Un equipo de ensueño: “Las jugadoras del pasado han luchado mucho por lo que tenemos nosotras ahora”
El Valencia afronta el asalto a la Copa de la Reina como la principal favorita. Un club de presente y futuro que no para de crecer y que es un referente en el deporte femenino.
El Valencia es un puntal del baloncesto femenino. Y cada vez más grande: en 2018 ascendieron a la máxima categoría y, desde entonces, no han dejado de crecer. De forma exponencial, con una línea continua ascendente brutal y una regularidad en el desarrollo formidable. Un logro inequívoco para un club que tiene apenas 10 años de vida. Fue en 2014 cuando integró las categorías inferiores del Ros Casares, un equipo mítico en España desaparecido dos temporadas antes tras conquistar todos los títulos imaginables, incluida una Euroliga que supuso un gasto económico que la entidad ya no consiguió afrontar.
Entonces, emergió el club que hoy es el Valencia. Un equipo que ha tenido que sufrir y superar muchos obstáculos para llegar a donde está ahora mismo. En 2016 llegaron a la Liga Femenina 2. Y no fue hasta 2018 cuando aterrizaron en la máxima categoría, ganando en la fase de ascenso celebrada en La Fonteta al Real Club Celta de Vigo antes 6.200 espectadores. Algo increíble a los ojos de Elisa Aguilar, actual presidenta de la FEB y exjugadora del Ros Casares, que se asombró entonces por la cantidad de gente que se acumuló para celebrar el triunfo. Así se lo confesó a la pregunta realizada por As en un encuentro en L’Alqueria de Valencia, en el que la Federación se reunión con Kellanova para celebrar la prolongación del acuerdo entre ambas instituciones y su colaboración con los taronja, que ese día acogieron a niños en riesgos de exclusión social en sus instalaciones.
Aguilar aseguró que la evolución del baloncesto femenino desde su etapa como jugadora ha sido “muy positiva” y que se han dado “pasos firmes y sólidos”, alcanzando una dimensión inimaginable en el pasado. Así mismo, celebró la clasificación de la Selección para los Juegos Olímpicos de París, en un torneo que tuvo lugar en Sopron y que constató el gran momento que vive la sección. En Hungría estuvieron cuatro jugadoras que también son compañeras en el Valencia: Raquel Carrera, Queralt Casas, Alba Torrens y Cristina Ouviña. “Ayuda, algunas llevamos cuatro años jugando tanto en el Valencia como en la Selección. Ayuda a entenderte, a saber lo que le gusta a esa jugadora, a saber lo que va a hacer. Y ayuda también a la hora de ir a la Selección”, asegura Carrera a As en l’Alquería, contando que la compenetración es máxima con jugadoras con las que comparte vestuario a nivel de club, pero también en campeonatos internacionales.
El Valencia está al alza, y ha pasado de ser un equipo emergente a favorito máximo a todo. El curso pasado ya se hizo con la Liga, que colidera esta temporada junto al Perfumerías (21-4, mismo balance para ambos equipos) antes de la Copa de la Reina, el único título que se les resiste en el ámbito doméstico. La Euroliga queda más lejos: en 2023, cayeron en cuartos de final ante el Beretta Famila Schio (2-1), quedándose a un paso de la Final Four. Esta campaña han reaccionado tarde y no han podido acceder a las eliminatorias por el título, algo que se confirmó en la última jornada. “La eliminación de la Euroliga duele, pero tenemos objetivos de aquí a final de temporada”, nos cuenta María Eraunzetamurgil, otra de las integrantes de la plantilla. Carrera se mueve en la misma línea, diciendo que tuvieron “un mal comienzo” y que en un torneo tan corto “eso te crucifica para el final”. “Estamos mal, porque al final queríamos estar en esa Final Four, pero estamos contentas de cómo ha trabajado todo el equipo durante la temporada”, añade.
La Euroliga son palabras mayores. “Es el máximo de los máximos objetivos”, dice Queralt Casas. La jugadora compara el nivel de la máxima competición continental con el de la WNBA y considera difícil la conquista del título. “No sé si llegará alguna vez, algún día. No sé si será pronto, no lo creo”. María Pina, que jugó en el Valencia de 2018 a 2021, se mueve en la misma línea: “El asalto a la Euroliga se podría dar. El club tiene las condiciones, las jugadoras son de muy alto nivel. Pero hace falta alguna circunstancia que sume y que ayude. Los rivales se preparan con jugadoras que vienen de Estados Unidos y la Euroliga es un baloncesto muy físico y muy táctico”.
Mucho más que un club
El Valencia afronta la recta final de la temporada con mucha ilusión, con la mirada puesta en la Copa y en la Liga. Un equipo joven que ha crecido paulatinamente hasta consolidarse en el panorama nacional y ser un referente del deporte femenino en España. “Tenemos una plantilla bastante compensada, tanto en el juego interior como en el exterior. Pero las claves son lo personal, lo humano. Nos llevamos todas muy bien, somos todas buena gente. Y vamos todas a lo mismo, el objetivo común del equipo y del club”, asegura Queralt Casas. María Eraunzetamurgil, que fue la última en incorporarse tras estar cedida en el Estudiantes, también nos habla de la identidad taronja y de lo bien que le han recibido sus compañeras. “La identidad del Valencia es la que pone en las camisetas, la cultura del esfuerzo. Es un espacio donde se trabaja y se siente mucho el baloncesto”, dice, añadiendo que su integración ha sido buena a pesar de las dificultades (el cambio de ciudad, cambiar de compañeras...). “Me han acogido muy bien”, reconoce la joven jugadora de 25 años, que está convencida que poco a poco se irá viendo que está más asentada en el equipo.
