Valero y Coloma, titanes olímpicos
Los ciclistas españoles, bronce en los Juegos de Tokio y Río, respectivamente, corren su primera Titan Desert, en Arabia Saudí, donde hablan con AS.
En medio del desierto, los atardeceres brillan más. Carlos Coloma, mientras recuerda los meses previos a la medalla de David Valero en los Juegos de Tokio, ve caer el sol, que se funde con el paisaje, color bronce. No puede evitar las lágrimas. “¡Mira, mira, aún me emociono!”, exclama mientras se seca los ojos con la mano izquierda. De su puño y letra, inspirado en el “ganar y ganar y volver a ganar” de Luis Aragonés, el riojano escribió un discurso que terminaría siendo histórico para el mountain bike español. Con la ayuda de la mujer y el hijo de Valero, lo acompañó de un vídeo. En el último entrenamiento en Japón, una hora de esfuerzo máximo, añadió “un par de palabras” que terminarían siendo fundamentales.
“Su hijo siempre le decía: ‘Vas a ganar, vas a ganar’. Hay sueños que, si te dejas influenciar por los adultos, nunca cumples”, resume Carlos. “El vídeo nunca ha salido a la luz, pero habrá que sacarlo algún día. Cuando lo estuve viendo, me pegué una panzada de llorar”, recuerda David. Coloma se retiró del ciclismo profesional el 26 de marzo de 2021. El 26 de julio, Valero subía al podio olímpico. Cuatro meses exactos, justo el momento en el que el de Logroño, como manager y entrenador del BH-Templo Cafés, decidió poner todos los huevos en la misma cesta. Salió bien. “Yo tenía clarísimo que, si iba a los Juegos, era con las máximas garantías. Al empezar la temporada, vi que se me hacía todo muy grande (compaginar preparación con sus tareas de gestor). También vi cómo había empezado David, cada vez más cómodo. El sueño olímpico era cada vez más real y él estaba convencido”, desgrana. “La puedes liar. Si yo pude, tú puedes”, gritaba en Japón. Cinco años después, se volvía a liar.
El bronce en Río 2016, pese a que no guarda la medalla en ningún lugar especial (“hay que buscarlo, ahora está entre los calcetines”), es la victoria que Coloma siente más especial. Caso idéntico al de Valero y Tokio. Pese a que las casas no apostaban a su favor, ambos confiaban en sus posibilidades. “Tras el diploma de 2012 y la lesión en el hombro de 2013, que me tuvo un año parado, mi único objetivo era la medalla, y estaba convencido”, recuerda el primero. “Tras Río, donde fui 9º, sabía que se podía conseguir. Cuando vas a unos Juegos, un Mundial o una Copa del Mundo, no puedes ir pensando en que no puedes lograr la medalla”, el segundo.
“Yo tenía clarísimo que, si iba a los Juegos, era con las máximas garantías. Vi cómo había empezado David... el sueño olímpico era cada vez más real y él estaba convencido”
Sentados el uno junto al otro, descansan en la parte central del Titan Camp. La NEOM Titan Desert Saudi Arabia es su primera aventura en el desierto. Coloma, lejos de la cabeza de carrera, disfruta y Valero, pese a que llegaba para entrenar, lidera la general. “Me lo estoy pasando muy bien. Me está gustando mucho, mucho compartir experiencias con la gente, apartado del resto del mundo, con muchas horas encima de la bici, con tiempo para pensar y relajarte de todo el estrés”, dice Carlos, que asegura no guardarse ningún as bajo la manga. David, por su parte, domina las etapas “con un ritmo aceptable para estas alturas de pretemporada”. Su pedaleo, de facilidad insultante, embelesa. Está en Arabia, pero ya piensa en París. “Son cuatro días entrenando en buenas condiciones y tranquilos, que también lo necesitaba. Es un punto importante de cara a empezar el año de la mejor forma, enfocando todo un poco de cara a los Juegos”. “Sí”, responde a si ve posible otra medalla.
El BH para recuperar “la ilusión”
2022 ha sido un año “casi perfecto” para Valero, en plenitud física a sus 33 años. Para empezar agosto, lograba su primera victoria en Copa del Mundo, en Snowshoe (Estados Unidos); para cerrarlo, se colgaba la plata en los Mundiales, sólo por detrás de la leyenda Nino Schurter. Ningún español se subía a ese primer cajón desde 2012 y sólo uno había lucido preseas en los Campeonatos del Mundo. En ambos casos, José Antonio Hermida. En medio, siete top-10 en la Copa del Mundo, cuya general tuvo opciones de luchar hasta el último día. En 2020, había “perdido la ilusión” por rodar; ahora, terminará el año como primer clasificado del ranking UCI. Además, con una bicicleta española (BH), una combinación única en la historia. Tras el cambio, la aparición de Coloma. “Surgió la opción de ficharle. Necesité dos semanas para convencer a BH, porque suponía un esfuerzo, pero era una apuesta segura”, revela mientras el sol termina de esconderse. Los titanes deben descansar. Los olímpicos, también.