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CICLISMO | MILÁN-SAN REMO

Duelo monumental en Milán-San Remo entre Pogacar y Van der Poel

Pogacar, tras su exhibición en la Strade Bianche, y Van der Poel, que debuta en la temporada, se presentan al primer Monumento del año como máximos favoritos.

Tadej Pogacar rueda en solitario.
MARCO BERTORELLOAFP

Entre el tedio y el éxtasis. Ese es el contraste tan especial que desprende la Milán-San Remo. Más de cinco horas en las que sucede poco o nada, seguidas de unos últimos kilómetros que quizás sean los más emocionantes de toda la temporada. Así es la Classicissima, primer Monumento del calendario que en este 2024 celebra su 115ª edición (09:50h, Eurosport 2) con sus ingredientes habituales. También saldrá adelante con algo de suspense, después de que un cambio de recorrido fuese una opción casi hasta última hora por culpa de unos desprendimientos de tierra en la carretera costera entre Noli y Finale Ligure.

Finalmente, los corredores deberán enfrentarse a un trazado de 288 km, con salida en Pavia y llegada a la icónica Vía Roma de San Remo, que incluye sus tradicionales atractivos. El Passo del Turchino (2,4 km al 5,8% de media), ubicado en el ecuador de la carrera, será la primera dificultad. Una vez superada, el mar Mediterráneo acompañará a los corredores hasta la traca final: los ‘capi’ (Mele, Cervo y Berta), que harán una labor silenciosa de desgaste, la Cipressa y breve llaneo hasta la célebre subida al Poggio (3,7 km al 3,9% y máximas del 8%). Fue precisamente ahí donde el año pasado hubo dos corredores que pulverizaron el récord de la subida a un promedio salvaje, superior a 38 km/h, que también en esta ocasión parten con la etiqueta de máximos favoritos: Tadej Pogacar y Mathieu van der Poel.

Los contextos de uno y otro para esta cita son muy diferentes. Van der Poel debuta en esta temporada, mientras que Pogi viene de arrasar en la Strade Bianche. Su cabalgada en solitario de 81 km, incluso, le valió los elogios del neerlandés en redes sociales: “Tío, me estoy asustando un poco”. No obstante, lo cierto es que los múltiples ataques que ha lanzado hasta ahora Pogacar en el Poggio no han tenido el efecto deseado. Hombres como Ganna, Van Aert (ausente este año) y los dos últimos campeones, Mohoric y Van der Poel, resistieron sus embestidas.

“Estoy emocionado por la Milán-San Remo. La meta no está muy lejos de donde vivo en Mónaco, así que conozco bastante bien la última parte de la carrera y las subidas finales. Como hemos visto antes, esta carrera es una de las más difíciles de ganar y puede terminar con muchos resultados. Es una carrera que nos encantaría ganar”, explicó Pogacar en los días previos, entusiasmado con la idea de tachar de la lista uno de los Monumentos que faltan en su palmarés (el otro es París-Roubaix). “Ha vuelto a impresionar, pero no estoy asustado. Fue un castigo, pero no me sorprendió. Todos sabemos de lo que es capaz. No se puede comparar con la carrera del sábado. Es el favorito, como en todas las carreras en las que participa. Pero aquí es mucho menos fácil sorprender con una escapada en solitario”, analizó Van der Poel en rueda de prensa, en la que sentenció: “Si puedo ganar un monumento sin ritmo, es Milán-San Remo”. Aviso a navegantes.

Vida más allá de los velocistas

Un peldaño por debajo del dúo protagonista nos encontramos una lista de aspirantes de primerísimo nivel. En caso de éxito, no podría catalogarse como excesiva sorpresa un triunfo de Laporte, Mohoric, Pedersen, Ganna, Pidcock, Girmay o Matthews, además de una potente nómina de velocistas que encabezan Philipsen, Kooij, Milan, Van Poppel y Démare. Eso sí, en los últimos años, las volatas brillan por su ausencia, ya que hay que remontarse a la victoria de Démare en 2016 para ver un desenlace en forma de esprint masivo. La Classicissima, mucho más que la ‘carrera de los velocistas’…

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