Talento joven en el deporte… y en la energía

Con el impulso de Gas Verde, Sí, una nueva alternativa energética irrumpe con fuerza en el panorama nacional, al igual que una generación de promesas del deporte dispuesta a marcar una nueva era.

Talento joven en el deporte… y en la energía
Kepa Conde
Redactor de Branded Content. Graduado en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos, cursó el Máster de Periodismo EL PAÍS y realizó las prácticas en la sección Fútbol de As.com. ¿Su pasión? Viajar, descubrir y contarlo.
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Cada generación tiene sus referentes, sus iconos en formación. Nombres que empiezan a sonar con fuerza, que despiertan ilusión y que apuntan alto. En el mundo del deporte, las jóvenes promesas representan no solo talento, sino también esperanza, esfuerzo, y visión a largo plazo. Son los que, con perseverancia y convicción, se preparan para dar el salto.

Y, al igual que ocurre en las pistas de atletismo o sobre la cancha, el futuro energético de España también se está escribiendo con nuevas promesas. El gas verde, una energía limpia, asequible y viable, se perfila hoy como uno de esos nombres que, aunque ahora empiece a sonar con fuerza, está llamado a jugar en las grandes ligas de la sostenibilidad. Y ahí participa Gas Verde, Sí.

¿Y qué es Gas Verde, Sí? Se trata de una plataforma impulsada por una alianza de productores y distribuidores de gas, organizaciones agrarias, representantes del mundo rural, instaladores de soluciones térmicas y grandes sectores industriales. Su propósito es promover el gas verde o biometano en España como una alternativa energética limpia, realista y necesaria para avanzar hacia un modelo más sostenible e independiente.

Una generación que empuja fuerte

María Vicente (23 años), campeona de Europa sub-20 en heptatlón; Pau Cubarsí (17), central del FC Barcelona que ya ha debutado con la selección absoluta; y Mireia Hernández (23), una de las joyas emergentes de la natación sincronizada española, son algunos ejemplos de una nueva hornada de deportistas que no solo destacan por sus marcas, sino por una ética de trabajo que habla del futuro con fundamentos.

Esa base sólida es precisamente lo que el gas verde representa en el panorama energético actual.

Talento joven en el deporte… y en la energía

Promesa que juega en el presente

El gas verde o biometano es una fuente de energía renovable producida a partir de residuos orgánicos. ¿Su principal ventaja? Que no exige cambios bruscos ni inversiones costosas por parte del ciudadano. Puede utilizarse a través de las infraestructuras actuales, como las calderas ya instaladas y los más de 80.000 km de redes de distribución existentes en España.

“Los españoles no tienen que hacer NADA para beneficiarse del gas verde en sus hogares”, explican desde la plataforma Gas Verde, Sí. Y es que esa es la esencia de esta energía: facilitar la descarbonización sin interrumpir la vida cotidiana, sin costes ocultos, sin esfuerzos extra.

Además de su impacto sostenible, la gran baza del gas verde está en su fácil adopción. Para el usuario, no hay diferencia en el uso: su caldera funcionará igual. No habrá cambio alguno. ¿El coste de esa transición? Cero euros, siempre que ya tenga una instalación de gas. Las ventajas son, pues, más que evidentes. En un momento en que otras alternativas, como la electrificación con aerotermia, implican hasta 20.000 euros en reformas por vivienda, el gas verde tiene la capacidad de democratizar la sostenibilidad.

España va camino de convertirse en una potencia europea en gas verde —es el tercer país del continente con mayor capacidad para producirlo—, pero actualmente apenas contamos con una decena de plantas frente a las cientos de Francia, Alemania o Italia.

Parar no es opción

Al igual que las jóvenes promesas del deporte entrenan cada día para estar listas cuando llegue su momento, el gas verde necesita ahora ese empujón institucional y social que lo catapulte al lugar que merece dentro del mix energético nacional.

¿Por qué? Porque ya no se trata solo de elegir entre opciones limpias. Se trata de contar con una alternativa estable —no depende del sol ni del viento—, almacenable y gestionable. Una fuente de energía que, además, ayuda a la economía circular aprovechando residuos orgánicos y que puede contribuir con fuerza a la independencia energética del país.

Talento joven en el deporte… y en la energía

Ventajas sin letra pequeña

Mientras que otras soluciones energéticas requieren obras o instalaciones de hasta 20.000 euros, el gas verde puede integrarse con coste cero en hogares que ya cuentan con caldera. De hecho, su impulso podría ahorrar hasta 29.000 millones de euros a las familias españolas de aquí a 2040.

Pero sus beneficios no terminan ahí:

  • Reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Aporta soluciones sostenibles al tratamiento de residuos.
  • Genera empleo rural y apoya al sector primario.
  • Permite una transición energética más justa y plural.
  • No requiere costosas infraestructuras nuevas.

Y quizás lo más importante: no exige renuncias ni sacrificios. La sostenibilidad no tiene por qué estar reñida con la comodidad.

Inspiración para un país que mira al futuro

En los centros de alto rendimiento y clubes locales, miles de jóvenes como María, Pau y Luna entrenan cada día con la mirada puesta en lo más alto. Ellos no esperan que el futuro llegue: lo construyen. Lo mismo debe ocurrir con la energía.

La sostenibilidad no puede depender solo de la meteorología ni de los avances tecnológicos a 30 años vista. Debe apoyarse en soluciones realistas, disponibles y escalables. Soluciones como el gas verde.

Y al igual que con las promesas deportivas, necesitamos una red de apoyo: instituciones que faciliten su despliegue, empresas comprometidas con su uso, ciudadanos informados que entiendan su valor. Porque nadie llega a lo más alto solo.

Talento joven en el deporte… y en la energía

El partido empieza ahora

Hay algo profundamente simbólico en comparar el despegue de estas jóvenes figuras del deporte con el empuje que necesita el gas verde. Ambos casos hablan de futuro, pero también de presente. De esfuerzo, pero también de oportunidad. De la necesidad de mirar más allá del corto plazo.

Porque mientras los jóvenes del deporte apuntan a próximos triunfos, el gas verde se prepara para algo igual de ambicioso: liderar la transición energética de un país que ya no quiere depender del exterior ni seguir pagando la factura climática.

No se trata de elegir entre futuro y presente. Se trata de entender que las promesas de hoy —en el deporte y en la energía— son también las certezas del mañana.

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