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Ciclocross | Copa del Mundo

Van Aert doma el barro en Dendermonde por tercera vez

El belga, con Van der Poel ausente, gana por tercera ocasión consecutiva en su circuito fetiche. Su próxima carrera será en Benidorm.

Van Aert, cubierto de barro, celebra su tercer triunfo consecutivo en Dendermonde.
DAVID PINTENSAFP

Wout van Aert es el rey de Dendermonde. El belga surfeó el barro del circuito belga mejor que nadie para vencer en dicha cita de Copa del Mundo por tercera ocasión consecutiva. En su escenario predilecto no quiso dejar ni las migajas, por lo que venció en solitario en lo que fue un fantástico test para su próximo gran objetivo: el CX de Benidorm (19 de enero). Allí llegará en plenas condiciones, después de completar la concentración con el equipo Visma que tiene por delante los próximos días, para tratar de revalidar la imperial victoria que consiguió el año pasado en la Costa Blanca.

Con la conocida ausencia de Mathieu van der Poel, por culpa de esas molestias en una costilla que le han hecho perderse las últimas carreras de ciclocross, los corredores reconocían el trazado de Dendermonde. Un recorrido rodador, pesado y muy exigente por la copiosa lluvia que caía desde hacía horas. Las caras de los ciclistas tras el entrenamiento lo decían todo, cubiertas de barro hasta las cejas. Y no era una forma de hablar… “Es ciclable”, aseguraba Van Aert. Eso sí, para unos más que otros…

Sin duda, las duras condiciones de un trazado de por sí muy rodador le venían todavía mejor al belga, que partía en la cuarta fila de la parrilla de salida. Aunque rodó durante varios minutos en la mitad del lote, su progresión fue meteórica. Al término de la primera vuelta ya era cuarto y lideró la caza del trío de cabeza. Felipe Orts, en un circuito que nunca se le dio bien, acabó un día más lejos de los mejores (12º).

Para la segunda vuelta, Van Aert se unió a la cabeza que integraban Ronhaar, Aerts y Verstrynge. Dado que tenía casi siete vueltas por delante, lo lógico sería pensar que se tomaría un respiro para compensar el desgaste inicial que estaba obligado a hacer para remontar posiciones. El asueto, si es que lo hubo, fue mínimo. En ese segundo giro tomó el mando y ya no lo soltó hasta cruzar meta. No dejó mucho que contar, al margen de una caída anecdótica a la salida de una curva, porque el belga metió alrededor del medio minuto a sus inmediatos perseguidores en cada vuelta. Verstrynge (a 1:20) y Wyseure (a 1:41), le acompañaron en el podio a un mundo de distancia. Superioridad aplastante.

“No esperaba poder lograr esto. Significa mucho haber logrado ganar dos veces este fin de semana. Me sorprendí a mí mismo. Ya es un gran impulso de cara a la próxima temporada en carretera. En términos de sensaciones, estoy en el buen camino. Al llegar a la meta tenía una gran ventaja, pero no fue fácil. Después de la salida decidí no correr riesgos innecesarios. En este recorrido tienes tiempo para adelantar a los demás. La clave era encontrar mi ritmo lo más rápido posible y no cometer errores. Se puso difícil en las últimas vueltas, pero al final la diferencia fue suficiente”, resumió un Van Aert que empieza a ilusionar.

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