María Pina, plenamente conocedora de la cultura taronja, cree que en los últimos años el proyecto se ha “solidificado”. “A nivel deportivo creo que el Valencia sigue en la misma línea, con mucha jugadora nacional y con mucha cantera. Y con un baloncesto muy defensivo y muy de espectáculo. El ambiente hace una mezcla ideal, que el club trabaje tan bien en lo referente a la afición. Se ha crecido mucho en ese sentido y se ha solidificado esa mezcla entre afición y deporte”, nos cuenta, además de comparar al Valencia con el Real Madrid y el Barça en la competición masculina. “La regularidad es un poco lo que no termina de llegar, pero cuando eso se consiga el Valencia va a ser más imparable todavía”, añade.
Raquel Carrera opina lo mismo que sus compañeras. “Nos adaptamos mucho a las jugadoras nuevas. Todas las que vienen es a ayudarnos, todas tenemos el mismo objetivo, que es ganar y seguir creciendo”, dice, además de contarnos que hay una conexión entre el Ros Casares de entonces y el Valencia de ahora. “Queda algo del gen de ese equipo, que era competitivo y quería ganar títulos y los consiguió. Todo esto se ha renovado y contar con unas instalaciones como son las de l’Alquería te ayuda a seguir mejorando”. Todo ello con el proyecto estrella de fondo, la construcción del Roig Arena, que se ha ido por encima de los 28 millones de euros. Una nueva inversión para apoyar el deporte en Valencia y dotar de todavía mejores herramientas e instalaciones a un club en auge. Todo esto, unido al convenio firmado para profesionalizar la Liga femenina, ha permitido que muchas jugadoras que estaban en el extranjero vuelvan a España. “Hay mucha diferencia entre jugar en España o fuera. He estado en Francia y en Turquía. Prefiero España, es mi casa y desde que volví y fiché por el Valencia no está en mi mente irme al extranjero”, asegura Queralt.
Referentes femeninas
El Valencia se ha convertido en los últimos años en, ante todo, un referente del deporte femenino. Y crece a pasos agigantados, sin ponerse ningún límite. “Ojalá podamos optar a la Euroliga en el futuro. Al final es un torneo que está ahí y tenemos jugadoras en el equipo como Alba Torrens que ya la ha ganado seis veces y que te habla de ello con mucha ilusión. Yo creo que con el equipo que tenemos ahora podríamos competir con ellos”, cuenta Carrera a As sobre el torneo, uno de los mayores logros a la que las taronjas quieren aspirar en un futuro próximo.
Con 22 años, la jugadora muestra una madurez enorme y está consolidada tanto en el Valencia como en la Selección española. “La Selección es como un premio a todo el trabajo que realizas durante el año en el club. Queremos ir a la Selección y ganar medallas, pero para nosotras es muy importante centrarnos en el club y estar al 100%. En los Juegos pensaremos en verano. Ahora nos centramos en la Liga y en la Copa”. “Estamos muy contentas de que podamos conseguir ciertas cosas a la hora de profesionalizarnos. Y contenta porque esto va a hacer que mucha gente quiera venir a jugar a España y a que mucha otra gente no se vaya”, añade Carrera.
A Raquel Carrera no le asusta nada. Tampoco al hecho de triunfar como deportista en un mundo tradicionalmente dominado por los hombres. Y agradece que las mujeres del pasado hayan luchado para que las condiciones de hoy sean mejores. “Ellas lo han tenido complicado, antes era de otra manera. Se tenían menos recursos y menos facilidades. Cuando yo llegué no experimenté esa dificultad, ya estaba todo muy trabajado. Pero hablas con Laia Palau o con Alba Torrens, te cuentan cómo eran sus experiencias antes y se lo agradeces”.
La ala-pívot, que no descarta un salto a la WNBA en el futuro, también habló de un tema tan importante como la salud mental, personificada en la figura de Ricky Rubio, que ha retornado al baloncesto tras varios meses alejado de las pistas. “Lo más importante es estar rodeada de la gente que te quiere y valorar la opinión de la gente que te quiere. Al final tengo una familia que me ayuda en todo, tanto en los momentos buenos como en los momentos malos. Y sí que es cierto que muchas veces tienes que intentar evadirte de esas expectativas que genera todo el mundo que al final son complicadas. Vas a pasar momentos buenos y momentos malos y al final estás muy expuesta a las opiniones de todo el mundo. Y hay que aprender a que todas las opiniones cuentan y que la que vale es la tuya. Que eres la que juegas y la que sientes. Y la de tu entrenador, que es el que opina sobre cómo estás jugando. Y apoyarte en tu familia, que es de los que estás rodeados. A veces es difícil. Yo entiendo que Ricky es un jugador que genera mucho, que vende mucho. Y estar expuesto a tanto es muy complicado”, asegura.
La conexión entre Raquel Carrera y el Valencia parece cosa del destino. Al fin y al cabo, la ala-pívot estaba en el Vigo en la fase de ascenso que encumbró al equipo taronja y que le permitió llegar a la máxima categoría. Con una carrera deportiva llena de éxitos presentes y de promesas futuras, la jugadora mantiene los pies en el suelo y sabe que habrá dificultades en el camino. Algunas ya las ha vivido y otras vendrán más adelante. “Se aprende más de los fracasos que de los éxitos, tienes que aprender para no volver a llevarte el mismo golpe. Yo creo que al final disfrutas de cada cosa que te pasa, tanto de las derrotas como de los éxitos. Al final todo forma parte de lo que se quiere cumplir. Y una carrera tan larga va a haber muchas derrotas, no vas a ganar siempre y hay que aprender a asimilarlo todo”, sentencia.