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MUNDIAL 2023

Entrenador español y un equipo de NBA: una Canadá de ensueño

La selección canadiense llegará al Mundial con el mejor equipo de su historia y un entrenador en auge, aunque sin el liderazgo de Jamal Murray.

Entrenador español y un equipo de NBA: una Canadá de ensueño
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Canadá nunca ha pasado del sexto puesto en un Mundial. Lo hizo en dos ocasiones consecutivas, en la prehistoria del baloncesto: 1978 y 1982. Ni entonces, ni antes, ni después consiguió tener un equipo lo suficientemente competitivo como para llegar lejos en competiciones tan exigentes. Ni siquiera con Steve Nash, el mesías que les llevó a los Juegos Olímpicos de Sidney y que les lideró a los cuartos de final, cuando perdieron ante Francia por 5 puntos (63-68). Muy atrás queda la plata de 1936, en las antípodas del deporte, antes incluso de la Segunda Guerra Mundial. En la última década, Canadá se ha perdido el Mundial de 2014 y quedó en el puesto 21 en 2019. Resultados pobres, una selección que pasaba desapercibida y muchos problemas por la falta de compromiso de las estrellas hasta ahora.

Jugador a jugador, Canadá se presenta al Mundial 2023 con una plantilla extraordinaria, de ensueño. Con Jordi Fernández en el banquillo tras la salida de Nick Nurse y su efímera gestión, los principales jugadores del país se han puesto de acuerdo para asaltar un trono que nunca han ocupado. No estará Andrew Wiggins. Tampoco un Jamal Murray que se ha bajado del barco en mitad del verano; ya tiene un anillo de campeón en el dedo, el que ha conquistado junto a Nilkola Jokic con los Nuggets. Pero sí estarán todos los demás. Ahí se moverá Canadá, que debutará en la apertura del Mundial ante Francia (se avecina partidazo) y debería pasar por encima de Líbano y Letonia. En teoría, pan comido para pasar de ronda, por muy disputado que esté el primer puesto. En teoría...

Porque ya sabemos cómo son estas cosas. Que se lo digan a España, campeona inesperada de la misma cita en 2019 y del Eurobasket del pasado año. Canadá tiene nombres de sobra, un entrenador al alza y muchas variantes tácticas. Pero esto es baloncesto FIBA, la experiencia es un grado con el que no cuentan y todo puede pasar. Al final, la calidad no es lo único que importa en citas como estas y los cruces a partir de octavos de final, cuando todo se decida en un win or go home, son un examen constante que no se puede aprobar estudiando el último día. Y ahí se verá lo fuertes que son las costuras de una plantilla que es, pase lo que pase, extraordinaria. Eso es así.

Sabor NBA

Jamal Murray al final no liderará una plantilla que contará con hasta siete jugadores de la NBA. Canadá, siempre situada encima de Estados Unidos, tiene desde hace mucho tiempo poder en la mejor liga del mundo, cuyo anillo fue conquistado por los Raptors de Toronto en 2019. Pero nunca había tenido tanta presencia y, sobre todo, de tanto nivel. Nash se encontraba muy solo en su día y su compromiso con su selección decreció a medida que los esfuerzos por conquistar un anillo que nunca llegó se hicieron mayores. Ahora, hay mucho sabor canadiense en la NBA. Y mucho sabor NBA en la selección canadiense.

Shai Gilgeous-Alexander llega con 25 años y su primer All-Star para ser uno de los baluartes. Nickeil Alexander-Walker (Timberwolves) aportará físico y defensa. De los Thunder, el equipo de Shai, llega también Lu Dort. Mientras que R.J. Barrett (Knicks) puede martillear desde el triple a todos los rivales, algo que ya hemos visto que pasa mucho en jugadores NBA (Carmelo Anthony a la cabeza), cuando llegan a un torneo FIBA, con esa línea de tres que está más cerca del aro de lo que ellos están acostumbrados. El siempre polémico Dillon Brooks (Rockets) estará en el Mundial. Y la pareja de interiores formada por Kelly Olynyk (Jazz) y Dwight Powell (Mavs) dará mucho que hablar. Completan la plantilla Trae Bell-Haynes (Zaragoza), Philip y Thomas Scrubb (ambos del Obradoiro), Kyle Alexander (Valencia) y Zach Edey, de la Universidad Purdue Boilermakers de la NCAA. Casi nada.

A por un hito histórico

Con esa mezcla de ACB y NBA llega Canadá al Mundial. Y Jordi Fernández será la voz y el voto, un hombre que sigue desarrollando sus capacidades en la NBA como asistente de Mike Brown en los Kings, que se ha criado en el baloncesto americano y conoce la cultura y la identidad de unos jugadores que deberán juntarse formar un equipo que encuentre la suya. Su sistema, sus normas, sus reglas. Sus metas y su reparto de roles. En un baloncesto mucho más controlado y táctico del que están acostumbrados la mayoría. Uno al que deberán adaptarse dejando siempre espacio para esa improvisación inherente a su forma de ser, de jugar y casi de vivir. Si encuentran el equilibrio, pueden con cualquiera. En un Mundial en el que, recordemos, todo el mundo puede ganar a todo el mundo.

Las apuestas están más abiertas que nunca. España llega sin Ricky Rubio ni Lorenzo Brown, un pequeño problema en el puesto de base que ya veremos cuánto se agranda y la magia de Sergio Scariolo unida al recuerdo de las victorias inesperadas del pasado más reciente. Estados Unidos cuenta con una maravilla de entrenadores (Steve Kerr a la cabeza, con Erik Spoelstra y Tyronn Lue de extraordinarios asistentes), pero no lleva a ninguna de las principales estrellas de la NBA y dan la sensación de ser vulnerables en cualquier torneo que no sean los Juegos Olímpìcos, saldados con medalla de oro ininterrumpidamente desde el descalabro de Atenas en 2004. Y por ahí andan el resto: Francia, Australia... Sin Giannis Antetokounmpo, Grecia no entra en las apuestas. Y sin Nikola Jokic, lo mismo pasa con Serbia.

Todo esto es, claro, mera especulación. Cada partido cuenta, las cábalas para los cruces empezarán enseguida y todo puede pasar. Así nos lo han demostrado los últimos torneos y así volverá a ser. Ni terminar invicto en la fase de grupos asegura nada ni clasificarse para octavos de final de milagro tampoco. Eso sí, en la lista de candidatos a las medallas y al oro entra Canadá. Que busca su cita con la historia con una de las mejores plantillas del Mundial y también la mejor que ha juntado jamás en su vida baloncestística. Sin Wiggins, pero con la pasión de Jordi. Sin Murray, pero la certeza de Shai. El Canadá-Francia de la primera jornada arrojará algo de luz. El resto, ya lo veremos.