Gimeno: “De París volvimos con dos medallas”
La final del Women’s Series de Hangzhou (China) será la última parada del verano para las Mosqueteras, oro europeo en Viena y plata olímpica en París.
Vega Gimeno (Valencia, 1991) es la más veterana de la Selección de 3x3. Una modalidad con la que sintió un flechazo en Bakú en 2015, poco después de que le contaran las reglas de camino a esos Juegos Europeos. La valenciana anunció en abril que dejaba el baloncesto tradicional, pero seguiremos disfrutando de ella en el 3x3.
¿Se imaginaba un verano así?
No, para nada. De meter una canasta de espaldas, pasando por una plata olímpica y rematando el verano con el oro europeo. Ha sido todo demasiado idílico. ¡Increíble! ¡Una locura!
¿Qué le dijeron a Alonso de Armiño cuando metió esa canasta?
¡Nada! Era el momento de abrazarla, de darle todo el cariño y todo el amor. Fue una auténtica locura. Esa canasta tan épica nos dio muchísima visibilidad.
¿Ganarle el oro europeo a Francia sabe mejor?
Ganar a Francia sabe bien siempre, ya sea en un torneo preparatorio o en un Europeo. Esa rivalidad existe, nos hemos enfrentado muchas veces y ganar en la final nos sentó bien, pero nos hubiera sentado bien contra cualquiera.
La sensación desde fuera es que en el Europeo nada podía salir mal. ¿Se veía igual desde dentro del equipo?
Íbamos con una mentalidad ganadora. Sabíamos que cualquiera nos podía ganar, pero si estábamos serias y sólidas como en los Juegos, teníamos opciones. Nuestra mentalidad era ser un rodillo desde el primer día.
En abril sorprendió anunciando su retirada a los 33 años. ¿Es algo definitivo?
En el cinco por cinco seguro que sí. Todo esto tan bonito que me ha pasado solo me reafirma en la decisión que tomé de dejar el 5x5. En el 3x3 sí que seguiré jugando. Pero como es solo en verano, en ciertos torneos, hay que ver cómo lo voy haciendo, pero la idea es continuar.
¿Cómo se puede llegar preparada al verano sin la temporada de clubes?
Seguiré trabajando con Isaac, como mi preparador, durante todo el año. Según los meses, de manera más intensa o menos, pero seguiré trabajando y vinculada con todo.
¿Ha sido duro compatibilizar los veranos de 3x3 con las temporadas de 5x5?
Ha sido bastante exigente, sobre todo los años que he jugado doble competición, ya fuera Eurocup o Euroliga. Son mucha carga de partidos, de viajes, de no pasar por casa… Físicamente se nota y encima llevo diez años jugando al 3x3, diez años en los que no he tenido veranos. Estoy muy agradecida por un lado, pero el cuerpo, por otro lado, lo nota.
Me decía Ygueravide que cuando empezaba el curso en 5x5 le sobraba gente, ¿es difícil cambiar el chip?
¡Totalmente! Cuando acabábamos las temporadas de verano de 3x3 y volvíamos a las pretemporadas de 5x5, los primeros días para mí las faltas no eran faltas (risas), me sobraban pies y piernas por todos lados, luego el balón pesaba poco… El cambio cuesta esa primera semana.
¿Qué es lo más duro del 3x3?
La toma de decisión tan rápida. El aspecto físico también es duro, es muy aeróbico y de potencia, pero sobre todo la toma de decisión tan rápida porque pasan muchas cosas en muy poco tiempo. Vaya bien o mal, tienes que seguir. La dureza mental es muy importante.
¿Cómo empezó en el 3x3?
En el verano de 2015, en los Juegos Europeos de Bakú. En ese momento estaba en Argentina jugando. Me llamó Ana Junyer (la seleccionadora) y me contó un poco, me dijo que le cuadraba como jugadora de 3x3 y que si me apetecía. Le dije que sí. Básicamente fue volar de Argentina a España y de allí a Bakú. Me explicaron un poco las normas en el avión, aterrizamos en Azerbaiyán y nos llevamos el bronce. En ese torneo, el 3x3 me cautivó.
¿Cómo ha cambiado el 3x3 en España en este tiempo?
