La soledad de Scariolo sin Ricky y Lorenzo
España dejó escapar dos ventajas de 12 puntos ante Letonia y Canadá en dos últimos cuartos en los que se le apagaron las luces. Se añoró a Ricky y Lorenzo.
España ha presentado algunos agujeros que le han condenado en el Mundial. Ciertas lagunas en defensa, un porcentaje discreto en tiros libres por faltas de concentración en momentos puntuales, no demasiado acierto en el lanzamiento exterior, y demasiadas pérdidas en partidos como los de Costa de Marfil y Letonia. Pero, a la hora de la verdad, ese no era el cogollo de la cuestión. La Selección demostró que estaba preparada para ganar en rebotes y porcentaje de tiros de dos y libres a Canadá; también para perder menos balones que el rival. Pero tenía un talón de Aquiles que sospechó durante toda la preparación. “Nos faltan generadores”, dijo Abrines después de la derrota fatal del domingo. Era un secreto a voces. Sin ellos, Scariolo se ha sentido solo, sin una prolongación suya en la pista.
El dato no puede ser más esclarecedor. España desperdició doce puntos de ventaja contra Letonia (74-62); y se metió en un laberinto que, finalmente fue clave para estar fuera del Mundial, porque el partido ante los de Banchi era más asequible. Contra Canadá, también fue incapaz de mantener un impresionante +12 que había firmado Garuba justo antes del final del tercer cuarto en un alley-oop después de unos minutos brutales de Aldama. En frío, resulta difícilmente digerible admitir perder una diferencia así en dos partidos consecutivos. Ha mantenido el nivel en defensa, pero ha caído en ataque. Y un Mundial no perdona.
El algodón no engaña. A España le faltaban jugadores que creaban superioridades. De hecho, había tenido a los mejores en los últimos campeonatos. El Mundial de Ricky Rubio en 2019 fue cum laude. También sus Juegos Olímpicos, en los que entró en el quinteto ideal pese a que el equipo no le acompañó y España cerró el ciclo de los Gasol en cuartos. Y cuando no estuvo el base de El Masnou, como en 2022, apareció como caído del cielo Lorenzo Brown, que monopolizó todos los ataques de la Selección en los partidos calientes del Eurobasket del año pasado: los octavos contra Lituania, la semifinal contra Alemania. Dominó el tiempo del juego y se jugó los tiros calientes o alimentó a Willy. La ausencia del base de Georgia por problemas físicos pese a que la FEB lo intentó hasta el final; y la de Ricky ya en la concentración para cuidar su salud mental, resultaron dramáticas en la estructura de un equipo que se ha quedado sin ideas en los dos partidos decisivos. Frente a Canadá, resultó más comprensible. El físico de los de Jordi Fernández, capaces de cambiar en todos los bloqueos, terminó por asfixiar a España. Más duro fue lo de Letonia. Con Llull muy mermado, Scariolo se jugó la carta de Brizuela para intentar generar algo, pero no funcionó. Juan Núñez dio la cara, pero con 19 años aún necesita horas de vuelo, lógicamente. Y las características de Alberto Díaz o Abrines, que jugó en el 2 mucho tiempo, son distintas. Dentro de un año, y con vistas al Preolímpico, tocará rezar porque Scariolo no vuelva a quedarse huérfano de Lorenzo y Ricky. Aunque de aquí a un año…