El Visma y un ‘mal fario’ desde el triplete en La Vuelta
A partir del triplete histórico en La Vuelta 2023, todo se torció en el equipo: salida de Roglic, problemas de patrocinador, duras caídas... y algún destello.
El pasado 17 de septiembre, en el podio de Madrid tras La Vuelta, quedó para el recuerdo una imagen que será imposible de olvidar: tres corredores del mismo equipo ocupando los tres puestos del podio. Y, tal vez, la foto más impresionante sucedió en el Hipódromo de Las Rozas, escasos minutos antes de partir en al 21ª y definitiva etapa de la ronda española en su edición de 2024. Sepp Kuss, conquistador por sorpresa de La Vuelta, Jonas Vingegaard, segundo, y Primoz Roglic, tercero, bajaron del autobús del entonces Jumbo, actual Visma, con tres maillots distintos: rojo, amarillo y rosa, respectivamente. Es decir, el de sus conquistas en Vuelta, Tour y Giro. De otro mundo y algo nunca visto: un mismo equipo y con tres corredores distintos triunfando en las tres grandes vueltas de la misma campaña, con el colofón del podio junto a la Cibeles madrileña. Fue el último gran día de alegría del Visma hasta el momento. Desde entonces, todo cambió, y no para bien precisamente.
Para empezar, llegó una baja pronunciada: Primoz Roglic al Bora. La Vuelta acabó el 17 de septiembre y antes de acabar el mes, el esloveno anunciaba que se iba tras ocho temporadas. ¿Influiría lo vivido en La Vuelta, donde el esloveno buscaba su cuarto éxito y se tuvo que ‘conformar’ con ser tercero? Obviamente todo sumó, y es que el propio Kuss habló de una “conversación fuerte” tras el Angliru, donde sus compañeros le dejaron atrás. Esa noche marcó un antes y un después. Roglic ya supo que no podría ganar La Vuelta, los planes cambiaron y buscaba nuevos retos. El 30 de septiembre, en el Giro dell’ Emilia, donde anunció su adiós en la salida, en la meta entró el primero alzando los brazos. Una despedida inmejorable.
De esta forma llegaba el invierno, la infructuosa fusión con el Soudal y el equipo que había hecho historia ganando las tres grandes vueltas de la misma temporada se encontraba sin un segundo patrocinador, porque Jumbo se marchaba después de haber “amortizado” todo este tiempo. Apareció Lease a bike para dar el segundo nombre y también llegaron las nuevas caras al Visma (nuevo nombre principal), especialmente la de Jorgenson, procedente del Movistar, que desde el primer día dio resultado, logrando victorias como A Través de Flandes y, sobre todo, una París-Niza. Palabras mayores. Un buen resultado (acarició el Dauphiné también) y grandes sensaciones de un equipo que planificó ir con Van Aert al Giro, Vingegaard (de líder) y Kuss al Tour, y Kuss (al frente), Van Aert y, probablemente, Vingegaard a La Vuelta. Todo saltó por los aires, especialmente desde el 27 de marzo.
Caídas, lesiones, quirófano...
Ese día, en A Través de Flandes, Wout van Aert sufrió una aparatosa caída en la clásica belga. Rotura de clavícula, problemas en las costillas, en el esternón… es decir, temporada de clásicas terminada, con la París-Roubaix a la vuelta de la esquina, y el Giro de Italia, que era un gran objetivo de cara a conseguir etapas, también estaba próximo en el calendario. Pese a que esperó unos días, el Visma no puedo evitar lo inevitable: sin Giro de Italia. Tocaba cambiar de planes, y casi sin tiempo para ello llegó el gran golpe de la temporada. En la tarde del 4 de abril, camino de Legutio, se disputaba la cuarta etapa de la Itzulia. Una curva en descenso y una caída que marcó un antes y un después en la temporada. Numerosos implicados, varios ellos de diversa gravedad, y Jonas Vingegaard uno de los grandes damnificados.
El campeón del Tour de Francia pasó doce días ingresado en Vitoria, llegó a pasar por la UCI para ser vigilado de un neumotórax y ser operado de una fractura de clavícula. Un cambio de planes y un Tour de Francia en el aire. Lo que está claro que, en caso de llegar, la preparación no sería la idónea ni mucho menos la planeada, no pudiendo estar en carreras como el Dauphiné. Luego llegó el Giro, y a mitad de carrera el equipo, mermado, ya contaba con tan solo cuatro corredores de los ocho que arrancaron. Laporte, Gesink, Kooij y Uijtdebroeks, la baza para la general, poco pudieron hacer (Kooij al menos se llevó una volata) en la ronda italiana, alargando los días de agonía que, indirectamente, y salvo destellos, empezaron una noche de septiembre. Llegó el Dauphiné, carrera que estaba prevista en el calendario de Vingegaard pero a la que no pudo acudir por su accidente. En la ronda francesa hubo una montonera que afectó a una treintena de corredores... y dos Visma fueron los más perjudicados: Van Baarle y Kruijswijk. Ambos, con diversas fracturas, se pierden un Tour en el que iban a estar. Casi todo sale cruz. Por suerte para ellos, todavía queda mucho tiempo, año y carreras para revertir la situación.
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