wout van Aert celebra su triunfo en el Superprestige de Gullegem.
DAVID PINTENSAFP

Barro de pies a cabeza. Mano arriba, lengua fuera… éxtasis. Victoria. Felicitación de la familia, la más reconfortante y deseada, para dejar atrás varios meses de calvario, de alejar fantasmas que continuamente se empeñan en recorrer su misma travesía. Este domingo, en el Superprestige belga de Gullegem, Wout van Aert volvió a sonreír, a ganar.

Después de un regreso a la competición en su amado ciclocross, en sus orígenes, en el que un inoportuno enganchón con un aficionado le dejó fuera del podio (4º), el belga consiguió ganar a la segunda oportunidad, esta vez sin un Mathieu van der Poel que renunció a la cita belga por sus molestias en la costilla. Quizás sólo el holandés hubiese podido hoy con un Van Aert que lo dio todo, que no se dejó ni un gramo de fuerza en la recámara por ganar, por pasar página tras ese amargo abandono en la pasada Vuelta que le alejó de la competición desde principios de septiembre. Hoy, cuatro meses después, regresa a lo más alto.

El mérito del corredor del Visma fue de la más elevada categoría, porque sin estar todavía en su mejor condición física, tiró de pundonor, de carácter y de todo lo que tenía por vencer. Y quizás así todo sabe mejor. Con una gran salida comenzó a cimentar su éxito, para situarse tercero en las primeras curvas de un recorrido que lo tenía todo: tablones, giros cerrados, pump track al estilo BMX y, sobre todo, barro… mucho barro. Todo ello también le venía genial a Felipe Orts, que tras situarse a la estela de Van Aert pasó a la acción para liderar momentáneamente la carrera.

Al comenzar la segunda vuelta hubo reagrupamiento, y el español fue poco a poco hacia atrás. En cabeza se formó un terceto liderado por Vanthourenhout y Van Aert asumió la responsabilidad de darles caza. Lo logró, y para el ecuador de la carrera no se lo pensó: cambio de ritmo y liderato. En primera instancia, sólo Vanthourenhout pudo seguir su estela, pero de cara a las dos últimas vueltas sacó bandera blanca.

Para ese momento, apenas se había escuchado el nombre de Eli Iserbyt, quien rodó en tierra de nadie durante gran parte de la carrera. Sin embargo, el campeón nacional de Bélgica fue de menos a más hasta situarse a la altura de Van Aert. No sólo eso, sino que en la última vuelta se atrevió a adelantar a Wout con un interior digno de MotoGP. El duelo estaba servido, entre la depurada técnica de un purista como Iserbyt y la fuerza bruta de Van Aert. Triunfó lo segundo. Aprovechando un pequeño tramo recto, Van Aert puso el potenciómetro al rojo vivo y descolgó a Iserbyt, que se rindió poco después al bajarse de la bicicleta para superar un repecho. Vanthourenhout cerró el podio y Orts finalizó en un meritorio 7º lugar.

“Tuve que ir a fondo. En las dos últimas vueltas intenté asfixiar a Eli. Es difícil dejarle atrás en un circuito con tantas curvas. Lo digo siempre y a la gente le cuesta creerlo, pero para mí es una sorpresa que ya sea capaz de hacerlo”, confesó Van Aert. Este domingo, nuevamente sin Van der Poel, Wout volverá a la acción en la Copa del Mundo de Dendermonde, donde ganó en sus dos últimas apariciones.

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