Alejandro Martínez y una hazaña de tres meses para llegar al Mundial

El Ballerup Super Arena de Dinamarca será un punto de partida para los especialistas de la pista, ya que bajo su techo se iniciará un nuevo ciclo olímpico de cara a Los Ángeles 2028 con los Mundiales de Pista (16 al 20 de octubre). Pero también lo será, en particular, para Alejandro Martínez (26 años), que hace dos años deslumbró en el velódromo de Saint-Quentin-en-Yvelines (París) al convertirse en el primer español en bajar de 1 minuto en la prueba del kilómetro contrarreloj, lo que le sirvió para colgarse el bronce mundial. Ahora, la situación es muy distinta para el pistard alicantino.

“Mis sensaciones son una incógnita. Llevo seis meses sin competir, y la mitad de tiempo sin entrenar. Ha sido la preparación más fura de mi vida porque me preparé este Mundial en tres meses, dos de ellos en pista. Es casi un milagro poder estar aquí, es un premio”, confiesa Martínez a AS desde su hotel, días antes de volver a sentirse ciclista sobre la madera de pino siberiano, en la que estará este miércoles en la prueba de velocidad por equipos. Y es que para llegar hasta aquí, Alejandro sufrió un calvario a lo largo de este año. De tocar el cielo a bajar a los infiernos, del bronce mundial a desaparecer por culpa de una hernia lumbar con la que a día de hoy todavía tiene que lidiar: “Es un calvario. Optamos por una rehabilitación conservadora, fisioterapia, trabajo menos invasivo… Fui al Campeonato de España en febrero y no duré ni una prueba de los dolores que tenía en las piernas. Ahí decidí parar. Aparte de lumbalgia, tenía una ciática crónica. Empecé con síntomas en la cadera en el Mundial del año pasado. A partir de ahí te planteas todo. Realmente no sabes qué hacer”.

En un ejercicio de sinceridad, Alejandro detalla un problema que va mucho más allá de lo físico, de lo deportivo: “Entré en una depresión y una ansiedad exageradas. Niveles extremos. Me quedaba en casa encerrado, no hablaba con nadie, no veía a mis amigos. Nadie comprendía mi situación. Un día decidí ponerme a entrenar. ‘Compito, o sufro en silencio’, me dije. Cuando empecé a entrenar todo mejoraba. Me sentía bien, feliz”. Tres días después de su participación en el Mundial, Martínez se someterá a una microcirugía para descomprimir el nervio ciático con la esperanza de poner fin a sus problemas, lo que le permite mantener el optimismo en el futuro a corto y medio plazo: “Si he sido capaz de rendir casi sin saber que tenía esto, qué seré capaz de hacer cuando me lo quite. En tres semanas quizás pueda estar montado otra vez en la bici. Si pensase que no estoy para correr sería el primer en decírselo al seleccionador. En mi cabeza no hay limitaciones, me ayudará mentalmente competir en este Mundial”.

Rey Lavreysen

Aunque en los últimos Europeos se vieron “tiempos humildes”, Alejandro también reconoce que la situación en estos Mundiales será bien distinta. La culpa, en buena parte, la tiene la presencia de la gran estrella de los velódromos, un Harrie Lavreysen que en Ballerup coincidirá con el español en el kilómetro contrarreloj. “Es el kilómetro más complicado de siempre, aunque solo sea por Lavreysen. Le veo haciendo cuatro oros en este Mundial”, apunta el alicantino, que deposita buena parte de las esperanzas de la delegación española (el propio Alejandro y un ausente Albert Torres son las únicas medallas de los dos últimos Mundiales) en la veteranía de Sebastián Mora: “Confiaría en Mora, en cualquiera de las pruebas, siempre está ahí. Quizás no llega en su mejor momento, pero en el fondo puede pasar cualquier cosa. Siendo realistas, es la baza de España. Del resto, hay un grupo de chavales jóvenes y la ambición tiene que ser mejorar marcas por equipos. Todos tenemos que aprovechar la opción de que es un año postolímpico porque puede pasar cualquier cosa. Se nota la ausencia de grandes corredores de la carretera, así que oportunidades se van a dar”. Abran pista.

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