Scariolo cierra 2022 en AS: “El número uno de la FIBA da vértigo”
El seleccionador hace balance y piensa en 2023: “Que Ricky regrese sería una bendición y estoy seguro de la compatibilidad con Lorenzo”. Admite que “alguna federación” vino a por él.
En 2022, Sergio Scariolo lo volvió a hacer. El italiano, seleccionador nacional conquistó de manera insospechada el cuarto Eurobasket para el baloncesto masculino español después de construir un equipo que enganchó a la afición por sus tremendos valores. En AS reflexiona sobre lo que ocurrió en Berlín pero, sobre todo, tiene la vista puesta en el futuro. La máquina no para.
Ha sido 2022 un gran año para el baloncesto español, para usted. Pero también se le han ido un buen puñado de amigos y seguro que va a tener sentimientos encontrados esta Navidad cuando se siente en la mesa.
Sí. Es verdad. Exactamente es así. Deportivamente ha sido un año muy bueno, con tres títulos entre Selección y Virtus y con cosas significativas como el Eurobasket, la vuelta a la Euroliga…, pero también te acuerdas de esos amigos que te han dejado sin que te lo esperaras porque los tres (Javier Imbroda, Alfonso Queipo de Llano, José María Martín Urbano) podían habernos dado algún sustillo antes, pero era un momento relativamente tranquilo y han sido tres mazazos. También el de Manolo Santana, al que también estaba muy unido. En fin, en ese sentido ha sido un año con su lado B de la medalla.
Pero también muy feliz. Hace tres años, en una Navidad, cenó con el trofeo Larry O’Brien de campeón de NBA, que había conquistado con los Raptors junto al oro mundial con España. ¿Alguna novedad este año?
-(Risas). No, entonces sí fui previsor y como los Raptors dejaban que cada uno de nosotros tuviera el trofeo tres días en casa, pues me reservé los días de Navidad porque venía la familia y fue bonito. Este año tendremos otra vez la casa llena de familia en Navidad. Y en Nochevieja de amigos pero, desde luego, las medallas están en mi despacho y siempre a la espera de poder colocarlas en la sala de trofeos. La novedad es que la obra ha empezado. La máquina ya ha arrancado.
¡Ya era hora!
Sí. Con licencia y todo.
¿Qué fue del anillo de campeón NBA que estaba en una caja de seguridad en Toronto?
Ha vuelto y está en territorio español. Un buen amigo fue a Toronto y los devolvió (también la medalla de oro de campeón del mundo) a Europa.
El año se ha culminado con el número uno del ranking FIBA. Un premio a una trayectoria más que a un título.
Sí. Desde luego es una foto extremadamente prestigiosa y significativa porque son cosas que igual sólo se producen una vez en la historia de un país. Aunque fuese algo momentáneo o efímero, pensar que un país como España es, contemporáneamente, campeón del mundo, campeón de Europa y número uno de la FIBA da casi vértigo. Aunque sepas que no puede ser la tónica habitual, sí que es impresionante y esa imagen da vértigo.
¿Pensaba que se iba a mantener arriba a este equipo después de ser campeón del mundo, de que se fueran los Gasol, de la lesión de Ricky?
Es difícil. Desde luego, tenemos muy claro que podemos tener una previsión de una cantidad de talento suficiente para poder competir a alto nivel después de que termine este ciclo olímpico si los clubes y los jugadores siguen este trabajo de crecimiento. Pero hay dos ediciones o dos competiciones en las que tendremos que hacer un grandísimo esfuerzo para mantener un buen nivel de competitividad.
Dice que da vértigo verse como número uno en la foto de la FIBA. ¿Le da vértigo que se disparen de las expectativas con vistas al Mundial?
Obviamente, en ambas competiciones saldremos lejos de una previsión lógica de medalla. Luego, es cierto que en los últimos años hemos demostrado a nivel colectivo una capacidad multiplicadora del talento individual gracias a los jugadores, a su capacidad para estar juntos. Tenemos unos valores muy interiorizados que nos permiten superar lo que en teoría podamos hacer. Pero el punto de salida lógico siempre será estar lejos de la medalla. Y añadiría que la única visión que se puede entender con este equipo es la de agradecimiento y apoyo incondicional. Nada de expectativas. La expectativa con este equipo tiene que ser verlo competir, dar la cara, ser reconocible. Pero este equipo ha dado tanto al deporte español que no puede ser admisible ningún tipo de presión para un resultado.
