El discurso inaugural de la quinta edición del Hall of Fame de la Federación Española de Baloncesto corrió a cargo, como no podía ser de otra manera, de Elisa Aguilar. La presidenta de la FEB quiso antes que nada agradecer a las autoridades presentes por la organización, pero especialmente a una; Berni Álvarez. El Conseller d’Esports de la Generalitat, ex-jugador de baloncesto, ha sido clave para la promoción del baloncesto en Cataluña. Bajo su mandato la absoluta ha jugado un partido en Badalona y el Copa de la Reina se disputará en Tarragona.

Una vez acabados los agradecimientos fue el turno de hablar de los premiados, y ahí Elisa Aguilar arrancó con los dos clubes galardonados, el Joventut y Estudiantes: “Son dos clubes históricos, dos piezas clave para el baloncesto español, que están siempre en el primer paso de la formación. Ese es uno de los méritos principales de Joventut y Estudiantes. Hacen un trabajo incansable no solo formando jugadores, sino en los valores del baloncesto que tan importantes son para nosotros”, explicó Aguilar. Otro de los premiados, Jordi Villacampa, es precisamente un ejemplo de jugador formado y criado en la Penya pese a que, como destacó Aguilar, siempre vistió dos camisetas: “La verdinegra y la de la Selección Española”. También destacaron con el combinado nacional Luci Pascua o Ana Belén Álvaro, de las que Aguilar alabó su trayectoria, su trabajo y sus medallas internacionales.

Aguilar repasó también la trayectoria de Svetislav Pesic, de la que no se atrevió a enumerar todos los éxitos por miedo a quedarse sin tiempo, así como la de árbitro Santiago Fernández y la de Joe Arlaukas: “Ahora la ACB es impresionante por todo lo que hicisteis en aquellos años”, aseguró. Finalmente, y como no podía ser de otra manera, tuvo unas palabras especiales para Rudy Fernández: “Solo decir su nombre lo dice todo. Muchas gracias Rudy por tu baloncesto, tu liderazgo y tu compromiso. Sintetizaste muy bien lo que significa jugar en la Selección. Siempre has formado parte del Hall of Fame del baloncesto español aunque entres ahora”.

Después de agradecer a AS su compromiso con el baloncesto (“Quiero trasladar un reconocimiento del baloncesto español por el trato y el cariño que siempre tienen con nosotros, sois parte de la familia”) Aguilar lanzó un mensaje mirando hacia el futuro: “Venimos de un historia impresionante, con muchísimos éxitos, pero cada vez que encaro mis responsabilidades como presidenta de la FEB siempre pienso que lo mejor está por llegar”.

Félix Larrosa, alcalde de Lleida, quiso destacar que los valores del baloncesto y los que levantaron la Seu Vella, donde se realizó el acto, son parecidos: “La Seu Vella, como dijo el poeta a medio camino hacia el infinito, representa los valores de esta ciudad, ambición y trabajo en equipo”. Además, el alcalde reveló una pequeña anécdota: “El AS era el periódico de referencia de mi padre”.

Entre medallas y memoria: el alma del baloncesto español

Antes de acceder a la nave central de La Seu Vella, donde se entregaron los premios y se celebró la ceremonia, todos los asistentes y premiados pasaron por el claustro. Y en él, además del preceptivo ‘photocall’, la FEB montó un pequeño museo para exponer objetos y recuerdos de todos los premiados. Una colección excelente de medallas, camisetas y demás enseres que marcaron la vida de los clubes, jugadores y personas premiadas en la quinta edición del Hall of Fame. Cada uno con su espacio propio, los recuerdos se mezclaron con los premios.

Lo que más abundó, al margen de unas magníficas camisetas históricas de los clubes premiados, fueron las medallas. Porque si algo caracteriza a los premiados, y al baloncesto español, es que han ganado mucho. Desde una medalla acuñada por la FIBA conmemorando el Mundial Junior que ganó Pesic con Yugoslavia en el 79, hasta la medalla de bronce ganada por Villacampa en el Eurobasket de Roma en 1991, pasando, como no, por los éxitos olímpicos. Imponente descansaba un pequeño pedestal la medalla de plata, con regusto a oro, lograda por Luci Pascua en Río 2016.

Los invitados pudieron observar diversos artículos con un valor histórico importante. El silbato tantas veces utilizado por Santiago Fernández, la bolsa de la delegación española en México 68 o una entrada de un partido de Estudiantes en el pabellón Antonio Magariños. Un recordatorio de la rica historia del baloncesto español.

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