Al principio no lo veía nadie ni la gente sabía qué era esto del 3x3. Una vez se hizo disciplina olímpica, empezó a sonar un poco. Ha ido un poco in crescendo, no solo por el trabajo de FIBA 3X3, sino también por el de las federaciones. La FEB, por ejemplo, al principio no le ponía mucho interés y ahora le pone todo el interés del mundo. Cuesta arrancar, pero una vez lo ha hecho está teniendo muy buena acogida por todo el mundo.
Si tuviera que convencer a alguien para que viera 3x3, ¿qué le diría?
Que es una modalidad muy rápida, muy dinámica, muy intensa. El nivel de adrenalina que va a tener jugándolo o viéndolo no lo va a tener con otro deporte. Y le diría que lo bueno es que va a tener que estar delante de la televisión 10-20 minutos o si está jugando, el sufrimiento le va a durar solo eso.
Otro de los atractivos del 3x3 es el emplazamiento de la cancha.
¡Es una pasada! He jugado en circos, en plazas de ciudades emblemáticas, enfrente de la Torre Eiffel, en un parque de atracciones… sitios que con el 5x5 serían impensables. Cada vez que anuncian un torneo, lo primero que hago es ver dónde va a estar la pista. Es algo muy chulo.
¿La conexión es más fuerte dentro del equipo en 3x3?
Desde mi experiencia, sí. Somos solo cuatro jugadoras y lo tienes que dar todo por la que tienes al lado. Las cuatro somos exactamente iguales y dependemos las unas de las otras en todo momento. La convivencia es más intensa con tres compañeras que con once. Ha sido una de las claves para nosotras, el buen rollo que ha habido siempre. Ahí crecen muchas amistades.
Como la suya con Sandra Ygueravide.
Es uno de los motivos por los que he seguido jugando al 3x3 más años. Aparte de compañera es una de mis mejores amigas. He vivido con ella muchísimas cosas, buenas y malas, pero siempre hemos estado ahí la una para la otra. El haber podido compartir todo lo que he compartido con ella estos años, pero sobre todo este verano, lo ha hecho más especial.
Cuando estaban en París, ¿eran conscientes de la repercusión que tuvo la plata?
Sí y no. No estábamos muy pendientes de las redes. Sabíamos que la gente nos veía, pero hasta que no volví no fui consciente.
Al ganar el oro europeo, en el aeropuerto les esperaban una decena de televisiones. ¿Se imaginaban algo así?
Para nada. Es la primera vez que no pasa y la verdad que nos impresionó, lo disfrutamos mucho. Al final hay mucho trabajo detrás, muchas horas, mucho cariño, mucha lucha por tener cierto reconocimiento y cuesta mucho ganar esas medallas. Y una vez que lo haces, que tengas ese reconocimiento se agradece mucho.
¿Cómo fue la experiencia olímpica?
A mí lo que más me gustó fue vivir la villa. Estuvimos en la Ceremonia de Apertura, fue muy bonita aunque nos llovió, pero la disfrutamos al máximo. Cayó un chaparrón y daban la opción de hacer la segunda parte, que era ir a la Torre Eiffel, caminando. De toda la delegación española aguantamos nosotras, una chica de tiro con arco y un chico de piragüismo. Nosotras dijimos ‘vamos a vivirlo todo desde el primer día’. Y así seguimos. Todas las actividades que podíamos hacer, las hacíamos. Una vez que te metes en competición, no tienes tiempo para nada, pero cuando acabamos volvimos a tener unos días en la villa. Lo que más me gustó fue eso, compartir villa con otros deportistas, cruzarte con ellos, intercambiar pines, hacerte fotos… El espíritu olímpico, que dicen, existe, porque no hay nadie que no esté feliz de estar allí.
¿Cómo pueden servir esta plata olímpica y el oro europeo?
Uno de los retos que nos pusimos cuando fuimos a los Juegos, aparte de hacer el mejor papel posible, que ni en nuestros sueños nos imaginábamos llevarnos una medalla, era darle más visibilidad al 3x3 y creo que lo hemos conseguido. Es la otra medalla que nos llevamos. Hemos jugado el Europeo y se ha retransmitido, que en otros no pasó. Es un pasito. A ver si al resto de torneos se les va dando visibilidad, un empujoncillo… y a ver si se va apareciendo alguna liga. Aunque no sea de todo el año, pero en vez de los cuatro meses de verano, que dure un poco más. Que poco a poco vayamos construyendo cosillas.
