Sean Smith reina entre el cemento para el Movistar Estudiantes

Hay dos clases de partidos duros: por un lado, están los que te enfrentan a un rival con el mismo músculo que tú; y, por el otro, en los que el nivel de tu contrincante es tan inferior al tuyo que el encuentro se te hace pesado, difícil de digerir. Complicado de despachar. Este último caso fue el que se encontró el Movistar Estudiantes frente al colista Juaristi ISB, que a pesar de contar con solo tres victorias en 16 jornadas y únicamente nueve profesionales para su visita a Madrid hizo lo imposible para dar la mejor imagen posible. Por no despeñarse en la primera curva. Y, al margen de lo abultado del marcador (75-55) y de la sensación de inferioridad, lo consiguió.

Los vascos, los primeros en doblegar a los ramireños en su andadura por la LEB Oro la pasada temporada, se mantuvieron vivos durante casi 32 minutos con buenos zarpazos de Magassa (7 puntos) y de Sy (15). Su último fichaje, Kai Edwards se bregó bien bajo los tableros con 10 ante la inferioridad de su equipo en ese apartado: 41 a 32. Esto no le sirvió para no estar siempre por debajo en el marcador, pero sí para que su corazón latiera: las ventajas colegiales superaron constantemente los diez puntos durante los primeros tres cuartos, pero no llegaron a las dos docenas… hasta el zarpazo final estudiantil en el último cuarto tras un parcial de 11-2 de arranque que culminó Rubén Domínguez para el 65-44.

Pero para llegara hasta ahí, hasta ese cañonazo, el Movistar tuvo que navegar entre un mar de fallos en el lanzamiento que ya se intuían al alba del duelo: su primera canasta llegó con casi cinco minutos disputados. El Juaristi no iba a la zaga y logró la primera en juego a falta de 10 segundos para cerrar el acto inicial. El resultado, un desastre para el espectáculo, 15-5 con los vascos en un 1 de 15 en tiros de campo, 0 de 9 desde el perímetro.

Diferencia corta, pero que ya era una pesada losa para un equipo que contaba con lo justo y que vivió una enorme actuación del siempre hiperactivo Sean Smith. El alero madrileño es un portento físico, con una capacidad de salto inconmensurable que sufrió el Juaristi: causó 6 de los 10 tapones que puso el Estudiantes. Además, anotó 12 puntos y atrapó 14 rebotes para 30 de valoración. Sin el lesionado Larsen (tampoco estuvo Atencia) y un Jawara fallón, aunque clave en el despegue del último periodo con su lectura de juego, el hijo del mítico Sean Smith fue clave en el despertar colegial y en una victoria que vio la versión anotadora de Rubén Domínguez (17 tantos) y los minutos del canterano Montero. 13ª victoria de la temporada para asentarse en la tercera plaza de la clasificación antes de la fiesta del 75 aniversario y la llegada de un nuevo gigante, el IGC Lleida de Michael Carrera.