¿Le duele ver que el MVP del Eurobasket no tiene sitio en la rotación de su franquicia? Ya decía este verano que, para eso, la NBA es “rara”. ¿ha hablado con él?
Me duele por el compañero, por la persona. Pero también habiendo estado allí durante unos cuantos años, y conociendo bien las situaciones, entiendo qué es lo que pasa y aunque no me guste no queda ningún otro remedio, para Willy y para los que estamos detrás, que aceptarlo y que pueda encontrar otro equipo que pueda necesitarlo más. Porque a su equipo le está yendo bien, tiene un juego interior muy poderoso e igual simplemente es que ese no es el equipo para que él tenga espacio y enseñe lo que podía hacer. No es la NBA, es el equipo.
En verano andaba preocupado porque muchos jugadores no llegasen al Eurobasket mejorados respecto al año anterior. ¿Este año es distinto?
El mismo Juancho ha tenido sus minutos, Usman también aprovecha los suyos. Además, ahora está a punto de volver Ricky, que tiene buena pinta. Así que algún brote verde hay.
¿Tiene ya en mente un boceto para el equipo de 2023?
Siempre tenemos un grupo amplio de 18 o 20 jugadores que luego se reduce un poquito cuando empieza la preparación. Hay que tener una idea y la nuestra es darle continuidad a nuestro proyecto, que lleva años demostrando que fluye bien y que evoluciona. Se trata de aprovechar las fuerzas todavía en vigor e ir introduciendo fuerzas nuevas que salgan de la cantera y que demuestren que pueden hacer algo diferente. Luego, la historia demuestra que hay que saber reaccionar sobre la marcha. Pero eso siempre dentro de un discurso global de un grupo que es amplio pero que a la hora de concentrarse para la competición de verano se reduce un poquito.
Conoce a Aldama desde muy pequeño, porque de hecho jugó con su hijo Alessandro. ¿El hecho de que lleve tanto tiempo en Estados Unidos puede afectar su encaje en la Selección absoluta?
Lamentablemente, el COVID impidió que esa generación disputase el Europeo U-20, pero no preveo dificultades especiales respecto a las obvias y siempre presentes dificultades a las de un jugador que compite durante la temporada con las normas NBA, otro rol… Siempre hay una necesidad de adaptación y de comprender la diferencia del rol que puede tener. Pero honestamente no preveo dificultades añadidas en el caso de Santi porque además lo conozco personalmente y es una persona fiable y fácil con la que ninguno de sus compañeros se encontrará menos que bien. Y tampoco preveo dificultades para mí. Una vez más, habrá una fase inicial de la preparación y calibraremos los para que se pueda conformar un bloque cohesionado.
Hablando del caso de Aldama, Izan Almansa está en Estados Unidos. Aday Mara también se puede ir… Usted conoce bien el asunto porque su hijo también se ha formado allí y ha entrenado en la NBA. ¿Qué le parece que los talentos vayan tan jóvenes a Estados Unidos; puede afectar en la formación?
La respuesta es una moneda de dos caras. Por un lado, si un jugador con 18 años que está aquí en España no tiene una garantía o una posibilidad real de competir muchos minutos hasta que sea profesional con todas las de la ley; y si le interesa seguir estudiando, cosa que yo recomendaría a cualquiera porque nadie sabe qué puede pasar con tu carrera de jugador, no hay nada mejor que irse allí. Obviamente, es duro poque tienes que hacerte hueco en plantillas con un nivel físico altísimo. Hay jugadores que han vuelto pronto. Pero es indudable que durante equis tiempo, juegan un tipo de juego diferente. Y cuando vuelven necesitan una readaptación. Y ese no es un proceso sencillo.
¿Hasta qué punto le haría feliz que Ricky fuese otra vez el eje de la Selección en el Mundial de 2023?
