Pau Gasol corona la tercera edición del Hall of Fame del baloncesto español
El de Sant Boi prolongó en Sevilla un 2023 de ensueño en el que los Lakers retiraron su ‘16′ y entró también en el Salón de la Fama de Springfield.
Que Pau Gasol (43 años) es historia del baloncesto (español, europeo, mundial) es indiscutible. Pero hay pocas cosas que lo demuestren más que sus últimos meses, un torbellino de emociones después de una carrera legendaria que acabó el 5 de octubre de 2021, el día de su punto y final.
Se había ido en sus términos, después de ganar otra Liga con el Barcelona veinte años después de la primera; Y había disputado, en Tokio, sus quintos Juegos Olímpicos. Una lesión en un pie anticipó su final en la NBA, estropeó su paso por los Bucks y no le dejó ni debutar con los Blazers. Pero, después de mucho sacrificio y mucho trabajo de recuperación, no le impidió finalmente esa última cabalgada, con el Barça y la Selección. Se fue a su manera, como tenía que ser.
En estos últimos meses, Gasol ha visto como los Lakers retiraban su número 16, que nadie llevará nunca más en la legendaria franquicia porque ya está en el techo del pabellón junto a los números (8 y 24) de (entre otros: Magic, Kareem, Shaquille, West, Chamberlain…) su adorado Kobe Bryant, con el que ganó dos anillos de campeón de la NBA. Después, entró en el Hall of Fame de Springfield, y ahora lo hace en el del baloncesto español como estandarte de un año especial, el del centenario.
El referente de la Familia
“No sé cuándo recibí mi primera carta, antes se mandaban, de que había sido seleccionado por el equipo nacional. Nunca olvidaré ese momento tan especial en el que empezó una andadura que acabó en Tokio. Allí conocí a jugadores como Felipe, Berni, Cabezas, Navarro, López; esa generación del 81 con Calderón y alguno más que aportó mucho... Todo aquello lo pudimos llevar a la Absoluta, se trasladó a la pista y fuera de ella. Lo que pudimos transmitir fue el cómo, no sólo lo que se consiguió: valores, humildad, saber ganar y también perder”, dijo en su discurso un Pau Gasol al que se le caen de los bolsillos los motivos para formar parte de nuestro Salón de la Fama. Los títulos y los all-star con los Lakers, la explosión en el Barcelona y, claro, las once medallas con la Selección absoluta. El gran pilar de los Júniors de Oro y el hombre que puso al baloncesto español por encima de todos los demás, al menos en Europa. El que hizo que nos vieran como nosotros veíamos antes a yugoslavos y soviéticos. Prácticamente invencibles.
“El agradecimiento es eterno, y os quería lanzar un mensaje. Que sigamos aunando esfuerzos para que el baloncesto siga siendo un foco de inspiración para las generaciones más jóvenes en estos tiempos tan cambiantes, tan complicados en ciertos aspectos, haciendo que el deporte impacte a nuestro país de una forma tan positiva. Os quiero a todos de corazón”, terminó una emocionada intervención un jugador que parecía algo imposible cuando despuntó en la temporada 2000-01, con el Barça. Un 2,16 que manejaba la bola como un base y tiraba como un alero. Él, junto a otros como Dirk Nowitzki y Tony Parker, derribó muchas barreras entre Europa y Estados Unidos, tendió puentes hacia la NBA que después han cruzado de forma masiva los europeos. Fue una revolución en las canchas y es uno de los grandes de toda la historia del deporte español. Uno de esos que marcan, claramente, un antes y un después. El jugador que se convirtió en icono y que, rodeado de toda su familia (sus padres, su mujer y sus hijas, sus hermanos...), recordó en la gala de La Cartuja el recorrido que le había llegado hasta allí, hasta el Hall of Fame del baloncesto español.
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