Sigue la sangría en la cantera madridista con Ismaila Diagne

El camino lógico, aunque a muchos no les guste, parece ser el que lleva de Europa a Estados Unidos a los jóvenes canteranos, proyectos de estrellas del baloncesto en el Viejo Continente. Y pocas canteras lo sufren tanto como la del Real Madrid. Algo que habla bien de cómo se trabaja en el club blanco, puesto que son mucho los jugadores que dan el salto y eso indica un importante nivel baloncestístico. Pero claro, eso no puede ser un consuelo para ningún equipo, que ve cómo sus jóvenes promesas se marchan en manada a probar suerte al otro lado del Atlántico.

El último en confirmar esta tendencia ya claramente establecida es Ismaila Diagne. El pívot senegalés (17 años, 2,14 metros) ha escrito una carta que ha compartido en sus redes sociales en la que se despide de su “segunda casa durante los últimos 5 años”. Se va después de haber cumplido su sueño, “debutar algún día con el primer equipo”. En total ha jugado siete partidos con los mayores, cuatro de Liga y dos de Euroliga. Seis de ellos han sido este curso, en el que ha ido compaginando los entrenamientos y las concentraciones con el primer equipo junto a la participación con el junior en torneos puntuales, como la Euroliga junior que ganaron el pasado mes de mayo en Berlín.

El caso de Diagne no es el primero ni será el último. Y con la implantación de los derechos NIL es probable que se multipliquen, porque ahora los jugadores sí podrán cobrar por sus derechos comerciales mientras jueguen para una universidad estadounidense. Una fuente de dinero con la que difícilmente van a poder competir los clubes europeos. Si a eso le sumamos que la mayoría de estos jugadores tienen un papel testimonial en grandes equipos como el Madrid o el Barça, justo en los dos años previos (17 a 19 años) a poder presentarse al draft, objetivo final de muchos de ellos, hace que se animen a probar suerte en la NCAA, donde creen que tendrán más visibilidad para las franquicias de la NBA.

Dos futuras estrellas abandonan el nido

En las últimas semanas hemos asistido a dos noticias similares a la de Diagne, aunque quizá más dolorosas por la importancia de los jugadores. Egor Demin y Kasparas Jakucionis, seguramente las dos mayores promesas hasta ahora de las canteras del Madrid y del Barça, respectivamente, también se marchan a Estados Unidos.

Demin es un base ruso (18 años, 2,04 metros) al que se le considera el mayor talento joven de su país. Cuando llegó a la cantera madridista, en 2021, fue considerado como un fichaje de gran calado a nivel de jugadores todavía no profesionales y ahora que deja el club blanco queda en el aire la duda de hasta dónde podía haber llegado de haber seguido en Madrid. En Estados Unidos jugará para BYU, la Universidad de Brigham, en Utah. Y los expertos en draft consideran que tiene serias opciones de conseguir un puesto de lotería (del 1 al 14) en el draft de 2025.

Jakucionis también es base (18 años, 1,92 metros), en este caso lituano, y su talento está fuera de toda duda. En su caso sí ha llegado a debutar con el primer equipo, participando en tres encuentros ligueros y uno de Euroliga. Su actuación durante el campeonato de España junior a principios de mayo, en el que fue coronado MVP después de destrozar al Madrid en la final (26 puntos, 6/12 en triples, 9 rebotes, 6 asistencias y 30 de valoración), fue el aldabonazo definitivo al hype que no ha parado de crecer alrededor de su figura en los últimos meses. Pero su futuro no estará en el Barça porque también ha decidido probar suerte en la liga universitaria estadounidense. En su caso en la Universidad de Illinois.

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