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CICLISMO

Las ciclistas afganas defienden en los Alpes su libertad para competir

La localidad suiza de Ainge, sede de la UCI, acoge el campeonato de ciclismo en ruta de Afganistán, vetado en su país por la llegada de los talibanes.

EFE
Las ciclistas afganas defienden en los Alpes su libertad para competir
GABRIEL MONNETEFE

Jóvenes ciclistas afganas disputaron este domingo en la localidad suiza de Aigle, sede de la Unión Ciclista Internacional (UCI), el campeonato de ciclismo en Ruta de su país, una prueba que debido a la llegada al poder de los talibanes no puede celebrarse en Afganistán, donde las mujeres, retiradas de la esfera pública, también han dejado de poder hacer deporte. Las 50 corredoras, todas ellas residentes fuera de su país, posaron con la bandera negra, roja y verde del Afganistán derrocado por los talibanes antes de partir con sus bicicletas desde la misma sede de la UCI para disputar una carrera de 57 kilómetros, con sólo 72 metros de desnivel pese a discurrir por parajes alpinos.

Entre las participantes, Masomah Alizada, de 26 años y residente en Lille (Francia) desde 2017, expresaba su deseo de que este campeonato mande a las mujeres afganas el mensaje de que “no están solas”, y a la vez advierta al mundo que tiene que responder a la represión que las afganas sufren con algo más que con palabras. ”Desafortunadamente para las mujeres de Afganistán el deporte hoy día está prohibido, y las niñas con lo que sueñan hoy es con poder ir a la escuela, competir es ya algo completamente impensable”, comentó a Efe la corredora, quien afirma que tras practicar varios deportes optó por dedicarse al ciclismo “porque sobre la bicicleta, corriendo por las calles de Kabul, me sentía muy libre”.

“Esperamos que esta carrera mande un mensaje, el de que el mundo debe ayudar a las mujeres de Afganistán con algo más que palabras, no nos basta que nos digan que están tristes por nosotras”, añadió Alizada, la menor de tres hermanas que compiten hoy en el campeonato y la única que ha disputado unos Juegos Olímpicos (Tokio 2020). Su hermana Zahra mostró también felicidad por poder disputar el campeonato, aunque tenga que ser lejos de su país, y sobre todo por poder reunirse con algunas de sus compañeras deportistas, ya que a algunas de ellas, debido a las dificultades que vive su país, llevaba cinco años sin poder verlas. ”Esta carrera es muy importante, porque si la compartimos en las redes sociales las mujeres que permanecen en Afganistán sabrán que aún existe esta competición, y que es posible todavía hacer deporte para las afganas, aunque tenga que ser en otros países. Les dará esperanza”, manifestó a Efe.

“Es un mensaje de esperanza”

De las 50 competidoras hoy (22 en categoría absoluta y 28 en sub-23) 22 residen y entrenan en Italia, 11 en Suiza, 10 en Canadá, cuatro en Francia, dos en Alemania y una en Singapur. Muchas de ellas tuvieron que vivir una auténtica odisea para salir de su país tras la llegada de los talibanes al poder, algo que consiguieron tras meses de trámites e intentos fallidos de evacuación, en los que estuvo involucrada la UCI y políticos de diversos países, entre ellos Estados Unidos, Canadá o Francia. ”Primero intentamos sacarlas en autobús a la vecina Tayikistán, y cuando tres buses estaban ya en la frontera el permiso fue denegado, por lo que se tuvo que hacer por vía aérea, sin controles y en medio de la nada”, relató a Efe el presidente de la UCI, David Lappartient.

El máximo responsable de la UCI fue condecorado este sábado por autoridades del Afganistán anterior a los talibanes por sus esfuerzos por mantener el deporte femenino afgano. “Este campeonato, más que una competición deportiva, es un mensaje de esperanza a las mujeres de Afganistán, a las que les decimos así que seguimos acordándonos de ellas, diciéndoles que hacer deporte aún es posible y que esperamos que un día la carrera pueda regresar a territorio afgano”, añadió Lappartient.