Triunfos que no enseñan
El Unicaja vuelve a pasearse en BCL, esta vez ante Karditsa en Grecia, un trámite para el equipo malagueño antes de recibir al Barça.

El Unicaja continúa su recorrido en la Basketball Champions League con una sensación agridulce. Gana, convence y domina, pero apenas encuentra oposición. Este martes, en Grecia, volvió a imponer su jerarquía con una victoria cómoda frente al Karditsa (55-72), un resultado que reafirma su condición de favorito y lo consolida como líder del grupo. Sin embargo, esa excesiva facilidad puede volverse peligrosa. El partido en el Giannis Bourousis Hall se desarrolló sin tensión. Para el conjunto local, era un acontecimiento histórico: su primer duelo internacional en casa. En las gradas se respiraba entusiasmo, pero en la pista el desequilibrio fue evidente desde el primer cuarto. El Unicaja, con la serenidad del que sabe que no corre peligro, marcó el ritmo y se distanció rápidamente en el marcador. Rápidamente se movió entre los 15 y 20 puntos y a desarrollar un entrenamiento con público.

En definitiva, un trámite tan sencillo que es difícil rascar aspectos positivos. Empezó concentrado el equipo de Ibon, superior en todos los aspectos. Kendrick Perry dirigió con autoridad, Tillie aportó una racha anotadora que rompió el partido y James Webb encadenó algunas positivas, como en el final de Gran Canaria. Sin Balcerowski, que se quedó en Málaga, Sulejmanovic compensó la rotación en el cinco. Al descanso, el marcador (22-40) ya mostraba la diferencia de nivel entre ambos equipos. En la segunda mitad, el Unicaja mantuvo el control sin necesidad de forzar. Hubo incluso momentos de desconexión, con fases de relajación lógicas de un equipo de su jerarquía. Navarro, atento, detuvo el partido en un par de ocasiones para exigir concentración e intentar seguir construyendo.

La fase inicial de la BCL no ofrece grandes estímulos para un equipo que viene de dominar tanto, pero sí permanece ese suelo competitivo de respetar estos contextos. Ya ocurrió la semana pasada ante el Mersin, al que venció por 31 puntos, y volvió a repetirse en Grecia. Este tipo de partidos, sin presión ni oposición real, no permiten medir el verdadero nivel del grupo. El reto del Unicaja será saber canalizar estos partidos con poco esfuerzo de cara al fin de semana. Se mantiene como líder en solitario de grupo y llegará con moral al próximo compromiso de Liga Endesa ante el Barcelona en el Carpena (domingo 19:00 horas), ante un conjunto azulgrana que recorrerá 13.000 kilómetros esta semana y de momento viene de dominar al Maccabi en Belgrado (71-92). El equipo malagueño demuestra que está varios escalones por encima de la mayoría en esta competición, pero también que su mayor desafío no está en ganar, sino en seguir sintiendo la necesidad de hacerlo.
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