Portugal y una clasificación histórica para octavos de final que sabe a melón
La selección de baloncesto de Portugal hace historia en el EuroBasket, pero en octavos de final llega un coco hecho premio: Alemania, campeona del mundo.


Para un país donde el baloncesto es secundario o terciario la nueva configuración de los EuroBasket (multisede con 24 equipos) es una bendición. Uno de los ejemplos que nos deja la presente edición del torneo es Portugal. El combinado ibérico ha avanzado más que su vecina España, la vida al revés, y estará en octavos de final por primera vez en su historia. Un encuentro trabado y correoso frente a Estonia, legitimada por una bulliciosa afición desplazada a Riga dada la proximidad, se lo puso complicado, más si cabe con la expulsión por doble técnica del NBA Neemias Queta, y ahí salió todo ese juego que tanto tiempo ha estado aletargado. Pura historia. Bien merecen disfrutar este sábado 6 a partir de las 14:15 horas, aunque el envite sea para asustarse al verlo de cerca.
Porque el salto de calidad es notable: hasta hace bien poco se les conocía por disputar las previas de las fases de clasificación para acceder a los clasificatorios ordinarios. No en el lejano escalón del Europeo de Países Pequeños (el vigente campeón, 2024, es Andorra), pero merodeando alrededor. La Seleçao jamás ha ido a unos Juegos ni a un Mundial; en Europa es la cuarta participación, con el 9º de España 2007 como puesto de mayor rango. En competiciones de clubes los dos gigantes del fútbol, Oporto y Benfica, ni siquiera han logrado penetrar en las altas esferas. Un par de americanos nacionalizados, Mike Plowden y Steve Rocha, y el ídolo local Carlos Lisboa son estandartes de años pasados. Esta vez tocan fibra.
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El país tiene en Queta a su mejor hombre. El pívot de los Celtics no destaca en América porque no goza de minutos suficientes, reivindicándose cada vez que se pone la casaca de Portugal. Por él empieza y acaba este torneo. Aunque hay más. Cuatro conocidos de la segunda división española: el Lisboa llamado Rafa, en el Oviedo; Diogo Brito, del Obradoiro; Vlad Voytso, nacionalizado y miembro de Grupo Alega Cantabria; y un Francisco Amarante que se vuelve a la liga nacional tras el verano. Mucho oficio en ellos, en Travanté Williams que vimos en el Bàsquet Manresa, en casi todos los integrantes. No hablamos de una suma de individuos. Equipo con mayúsculas.
Les falla ese punto o dos de calidad, experiencia, callo y demás historias que te aportan el legado y los partidos jugados frente a gente muy buena. Están exprimiéndose lo más posible. Así continúa el sueño. Son el penúltimo equipo del EuroBasket en puntos por encuentro (63) y el último en porcentaje de tiros de campo, (35,5). Numerosas selecciones eliminadas les superan en esos apartados ofensivos. El +/- por cita de sus jugadores unidos está en negativo: -10,6. ¿Cómo lo han hecho? Básicos. Saber hincar el diente. Defensa. Y conocerse a sí mismos. Se dejaron ir contra Turquía y Serbia, no era su guerra, el chasco de Letonia les hizo temblar, pero Chequia y Estonia fueron suficiente para pasar por el enfrentamiento directo de dos victorias. Y nada más. Y nada menos.
En octavos toca un coco. El gran favorito. No sólo por lo que trae a este campeonato sino por el bagaje de los últimos torneos internacionales. La campeona del mundo, Alemania, ahora sin Gordon Herbert y estrenando a Álex Mumbrú en el banquillo, es más un regalo del que alegrarse. Para la primera vez que acceden a una eliminatoria directa por el título, dejando atrás los grupos, qué mejor que el test definitivo. Sin Voigtmann por dentro. Sin Krämer por fuera. Pero una señora selección que accedió haciendo pleno, cinco de cinco, y cuyos registros asustan. Candidata al oro. El sendero conduce a Italia o Eslovenia en cuartos; les queda primero Portugal, las ganas y el pundonor.
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Cuando en sala de prensa preguntaron al seleccionador, Mário Gomes, que a qué sabía vencer a Estonia y clasificarse, la respuesta fue el humor de la localía. “A melón de Almeirim”, bromeó, una fruta de piel seco y rugosa pero gustosamente dulce. Que lo degusten a placer.
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