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MUNDIAL | EDICIÓN 2023 | GRUPOS | 5ª JORNADA

Alemania es la candidata a todo

5-0 de Alemania en los grupos, coronado con una exhibición ante la Eslovenia de Doncic, y a cuartos de final. La agitación de Schröder es hasta positiva.

Alemania - Eslovenia
Alemania - EsloveniaISSEI KATOREUTERS

Aquel aviso a Estados Unidos en un amistoso no era casualidad. Las listas de favoritos, entre ellas la de la FIBA, no eran casualidad. La primera ronda, tampoco. La segunda ronda, tampoco. Y de ahí van al infinito. Esta Alemania viene con muchísima hambre del pasado EuroBasket, en el que se quedó en semifinales -pese a jugar en casa- apeada por una España a la que ahora reta de nuevo. Porque, de ganar a Canadá este domingo, ése será el cruce de cuartos. Los germanos vencieron a Eslovenia en el partido que dilucidaba quién sería el primero del grupo K y vaya si se encargaron de que no quedara ninguna duda. Un 100-71 ha puesto a todos sobre aviso en el Mundial. Puesta en escena de las grandes, de las caras, y eso que les falta Franz Wagner, una de sus estrellas en la NBA, para dejar a Luka Doncic en una nimiedad (y eso que jugó bien) en comparación.

Nadie lo hubiera dicho viendo cómo se dio comienzo al partido. Los alemanes plantearon una defensa individual especial sobe Doncic, con Bonga pegado cual lapa al cuerpo del esloveno, y Luka aceptó el reto. Tanto por dentro, en el poste y penetraciones, como por fuera, buscando ese paso atrás si le daban la opción, el ‘77′ de Eslovenia hizo trizas esa idea preconcebida en la que el jugador del Bayern de Múnich quedó entrampado. El resultado terminaría siendo que Doncic anotara más que todos los alemanes juntos en el primer cuarto: 12 a 11. Y los de Sekulic se habían ido a 25 porque también tenía la muñeca caliente otro conocido de la afición española, Klemen Prepelic, ahora sin equipo tras su etapa en Valencia.

Los problemas se habían acumulado en el lado germano. Schröder perdió los nervios en un tiempo muerto con Herbert y se vio obligado a mirar desde el banquillo la acción durante varios minutos entre el primer y segundo acto. Ese carácter volcánico del de Brunswick sería parte, un poco después, del golpazo en la mesa que asestó su equipo bajo su liderazgo. Cosas de los jugones.

Parcial matador en el segundo cuarto, 27-9, para volver la cabeza loca a Eslovenia. Alemania había llegado. Sin ver una mala versión de Luka Doncic en todo el partido, acabando con 23 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias (aunque mantiene su problema en el triple, 2/11), los ex-yugoslavos no tuvieron respuesta alguna en defensa cuando sus oponentes pusieron todo el carbón en la máquina. Triple tras triple, por dentro primero con Daniel Theis y después con Moritz Wagner, sacando manos en las líneas de pase y subiendo la defensa unos metros para asfixiar las opciones ofensivas de Luka y sus chicos, etc.

En la segunda parte Bonga se puso a tono, detrás y delante, se pudo confiar en hombres de segunda línea como Obst o Giffey e incluso jugadores que tienen pocos minutos aprovecharon para abrir más la herida de los eslovenos. Alemania lo puso todo para gritar que están ahí para todo, absolutamente todo, incluyendo la medalla de oro. Equipo de verdad y confianza por las nubes.

Doncic, con un aviso muscular en el segundo cuarto y muchos kilómetros en las piernas, fue sustituido a falta de 6:06 minutos para el final y no volvió a pisar la pista. Porque para qué. Los últimos compases de esta cita fueron un sinsentido, sobre todo para una Eslovenia que ya había desconectado con un par de decisiones arbitrales discutidas y el enésimo arreón de Schröder. El nuevo jugador de Toronto Raptors finalizó su actuación con 24 puntos, 10 asistencias y la sensación de que esa contundente discusión con su entrenador era puro espíritu competitivo.