Scariolo: “Llegará el momento en el que Ricky va a querer jugar”
Tras una primera etapa de tres años (2009-2012) y otra que se alarga ya ocho, desde 2015, Sergio Scariolo deja abierta la opción a una salida a final de verano en esta entrevista con AS.
En una cita casi tradicional ya, Sergio Scariolo (1-4-1961, Brescia), el técnico que ha llevado a la Selección a la cima en un Mundial (2019) y cuatro Eurobasket (2009, 2011, 2015 y 2022), además de sumar dos medallas olímpicas (plata en 2012 y bronce en 2016), hace balance de 2023 en AS; y piensa ya en 2024, donde España tiene una cita marcada en rojo en el Preolímpico de Valencia, llave para los Juegos de París. El italiano, por cierto, termina contrato en verano y habla de su futuro. Admite que su renovación no está resuelta.
¿Es una Navidad distinta para usted? Aunque ya se conoce que es un técnico metódico que no para, por primera vez en mucho tiempo no le pilla dirigiendo en el día a día.
Obviamente, es un cambio. Después de diez años seguidos, se agradece también tener tiempo libre y, luego, digamos que ver el baloncesto con un ojo más de observación y de análisis, no tanto con la urgencia de la competición.
¿Así se ve distinto el baloncesto?
Desde luego, ayuda. Para empezar, tienes más tiempo para ver baloncesto. Captas más información de los jugadores.
Si echa la vista atrás, ¿qué le deja 2023?
Ha sido un año de una gran importancia, que empezó con una clasificación para el Mundial. Y allí estuvimos. Creo que se compitió bien, aunque no hay que olvidar que no cumplimos el objetivo de la clasificación para los Juegos. Por el contrario, metimos en la órbita de Selección nuevos jugadores, alguno que adelantó los tiempos. Creo que estuvimos muy a la altura de las circunstancias, y que supimos competir, incluso con equipos como Canadá con un talento espectacular que demostró luego con su clasificación final. El Preolímpico va a ser una nueva experiencia, un estímulo nuevo para nosotros.
Nada más perder contra Canadá, dijo en la sala de prensa en el Indonesia Arena de Yakarta que habían llegado hasta donde se podía dadas las circunstancias. En frío, y pasados los meses, ¿lo ve igual?
Siempre hay detalles que podrían haberse hecho de manera diferente, pero que también hay que poner en su justa medida, en los parámetros de experiencia y talento que tenía el equipo. Siempre hay cosas que se podían haber corregido, incluso por nosotros los técnicos.
¿Cuánto le cambiaron en el diseño y en la estructura de juego del equipo las ausencias de Ricky Rubio y Lorenzo Brown?
El plan general del equipo, al 100%. Pero creo que este tipo de cuestiones son estériles. La teoría no sirve. No hay ninguna evidencia que nos demuestre que las cosas hubiesen ido mejor si hubiesen estado Ricky y Lorenzo. Porque, además, los que jugaron por ellos no lo hicieron en sustitución de nadie, sino habiéndose ganado su derecho.
Juan Núñez estuvo a un nivel altísimo y, por lo que se ve en su rendimiento este curso, le vino bien.
Sí, no hay duda de que estos acontecimientos pueden ser oportunidades y creo que ha quedado claro que fue acertada la decisión de llevarlo como base titular, sin duda. Apostamos sin peros por Juan y creo que eso le vino bien.
El acontecimiento del año es el Preolímpico. Un torneo sin margen de error que, además, está muy pegado al final de la ACB. ¿Cómo piensa prepararlo?
Tenemos que utilizar el tiempo que nos queda con la conciencia de que hay un área de trabajo que se puede planificar, pero que habrá otra en la que habrá que tener una flexibilidad para tomar buenas decisiones. Saber que el Preolímpico está muy cerca del final de temporada y que necesitamos el mejor estado de forma durante esa semana, tal vez y especialmente, al final.
¿Y eso cómo se hace?
Observando, comunicando. Tenemos que saber quiénes son los jugadores más preparados para una competición muy radical, y hasta cínica, que se decide en seis días y no tiene margen de error.
¿Cree que sabrán manejar la presión? En el pasado reciente, ser anfitrión no le ha ido demasiado bien a la Selección.
Por eso hablaba de oportunidad. En la historia reciente de la Selección se han dado estos casos en los que ha habido frustraciones y se ha hablado de malos resultados, tal vez por no haber centrado los objetivos. Llegar a una final como la del Eurobasket de 2007 nunca puede ser un fracaso. Existe la presión, claro. Y no sólo en relación a las veces que fuimos anfitriones en 2007 y 2014, sino en los Preolímpicos que se han jugado recientemente en los que selecciones anfitrionas no han conseguido el objetivo.
