Los Oscars del ciclismo en 2025: una temporada histórica

En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a que el ciclismo esté muy ligado a series documentales, pero lo que se ha vivido en la temporada 2025 bien ha sido digno de formar parte de la gran pantalla. Cerca de concluir el año y de las nominaciones a la próxima gala de los Oscars (22 de enero), repasamos los mejores momentos que ha dado la última campaña ciclista con un toque cinematográfico. Luces, cámara y... ¡acción!

El feo, el bueno y el malo

No era John Wayne pegando tiros con su revólver. Aquí, había bicicletas. Y tampoco era una escena de acción del spaghetti western. Era el primer Monumento de la temporada ciclista, la Milán-San Remo, donde se vivieron los 25 km finales más trepidantes de todo 2025. Buena parte de culpa la tuvo, quién si no, Tadej Pogacar, que fue más ambicioso que nunca en la Classicissima, pasando a la acción desde lejos, en la subida a Cipressa. Solo dos titanes como Van der Poel y Ganna pudieron seguirle. Duelo a tres de pistoleros. Aunque el esloveno fue capaz de soltar al italiano y también al neerlandés durante unos segundos en el Poggio, finalmente todo se decidió en un esprint en el que Van der Poel remató la faena como mejor sabe: anticipándose en el momento oportuno. Tiro al blanco.

El cartero siempre llama dos veces

En ocasiones, los cambios de opinión pueden decidir tu destino. Mucho más si se mezcla con la perseverancia. Una situación que experimentó Pogacar en la Strade Bianche, carrera que en ediciones anteriores había convertido en su patio de recreo. Este año no fue una excepción, pero el esloveno dotó de una emoción imprevista a la carrera, cuando sufrió una dura caída en la parte final del recorrido durante una bajada. En ese momento, Pidcock, su único acompañante, pasó a liderar la Strade en solitario, pero la alegría le duró pocos minutos... Kilómetro a kilómetro, pedalada a pedalada, Pogi engulló la ventaja del británico, que percibió la furia incontrolable del esloveno y decidió esperarle. Un error fatal... En la empinada subida a Colle Pinzuto, Pogacar atacó y dejó clavado a Pidcock. Game over. La imagen del esloveno entrando a la abarrotada Piazza del Campo de Siena, lleno de heridas y con la equipación rota, es ya historia del ciclismo.

Juego de Tronos

Como si de los Siete Reinos de Poniente se tratara, los cinco Monumentos son territorios dominados actualmente por Van der Poel y Pogacar. Este último amenazó el coto privado del neerlandés en los últimos años, un ‘Infierno del Norte’ que estuvo a la altura de las expectativas. Pogi tuvo un estreno extraordinario en el tortuoso adoquín de la París-Roubaix, y tomando la iniciativa desde bien temprano fue seleccionando el grupo de cabeza a su antojo. Quienes pudieron seguirle la estela fueron Van der Poel y su compañero Philipsen, un dos contra uno que poco le importó al corredor del UAE. En el tramo final, el belga cayó de maduro, incapaz de mantener el ritmo de los dos titanes. Todo el mundo se frotaba los ojos: el desenlace soñado, con un mano a mano entre Van der Poel y Pogacar, iba a ocurrir. Sin embargo, nos quedamos a medias, con la inesperada caída de Pogacar a 38 km de meta, cuando tomó mal una curva en un sector de pavés. Pese a ello, la lectura fue positiva para años venideros: el trono de Roubaix está que arde.

El renacido

Pocas historias de redención se han visto en el ciclismo como la que firmó Simon Yates en el último Giro de Italia. No fue la furia de un oso la que estuvo a punto de acabar con su vida, como le ocurrió a DiCaprio en la gran pantalla, sino una descomunal ascensión de nombre Finestre. Deportivamente, la trayectoria del británico en la Corsa Rosa pareció quedar enterrada ahí, aunque se desquitó con su corona en La Vuelta. Siete años después, bien entrado ya en los 30, Yates le dio la vuelta a un Giro que tenía perdido en la última jornada decisiva, en el mismo lugar en el que Chris Froome le dio ‘sepultura’ en 2018. Atacando a un mundo de la meta, sin mirar atrás y con confianza, el del Visma dejó atrás a Del Toro y Carapaz con una ascensión memorable a la temible Finestre. Aprovechando el cortocircuito del mexicano, que fue incapaz de entenderse con un Carapaz que lo dio todo, Yates se coronó en Sestriere tras la inestimable ayuda de Van Aert en los últimos kilómetros. El éxito que tanto soñaba se hizo realidad.