Existe una especialización, pero aquí en España hay que compatibilizar basket tradicional con 3x3. ¿Cree que eso podría cambiar en un futuro?
Sería el escenario idílico, que hubiera una liga durante el año. Se nota cuando nos enfrentamos a jugadoras que llevan todo el año jugando y compitiendo en 3x3, a nivel ritmo, de toque de balón...
Con esa liga, ¿nos quedaría Vega Gimeno para rato?
Me encantaría. No sé si para rato, pero para lo que el cuerpo aguantase.
Pasamos al baloncesto tradicional, ¿qué ha significado Zaragoza para usted?
Lo dije en el discurso de despedida, es el amor más puro que he tenido en el baloncesto. He sido muy feliz en Zaragoza. Al final he estado seis años allí, tres en temporada Mann Filter y tres en temporada Casademont. La gente de Zaragoza es gente muy noble, muy transparente. He estado encantada con la gente y el club es muy profesional, me ha dado toda la confianza del mundo y me lo ha puesto muy fácil. He podido ser yo. Para mí es una segunda casa. Este año voy a ir muchas veces porque sé que lo voy a echar de menos.
¿Cómo recuerda esa Copa de 2023 en el Príncipe Felipe?
Una locura y con récord de asistencia. Ver a tanta gente viviendo el baloncesto femenino en Zaragoza. Dimos un espectáculo, los partidos fueron estupendos: fue como un sueño. El hecho de ganarla en casa, todo lo que hicimos con el autobús descapotable por la ciudad y el pregón en las fiestas... Esa Copa trajo muchas cosas positivas para nosotras y para la ciudad.
Cada vez hay más clubes ACB con presencia en el baloncesto femenino. ¿Cómo fue el cambio de Mann Filter a Casademont Zaragoza?
Hubo muchos cambios a nivel de infraestructura, de instalación, económico… Se notó mucho el salto. El que una jugadora pueda entrenar cuando quiera o tenga una máquina de tiro, un cuerpo médico profesional, un asistente, delegada, utillero, los viajes… Son cosas que pueden sonar básicas, pero que en el baloncesto femenino, en muchos clubes, no existían. Es superpositivo que los clubes ACB quieran sacar sección femenina.
Se formó en EE UU y jugó unos meses en Argentina, pero en los tiempos actuales es raro que una jugadora española desarrolle toda su carrera en la Liga Femenina como usted.
A mí no me cambiaba mucho la vida. Nunca me ofrecieron contratos altísimos, sí que podían ser más altos pero nunca he priorizado el dinero, sino el creer en el club al que iba, en las ciudades, el proyecto… Eso me ha definido como jugadora. A nivel de baloncesto, la Liga española es de las más competitivas de Europa. A lo mejor hubo clubes que me hicieron ofertas más altas, pero sus ligas eran menos atractivas. Soy un poco diferente a otro tipo de jugadoras.
¿Cómo ha cambiado la LF en este tiempo?
Ha cambiado, sobre todo, el tema del impacto en redes sociales. Las redes han dado a conocer la Liga y a muchas de las jugadoras que estamos aquí. El nivel no creo que haya variado mucho. Sí que es cierto que hace años había dos o tres equipos más diferenciados. Ahora mismo pueden seguir esos dos equipos, pero el resto están más igualados.
¿Le faltó algo en su carrera en el 5x5? Por ejemplo, ¿jugar en su Valencia natal?
No. No tengo esa espinita, pero porque encontré un sitio como Zaragoza. Si no hubiera encontrado un sitio en el que me encontrase como en casa, sí que lo hubiera pensado.
Y ahora, ¿qué planes tiene?
Cerrar la temporada de 3x3 en China y, luego, en octubre me cogeré más vacaciones para descansar y desconectar. Después volveré a Valencia. Quiero un poco de tranquilidad para pensar qué hago con mi vida. Voy a estudiar dos másters y voy a hacerlo todo con mucha calma.
¿Pero algo relacionado con el baloncesto?
Lo que he estudiado (Ciencias Ambientales) no tiene nada ver, pero también tengo formación deportiva. Veremos…
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