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MUNDIAL 2023

Histórico Jordi Fernández: un español sin techo en los banquillos de la NBA

El entrenador español consigue la primera medalla mundialista para Canadá y la clasificación para los Juegos Olímpicos. Su futuro en la NBA no tiene techo.

Jordi Fernández, seleccionador de Canadá, da instrucciones a sus jugadores durante el partido contra Brasil.
Jordi Fernández, seleccionador de Canadá, da instrucciones a sus jugadores durante el partido contra Brasil.MAST IRHAMEFE

Cada vez está más claro: Jordi Fernández se convertirá en el primer entrenador español en llevar a un equipo de la NBA. No hay que darlo por seguro; al fin y al cabo, todo es posible en la mejor Liga del mundo. Pero su camino va abocado a ello: formado en el baloncesto estadounidense, es uno de los asistentes más cotizados de la competición norteamericana, se gana por derecho propio el respeto de los jugadores, que siempre le siguen, y está a buen recaudo como ayudante de Mike Brown en Sacramento Kings. Y no sólo eso: su nombre ya aparece en la quinielas cada vez que hay un sitio vacante y hasta hace no mucho fue uno de los finalistas, junto a Sergio Scariolo, para llevar a Toronto Raptors, un proceso de negociación que finalmente acabó con Darko Rajaković en el banquillo canadiense.

En otro banquillo canadiense, en este caso del propio país, ha triunfado Jordi Fernández. Y se ha apuntado un nuevo tanto, ya que la plantilla estaba llena de jugadores de la NBA que han seguido al español con fe ciega y sin ningún problema. Y no es fácil: si bien Shai Gilgeous-Alexander ha sido la estrella y nunca da problemas, sacar el rendimiento que ha tenido Dillon Brooks le da mérito a Fernández, que ha convertido a un jugador que finalizó denostado la temporada NBA en un activo increíble en los dos lados de la pista que ha tomado las decisiones correctas y ha estado formidable desde el triple. Esa gestión, unida a la del resto de la plantilla, permitió a Canadá remontar 12 puntos a España para pasar a cuartos de final y recuperarse de la derrota ante Serbia en semifinales para acabar en la prórroga con un Dream Team que no lo era tanto.

Jordi Fernández (40 años) ha seguido los pasos correctos camino hacia el éxito, hacia esa oportunidad que pocas veces tienen entrenadores de fuera de Estados Unidos. La NBA, tan aperturista a la hora de expandirse comercialmente y coleccionar cada vez más estrella de fuera del país (Jokic, Giannis, Doncic...), no ha trasladado esa idea a los banquillos, un sector demasiado endogámico en el que hay pocas rencillas para acceder tanto para extranjeros como para mujeres (y Becky Hammon lo sabe). Pero Fernández ha hecho su trabajo: entró en la Impact Basketball Academy con 24 años, en 2006, una escuela centrada en el desarrollo de jugadores, después de desarrollar gran parte de sus conocimientos en la gran cuna del baloncesto español: Badalona, la Penya, el Joventut: “He trabajado en la NBA 15 años, pero nací y crecí en Badalona. Es una de las mejores ciudades de baloncesto del mundo. Grandes jugadores y entrenadores”, aseguró en la rueda de prensa posterior al duelo por el bronce. Tras ello, estuvo cuatro temporadas en Cleveland, ligado a los Cavaliers, donde cumplió la misma función. Y, tras pasar por la Seleccion española sub 19 de asistente, hizo lo propio en Canton Charge, filian de los Cavs, donde fue un año asistente y dos años primer entrenador.

Su preparación cada vez es mayor. Primero estuvo al lado de Mike Malone en los Nuggets como uno de sus asistentes durante seis temporadas. Mike Brown le fichó después para los Kings, donde ha ejercido de segundo. El 14 de diciembre, ante Toronto Raptors y tras la expulsión de Brown, se hizo cargo del encuentro, convirtiéndose así en el primer español en dirigir un partido de la NBA como primer entrenador. Y ya es candidato a los banquillos: su nombre suena rápidamente, acude a las entrevistas, presenta el proyecto... Todavía no ha llegado el momento, pero cada vez parece estar más cerca. Su buena relación con los jugadores, el respeto que se gana sin necesidad de excentricidades y su capacidad para mantener la calma en los momentos más tensos le avalan. Y tiene la máxima confianza de Brown, que se gira a mirarle cada vez que tiene algo que preguntar. La relación es de respeto mutuo: igual que a Brown en su día le promocionó un tal Gregg Popovich, él sabe hacer lo mismo ahora por otro. El mejor sitio para estar y ascender. Siempre avizor, esperando el premio máximo. El final del túnel, donde a cualquiera la deslumbra la luz. En el mejor de los sentidos, claro.

Canadá, Mundial exitoso

De momento, Fernández no hace más que sumar argumentos y hojas a su currículum. Ha permitido la mejor clasificación de la historia de Canadá en un Mundial. También su primera medalla. Y les ha clasificado para os Juegos Olímpicos de París, otro de los grandes objetivos y en el que estará el español, de nuevo dirigiendo a un equipo que ha funcionado y se ha podido adaptar a sus rivales. Brooks y Lu Dort han formado la pareja defensiva de perímetro más fuerte del Mundial. Ha dejado que Shai sea el mismo el tiempo necesario para inclinar la balanza en partidos decididos de forma ajustada. Y ha estado bien con los cambios y las decisiones, sin dejar que la inseguridad le domine cuando para otros aparece: cuando da la sensación de que la batalla está perdida, él sigue. Y eso vale para remontar a España un -12 o para recuperarse mentalmente del golpe anímico que supone que Mikal Bridges atrape un rebote ofensivo de fallo propio, anote un triple y te empuje a la prórroga cuando parecía que la victoria estaba en el bolsillo canadiense.

Esto lo ha hecho Canadá sin contar con Jamal Murray (que se cayó por lesión a una semana del Mundial) ni Andrew Wiggins (al que no parecen echar de menos). La efímera etapa de Nick Nurse se ha traducido por una, la de Jordi Fernández, que además de todo lo dicho a trasladado a los jugadores la importancia de estos torneos y de acudir al baloncesto FIBA a pesar de las extenuantes temporadas de la mejor Liga del mundo. Una muestra de su poder de convocatoria, ningún resquicio de incomodidad con su persona y muchas (muchísimas) cosas positivas. Que continúa con un camino que no tiene techo, que suma y que sigue, y que tiene como objetivo algo que antes parecía imposible pero que ahora parece estar más cerca que nunca: convertirse en el primer entrenador español de la historia de la NBA. Palabras mayores.