Reconstrucción sin traumas
España ha sobrevivido al final de la ‘era Gasol’, y a dos ausencias seguidas de Ricky, con un inesperado Eurobasket y el alumbramiento de Aldama y Núñez.
El final de los Gasol después de los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021 abría un panorama nuevo en la Selección después de casi dos décadas de gobierno exitoso de Pau; y un gran final de Marc con el Mundial de 2019. Ricky Rubio era el eslabón que permitía que la cadena se prolongase, y que aseguraba una transición tranquila. El ciclo interminable. Sin embargo, el base de El Masnou ha sido baja en los dos últimos grandes campeonatos (Eurobasket de 2022 y Mundial de 2023). Y, aun así, la Selección está reconstruyéndose con menos traumas de lo que se esperaba. Donde todos veían años de barbecho, más con la baja de Ricky, se han multiplicado buenas noticias y brotes verdes.
España pareció viajar al Eurobasket del curso pasado entregada a su suerte. Huérfana de los Gasol, sin Ricky y con Llull lesionado a última hora, de la edad de oro sólo permanecía Rudy. Contra todo pronóstico, Scariolo fue capaz de exprimir lo mejor de doce jugadores que, liderados por Lorenzo Brown, dieron una versión muy superior a la esperada. Ese torneo consolidó a jugadores como Willy. MVP del torneo, o Garuba, ganó para la causa a Jaime Fernández, Alberto Díaz, Brizuela o Joel Parra; y descubrió a novísimos como Jaime Pradilla.
El milagro de Berlín no ha sido posible este verano en Yakarta. Letonia y Canadá han dejado a España fuera del Mundial, pero la reconstrucción ha continuado sin traumas. “Acorde a lo que podíamos dar, este ha sido uno de nuestros mejores campeonatos”, aseguró Scariolo en la rueda de prensa del Indonesia Arena inmediatamente después de quedar eliminado. “Estoy orgulloso de que nuestro base titular haya sido un chico de 19 años”, recordó para los que pudieran ver un batacazo en la eliminación de la Selección. La realidad es cruda, y ha demostrado que faltaba un generador para los grandes momentos, pero España se lleva de la isla de Java el bautizo de dos jugadores que han llegado para quedarse. Lo de Núñez ha sido por urgencia. Las renuncias de Lorenzo y Ricky obligaron a llamar al base del Ulm a última hora y a “anticipar los tiempos”, como explicó Scariolo. Pero el Mundial ha sido un máster que le ha permitido subir otro escalón. Esta lección ya la lleva en la mochila y, por lo que cuentan, el madrileño aprende rápido. Aldama también rompió el cascarón en el partido ante Canadá y demostró el jugador que lleva dentro. Algo frío y cohibido durante el campeonato, lo sacó todo el último día y se va dejando un aroma de jugador que puede ser grande y que el próximo año ya estará preparado para ponerse más galones. Tal vez, ser uno de los líderes de la Selección.
Esta reconstrucción sin traumas deja un panorama prometedor para el Preolímpico del verano que viene, en el que sí será necesaria todavía la experiencia. Pero, sobre todo abre la puerta a un futuro interesante y esperanzador. España ha jugado el Mundial con un chico de 19 años (Núñez), otro de 21 (Garuba); Santi Aldama, de 22, y Joel Parra (23). Pradilla, que se quedó fuera al final, no cumple 23 hasta el próximo mes de enero. España ha bajado su media de edad y tiene pendiente todavía la explosión de jugadores como Aday Mara, que afronta un año muy importante en UCLA y que es la bandera más visible de una generación que debe completar la reconstrucción en el próximo ciclo olímpico: Izan Almansa, Baba Miller, Rafa Villar, Jordi Rodríguez, Langarita… Un ciclo olímpico que se presumía oscuro ha traído un Eurobasket, el número uno del ranking mundial, la posibilidad aún de ir a los Juegos de París, y un puñado de jugadores sobre los que construir. La reconstrucción no ha sido tan traumática.