Recientemente, decía Willy Hernangómez que usted es el mejor entrenador que ha tenido. Usted llegó a decir en este periódico que quería hacer de él una estrella. ¿Cómo lo ve en su regreso a Europa, cree que ha acertado?
Lo veo en un proceso de adaptación a un tipo de baloncesto muy diferente al que ha jugado en los últimos años. Aquí, los detalles y la parte defensiva tienen una importancia básica toda la temporada. Lo veo con sus momentos, pero creo que lo ha entendido. Y creo que es un jugador que ha abrazado el desafío de ser un jugador global, que ha escapado de su zona de confort, que es hacer puntos, y que quiere ser un jugador que domine la competición.
¿Ha hablado con él?
Suelo tener contacto con los jugadores cuando es preciso, pero intento no asfixiarlos ni ser invasivo porque nosotros tenemos luego una relación muy intensa en las semanas de verano. Quiero siempre que sepan que yo estoy, pero no agobiarlos.
Hablando de conversaciones con jugadores. ¿Qué sabe de Ricky, le va a esperar?
En este momento, la lista es muy larga. Y en esa lista, Ricky siempre va a estar. Dependerá de su voluntad, de su estado de ánimo, de sus sensaciones y sus sentimientos. De sus condiciones. He hablado con él, seguramente más que con la mayoría. Me interesaba saber cómo estaba. Hemos hablado, pero no de la Selección ni de baloncesto. Y esto será así hasta que él quiera. Llegará el momento en el que Ricky va a querer jugar. Las modalidades ya las veremos. Si los tiempos de Ricky coinciden con los nuestros para este verano, porque obviamente tendremos que tener unas deadlines, será perfecto. Si no, va a ser a la siguiente, porque Ricky tiene una edad para tener todavía recorrido en la Selección.
Hay Ventanas en febrero. Esta vez, además, no coinciden con la Euroliga. ¿Cómo las va a gestionar a nivel de lista?
Obviamente, hay unas franjas distintas. Los superveteranos tienen las puertas abiertas para venir, pero entendemos perfectamente que, por el bien de ellos, utilicen esa semana para descansar. Es una libre elección que se han ganado. Hay otro grupo de jugadores ya importante en la Selección de los que entendemos que podría ser interesante que estuvieran, entendiendo que la temporada es exigente. Pero también lo es la Ventana, con un partido contra Letonia; y otro contra Bélgica fuera. Mi idea también es utilizar la Ventana para darle continuidad a la idea que pusimos en marcha este verano de traer a los más jóvenes, sabiendo que aún forman parte de selecciones de cantera, pero que vayan conociendo el qué, cómo y con quién trabajamos.
Mara se ha ido a Estados Unidos. Y allí están ya Izan Almansa, Baba Miller… ¿Cómo ve la idea de que se vayan lejos?
Es un lejos muy relativo, están llevando a cabo experiencias muy interesantes. A nivel de desarrollo y de espacio en la FEB, los visitaré más adelante, pero es difícil saber si en Europa tendrían esos minutos y esa participación.
Vuelvo a las Ventanas. ¿Lorenzo está en la lista de jugadores que irán?
Lorenzo está en ese grupo de veteranos que tiene las puertas abiertas. Iré a verle pronto y veremos. Creo que hablaremos con mucha naturalidad y veremos. Obviamente, la única peculiaridad es que la diferencia entre el final de la temporada y el Preolímpico es poca y tendremos que tener una respuesta del jugador a tiempo que nos permita tomar nuestras decisiones.
Decía en una entrevista en El País el pasado mes de septiembre que su deseo era seguir en la Selección. Sin embargo, todavía no ha renovado. ¿Está todo igual?
Esa respuesta que hice era una respuesta desde el corazón; y mi corazón dice lo mismo. Estoy muy a gusto y, si decidiera sólo con el corazón, me quedaría toda la vida, hasta que me echasen. Pero hay que conectar el cerebro; y el cerebro dice que honestamente existe una posibilidad de que a partir del año que viene siga entrenando sólo a un equipo, de club o selección; y que se pueda encontrar un acuerdo con la FEB para seguir, o que no se pueda encontrar. En este último caso, lo que todo el mundo debe tener claro es que yo trabajaré con el máximo compromiso y empeño. No sólo para la Selección absoluta sino para el futuro de la Selección, para todo el futuro de nuestro baloncesto nacional de selecciones. En el caso de que la decisión que se tome sea diferente a la de seguir, dejaré todo lo que está en mis manos para que esto siga dirigido hacia el futuro brillante que creo que nos espera a largo plazo.
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