Por la persona, por su carácter, y más allá de su juego, Ricky es una referencia para todos. Creo que sería una bendición que la Selección lo volviese a tener como líder y referencia y estoy seguro de que hay una compatibilidad con Lorenzo Brown, aunque necesite de sus lógicos ajustes.
Acaba contrato en 2024. ¿Se ha planteado ya algo sobre el futuro?
Honestamente, mi mirada está puesta ahí. Me explico. Eso, a nivel de competición. A nivel de trabajo, está puesta en más años vista. Pero no necesariamente con mi presencia porque eso es difícil poderlo decir. Quiero que se vaya construyendo un equipo lo más competitivo posible a medio plazo y que tenga la máxima competitividad posible en el corto plazo.
Si se puede saber, ¿cuántas ofertas ha tenido Sergio Scariolo de federaciones desde que es campeón de Europa y del mundo?
Alguien se ha acercado, pero te hacen una oferta cuando tú dejas que te hagan una oferta. Si no, se queda en un interés y que igual se vuelve a hablar en equis tiempo. Y ahí se ha quedado porque no he sentido ninguna necesidad de avanzar.
¿Le atraería entrenar otra selección, su país por ejemplo?
No soy de mirar demasiado adelante. Tengo unos contratos en vigor hasta 2024 y por cómo estoy hecho, los vivo y los trabajo como si me fuera a quedar toda la vida. Y siempre he sido así, no conozco otra manera de trabajar
El baloncesto debe haberle llevado mucho más allá que por medio mundo. ¿Pero conoce Filipinas?
Nunca he estado.
¿Le llama la atención un Mundial allí, con una fase final en un pabellón en el que caben 50.000 personas?
Pues la verdad que el baloncesto me ha permitido vivir experiencias enriquecedoras que me han mejorado como persona y esta tiene toda la pinta de poderlo ser. Obviamente aún no sabemos dónde jugaremos (España podría jugar la primera fase en Filipinas, Indonesia o Japón) pero, desde luego, el baloncesto, se está expandiendo. Pero ahí estaba. Recuerdo cuando estaba en Milán que los domingos, cuando jugábamos fuera de casa, se alquilaba el Palalido a la comunidad filipina, que era enorme. Y muy apasionada del baloncesto. Metían 4.000 personas en las gradas de aquel torneo interno de chicos filipinos. Así que ya tuve hacia muchos años la sensación de que era un equipo
Ha sido su año de regreso a la Euroliga. ¿Cómo se ha encontrado?
Muy divertido, estimulante. Físicamente, es una competición muy dura con un impacto físico y atlético tremendo. Con mucha calidad. Nosotros como equipo nos hemos acercado con una plantilla de la que casi tres cuartas partes de los jugadores no habían actuado en la competición. Y el club llevaba 20 años sin jugar Euroliga, así que hay un proceso de aprendizaje incluso para mí mismo, que volvía a la Euroliga, después de siete u ocho años. Hemos tenido lesiones y no hemos podido jugar con el roster completo ni un partido, pero nos ha ayudado a crecer. Y estamos en el grupo de los que luchan para que hasta el final tengamos una opción de estar en los playoffs.
Cada uno de los que estuvo en Tblisi y Berlín tiene su foto del Eurobasket. ¿Cuál es la suya?
Diría que hubo un día o dos días en los que cada vez que me cruzaba con Rudy, todo era muy emotivo. Por saber todo lo que había detrás de este campeonato, por estar con él después de muchos años, y por esas muestras de liderazgo que dio, incluso un puntito inesperado si digo la verdad por mi parte. Cada vez que me cruzaba con él, me emocionaba. Eso, asociar alguien con un conjunto de experiencias y emociones, me ha pasado raramente. Pero también hubo otros. Estar con los chicos que no habían ganado nada importante nunca. Estar con los hermanos Hernangómez, que me reconocían un poco en la admiración. Una familia que igual no han tenido la suerte que merecían en la NBA. Verles alegrarse juntos, con una unión que va más allá de la fraternidad, y de la amistad, tan especial. Esas emociones me las voy a guardar para siempre.
¿A Rudy le esperamos para Filipinas?
Esperemos que empiece a jugar, que ya le toca… (risas).