Ahora me ves

Van Aert ya ejerció de ilusionista en el Giro de Italia, carrera en la que pasó a ser una sombra de sí mismo a dar un recital impresionante en la etapa del sterrato camino de Siena, donde se coronó por delante de Del Toro. Estas líneas bien podrían haberse titulado El Renacido, pero el belga tenía reservado su gran número final para el Tour de Francia. Allí, en una jornada épica bajo la lluvia que empapó las calles de París, Van Aert se marchó con Pogacar en los últimos kilómetros en una jornada que se había diseñado previamente, visto lo exitoso que resultó el experimento en los Juegos Olímpicos, para el lucimiento del esloveno. Y no fue así... En el último paso por la empedrada subida a Montmartre, Van Aert atacó con todo, con lo mejor que tenía, y dejó sentado a Pogi para conseguir la victoria. Un conejo de la chistera que nadie vio venir.

La Guerra de los Mundos

Un contexto sociopolítico inestable y controvertido. En esa difícil situación se desarrolló La Vuelta 2025, que resultó ser, por desgracia, una de las grandes más tristes de la historia del ciclismo. Las protestas en diferentes puntos de la geografía española contra la participación del equipo Israel PremierTech, por el conflicto armado que mantiene dicho país con Palestina, marcaron el correcto desarrollo de La Vuelta, que vio cómo en varias ocasiones se boicotearon etapas por parte de los protestantes. Más allá del memorable triunfo de Vingegaard en el regreso de la Bola del Mundo, las imágenes que dieron la vuelta al mundo y permanecerán en la retina de los aficionados para siempre fueron las del lamentable final que se vivió en la llegada a Madrid, donde todo terminó de forma abrupta con los corredores subiéndose a sus coches para abandonar las calles de la capital debido a la invasión de la carretera de los protestantes. El cierre habla por sí solo: el equipo Visma organizó en el parking de su hotel un improvisado podio final con neveras portátiles para que los tres primeros de la general y los ganadores del resto de maillots se marcharan de allí con un mejor recuerdo. Ver para creer.

Top Gun

Igual de inconformista y veloz que Maverick en Top Gun, solo que en tierra firme... A Remco Evenepoel no le sirvió con colgarse el oro por tercer año consecutivo en el Mundial de ciclismo de contrarreloj, sino que quiso pulverizar los tiempos en la línea de meta de Ruanda. Esa furia incontrolable, con la que pudo maquillar una temporada 2025 con más sombras que luces, le llevó a protagonizar uno de los momentos más espectaculares del año, y que por derecho propio forman ya parte de la hemeroteca de este deporte. En la parte final del recorrido, el belga no solo dio caza a Pogacar, que había tomado la salida 2 minutos antes que él, sino que le dobló con facilidad en un repecho, terreno predilecto del esloveno. Unos segundos que dieron la vuelta al mundo y que forman parte de una de las mejores actuaciones de la historia en una contrarreloj.

Solo en casa

Para bien o para mal, eso ya va en la interpretación de cada uno, Pogacar acostumbra a cumplir el guion previsto. No especula, ni improvisa. Es actor de una sola toma. Y lo suele clavar. Un año después de coronarse por primera vez campeón del mundo en su carrera, con un primer ataque a 100 km de meta, el esloveno ejecutó el mismo plan en Ruanda, calcando prácticamente la distancia. Muy poco pudieron resistir su envite tanto Del Toro como Juan Ayuso, por lo que Pogacar inició una travesía de un par de horas en solitario para enfundarse su segundo maillot arcoíris. Como mejor sabe, como a él le gusta: ‘Solo en casa’.

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