Hat-trick de Van der Poel antes de chocar con Van Aert

Lo finiquita cuando y como quiere. El primer día, en Zonhoven, para dejar claro que el campeón del mundo había llegado, sentenció la carrera en 1:25 minutos. El pasado lunes, ya sin la necesidad de abrumar con su presentación, ganó sin un golpe de efecto tan grande, pero con autoridad, marchándose en el ecuador de la prueba. Este jueves, en la Copa del Mundo de Gavere, Mathieu van der Poel amarró su hat-trick en lo que va de temporada, tres victorias en tres carreras, de nuevo, sin forzar en exceso. Sin ningún gran cambio de ritmo, abrió brecha en la tercera vuelta para empezar su habitual contrarreloj sobre el barro. Hasta contemporizó y se permitió “varios errores” en el tramo final. Seguramente, pensando en este viernes, en el Exact Cross de Loenhout, donde chocará por primera vez este curso con Wout van Aert. El gran duelo. La única opción, a día de hoy y con permiso de Tom Pidcock, de que las carreras de ciclocross no sean un monólogo.

Tras dos días de parón por Nochebuena y Navidad, un respiro en el atracón de barro habitual por estas fechas, todo se retomó en el punto exacto en el que se había dejado. En un circuito muy duro, en una carrera de siete vueltas y que se fue hasta la hora y cinco minutos para Van der Poel, el holandés partió desde la segunda fila, tras un Felipe Orts que, esta vez, no pudo estar en la zona noble (terminó 19º). Un borrón en medio de un año, hasta el momento, maravilloso. Gavere, con mucho desnivel y un suelo espeso y pegajoso, no se adapta a las condiciones del español, que, además, no tuvo la mejor salida posible. En las primeras (y muchas) curvas tras el pistoletazo inicial, Orts ya perdió muchas posiciones. En esos primeros instantes, también, Van der Poel ya empezó a cimentar su triunfo.

Tras un minuto y medio de carrera, el campeón del mundo era quinto. Ganó puestos con mucha facilidad en medio de un caos con el que, al final, también se terminaría topando. En cada vuelta, casi todos los corredores pasaron por boxes. Un infierno con algunas zonas que, por su pendiente lateral, parecían un velódromo de barro. Al completar el recorrido por primera vez, dos holandeses, el propio Van der Poel y Pim Ronhaar, y dos belgas, Michael Vanthourenhout y Thibay Nys, se distanciaban en cabeza, con siete segundos sobre el resto. El podio se quedó en ese grupo, con el tercer puesto para el vigente campeón de Europa, un Nys que llegó a tocar el suelo, y el segundo para Vanthourenhout, que terminó intimidando al jefe.

“Se me hacía cada vez más difícil en cada vuelta. Además, no estaba lo suficientemente concentrado, así que empecé a cometer muchos errores. Estaba un poco molesto conmigo mismo, así que me alegré de cruzar la línea de meta. Siempre es una carrera difícil. Quería intentar ganar lo mejor posible sin que la diferencia fuera demasiado grande. Michael (Vanthourenhout) estaba bastante fuerte atrás, así que me hizo esforzarme hasta la línea de meta", aseguró Van der Poel en su llegada. Pese a ello, el holandés, que a diferencia de sus rivales finalizó con los calcetines y el maillot prácticamente libres de barro, fue recibido por los aficionados con una ola. Su quinta victoria en Gavere, 165ª en total. La próxima, con Van Aert delante, tiene un precio más alto.

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