Victoria extraña del Estudiantes en el día de los pívots

Es complicado describir la victoria de este domingo del Movistar Estudiantes frente al Caja Rural Zamora (90-84). Los colegiales dieron la sensación de control durante todo el partido. Su triunfo nunca estuvo realmente amenazado. Pero la sombra del rival no desaparecía, no se descolgaba. No se rendía. A cada minuto estaba ahí. Ya que había llegado a Madrid iba a morir de pie… y ¡vaya si lo hizo!

Los zamoranos no bajaron los brazos hasta los últimos 30 segundos cuando Francis Alonso colocó desde la personal el insalvable +8 (90-82). No desesperaron cuando Andric, desde el triple, rebasó la barrera de los 20 de diferencia (70-49) en el ecuador del tercer periodo. Remaron, remaron y remaron para evitar que la calma y la placidez reinara antes de tiempo en el Palacio.

En la primera parte, los castellanos resistieron el envite madrileño por el rebote ofensivo (10) y por un extraterrestre Zaid Hearts. Los 16:36 que estuvo en cancha el estadounidense hasta el descanso fueron históricos con 24 puntos (8 de 9 de dos) para 31 de valoración. Se la lío a Francis Alonso, a Juan Rubio, a Adams Sola… a todos lo que trataron de pararle. Amasó más de la mitad de los tantos de su equipo hasta el descanso (45) y el 80% de su valoración (38). En el segundo tiempo, su rendimiento cayó a la nada, con solo un tanto más bien atado por Garino.

Sin embargo, los de Saulo Hernández se fueron a vestuarios 14 abajo (59-45) porque el Estu anotaba, prácticamente, en cada ataque. El caudal ofensivo era insultante en el uno contra uno, en la penetración directa, en el bloqueo y continuación con Dejan Kravic de matador. El serbio acabó el duelo con 19 puntos y 9 rebotes para 27 de valoración. Cuando no estaba él, surgía Mus Barro: 13 y 7 para 22. Combinaron, 32 tantos y 16 capturas para 59 de valoración (más de la mitad de los 108 créditos del equipo). Ambos y un metódico Jayson Granger (12 puntos y 9 asistencias) permitieron la constante crecida madrileña sin necesidad de tener acierto desde el triple (7 de 20) en el duelo.

El Estu protegió mejor su aro tras el descanso con solo un rebote ofensivo permitido más, pero su ritmo anotador se rebajó, de 59 tantos a solo 21 en los dos definitivos periodos. A pesar de ello, superó el +20 con Andric (70-49). Hanzlik apareció en ese momento, a mediado del tercer cuarto y desde el perímetro, para tocar la trompeta hacia el intento de remontada: parcial de 2-11 en los últimos 5 minutos del tercer cuarto para el 72-60. El Zamora, con músculo, acierto exterior y un imperial Kevin Buckingham (21 tantos, 3 de 7 de tres), no tenía vergüenza.

La distancia se redujo hasta el +10 (76-66), pero dos triples, Granger y Andric, elevaron el margen a un +16 (82-66) no definitivo, pero que alejaba el susto de Madrid. El próximo sábado (20:00 horas) viaje a Menorca con cuatro victorias en cinco jornadas y una sensación extraña este domingo.

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