McNulty conquista ante Van Gils un GP Indurain pasado por agua

Desde los años 90 hubo un gigante entre mortales que circulaba por las carreteras de Villava y alrededores. Cinco Tour de Francia después, junto a muchas otras conquistas, esa leyenda del deporte español dio nombre a la carrera ciclista por excelencia de Navarra, conocido como GP Miguel Indurain. Este sábado tuvimos una nueva ración de esta preciosa cita, que estuvo acompañada de un precioso espectáculo en el tramo final, además de contar con altas dosis de épica por la lluvia. En estas condiciones, la experiencia es un grado, y fue lo que decantó la balanza en favor de Brandon McNulty, que impuso su pericia en el descenso para contrarrestar la ventaja que Maxim Van Gils había conseguido previamente subiendo. Con su cuarta victoria en 2024 (20ª del UAE, líder del año), el estadounidense bate su récord de triunfos en una misma temporada.

La 33ª edición de la prueba navarra se destapaba, como es habitual, como un aperitivo de lo más atractivo de lo que será la sucesión de clásicas de referencia del mes de abril. El recorrido ‘ardenero’ incluía cuatro ascensiones categorizadas, pero muchas otras subidas a lo largo de sus 198 km. Un territorio comanche que no daba tregua. Louis Leidert (Lidl-Trek), Jetse Bol (Burgos-BH), Txomin Juaristi (Euskaltel), Javier Serrano (Polti-Kometa), Jose María García (Illes Balears) y Julius Johansen (Sabgal) protagonizaron la fuga del día. Más tarde, Xabier Mikel Azparren (Q36.5) se unió para la causa, pero quedó descolgado en los últimos puertos.

Una falsa sensación de calma se instauró en el grupo de cabeza, merced a los casi 7 minutos de ventaja que llegaron a disponer respecto al pelotón. En el Alto de Lezaun (2ª), penúltima dificultad cetegorizada, la fuga se rompió, con Bol y Juaristi y Johansen en un duelo a tres bandas. Por detrás, a poco más de 1 minuto, tenían todo bajo control gracias al empuje del Israel y el Bora, sin embargo, fue el UAE quien encendió los petardos camino del Alto de Eraul. La aceleración de Fisher-Black acabó con los fugados y formó un pequeño grupo con Williams, Cepeda, Bagioli, Onley y la presencia española de Arrieta y Castrillo.

El asalto final, aderezado por el intenso diluvio que cayó durante muchos minutos, llegó en Eraul, pero nadie consiguió imponer su ley. Neutralizada esa pequeña avanzadilla a pie de puerto, Sivakov abrió un pequeño hueco desde las primeras rampas, pero tanto su movimiento como el posterior intento de Williams fueron en vano. Lo que nadie consiguió subiendo, McNulty lo logró bajando. Llegó con ventaja a los últimos repechos, pero ahí emergió Van Gils, resguardado todo el día para quitarle las pegatinas. Cuando todo parecía resuelto en favor del corredor del Lotto, la peligrosa bajada, con el piso muy encharcado, atenazó al belga, lo que aprovechó McNulty para darle caza y batirle en el esprint. Carrerón.

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