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MUNDIAL | EDICIÓN 2023 | CUARTOS

Shai se eleva, Doncic se desespera

Triunfo total de Canadá al apoyarse en Shai Gilgeous-Alexander (31+10) para vencer a la Eslovenia de un Doncic desquiciado. Los americanos, contra Serbia para llegar a la final.

Luka Doncic, Canadá - Eslovenia, Mundial Baloncesto
Luka Doncic, Canadá - Eslovenia, Mundial BaloncestoMARK R. CRISTINOEFE

Canadá estará en la penúltima ronda del Mundial de baloncesto. Ha dejado en el camino en los cuartos de final a la Eslovenia de Doncic. Un enfrentamiento cacareado entre Luka y Shai, dos estrellas de la NBA (de hecho han compartido el mejor quinteto de esta temporada), que no dejó indiferente a nadie. Porque uno terminó el encuentro en la cancha, ejerciendo el poder que tiene en sus manos, y el otro utilizó un recurso del todo polémico para justificar que su selección no daba más de sí. Los eslovenos cedieron 100-89 después de un último cuarto desdibujado, con expulsión de Brooks y el propio Doncic (los dos se fueron con doble técnica), en el cierre de las eliminatorias de cuartos. Los canadienses, por su parte, se preparan para batallar contra la recalcitrante Serbia de Pesic.

Con una defensa preparada sobre Doncic comenzó esta cita. Poco romántica, más leñera. Brooks iba a ser el principal encargado de intentar desestabilizar al icono de Liubliana. Por lo civil o lo criminal, en lo físico y en lo mental. Le llegó a sacar una técnica en el primer cuarto. Pero ese intento por secar a Luka no salió redondo. En los 17 minutos que jugó en la primera mitad se fue hasta los 17 puntos, combinando eso con las buenas decisiones habituales que toma cuando la defensa se cierra sobre él y tienen que asestar los golpes sus compañeros. 10/17 en triples para el equipo europeo hasta el descanso. La actuación de los primos Gilgeous-Alexander y Alexander-Walker, aportando 23 de los 50 puntos canadienses, se vieron sólo como contrapeso a lo logrado por Doncic. Teniendo todo abierto, con acierto por doquier y con mucho que ganar, todo apuntaba a una segunda mitad de total psicosis.

Sólo había dos opciones: o aguantar hasta el final con un partido igualado o ver que uno de los dos se caía por el camino. Ocurrió lo segundo. El punto físico que le imprimió Canadá a este choque lo haría decantarse hacia su lado de la balanza. De eso era de lo que se quejaba, en primer turno, Luka Doncic: mucho golpeo, pocas faltas. Eslovenia recibió 29 en los cuarenta minutos por las 21 que se señalaron a los americanos.

La paridad no fue suficiente para el astro de los Mavericks. Eso le llevó, medio minuto después de ver que a Dillon Brooks tampoco le iban a pasar una más, a dirigirse a los árbitros en enésimo gesto de protesta por los contactos. Los colegiados le expulsaron por doble técnica cuando aún restaban 6:37 en el reloj de partido. Luka ya se había dirigido al palco de autoridades, donde están los mandamases de la FIBA, haciendo el gesto del dinero como si el espectáculo estuviera comprado; al verse expulsado se giró de nuevo y aplaudió de manera irónica.

Tras tan desconcertantes acontecimientos, sobre todo para los compañeros eslovenos que veían la función en primera fila, a la selección europea le quedaba remar con fuerza sin el que más le imprime. Seis minutos que se hicieron largos sin su mayor anotador, con 26 puntos, teniendo que remontar 15. Porque además Luka se fue en el peor momento. Canadá había apretado fuerte entre el tercer y cuarto periodo.

Son los grandes jugadores los que podían hacer este Mundial grande. Los que están, los que no se han bajado. Luka Doncic y Gilgeous-Alexander son dos de esos estandartes. En su enfrentamiento el jugador de los Thunder no ganó metiendo la cabeza sobre la línea de meta, lo hizo con autoridad. Con ello sube la apuesta para ser nombrado como mejor jugador del campeonato. Los 24 puntos de Barrett, clave para escaparse después del descanso, o los 14 que aportó Brooks antes de su descalificación ayudaron a los del español Jordi Fernández -bravo por él tras asumir este imponente reto- a verse por encima de su oponente, que no renunciaba a nada con o sin estrella, pero Shai puso la sentencia. Con la tranquilidad que le caracteriza: recto, usando la estabilidad de su cuerpo para desequilibrar al otro, tranquilo, metódico, confiado, cerrando como lo hacen -por recalcarlo de nuevo- los grandes. 8/12 en tiros en juego para sus 31 puntos y también 10 rebotes, un doble-doble coronado con una acción a tres minutos del cierre. Él solo apagó los estertores de Hrovat o Prepelic, que acabaron aceptando la superioridad del joven torontoniano.

De los americanos participantes en el Mundial sólo quedan ellos y Estados Unidos, la gran superpotencia. ¿Es hora de ganar al hermano mayor? Es una oportunidad de oro para conseguirlo.