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LEB ORO

Movistar Estudiantes: una caída a plomo

El conjunto colegial ha perdido 5 de sus últimos seis partidos por una media 18,2 puntos. La lesión de Dee y el asunto Carrera, claves.

Nikola Rakocevic, Alex Murphy y Toms Leimanis,Kevin Larsen y Branden Frazier.
Nikola Rakocevic, Alex Murphy y Toms Leimanis,Kevin Larsen y Branden Frazier.Nicholas P. Jones

De líder de manera absolutista la LEB Oro a una caída a plomo que ha dejado noqueada a la institución. El Movistar Estudiantes ha dilapidado en apenas 37 días virtualmente todas sus opciones de ascender de manera directa a la Liga Endesa, copiando el bajón de juego y resultados que le sentenció la pasada temporada y con febrero como nexo. Si en el curso 2022-23, cerró la fase regular cuarto con un balance de 22-11 tras acumular 8 derrotas en 15 partidos desde ese mencionado mes que arrancó tercero y 15-4; en el presente, ha ido de la 1ª posición y 17-3 el 11 de febrero a la 5ª y 18-8 después de ganar un partido de los últimos seis. Como en la anterior campaña, la caída en la presente ha sido inesperada y ha tomado a todos por sorpresa. Nadie encuentra un motivo que pueda explicar el bajonazo. Nadie entiende que ha pasado desde la derrota en Lleida el pasado 16 de febrero.

Un frenazo en seco que ha permitido al líder Leyma Coruña superarle ya en dos triunfos (más el average) y a los dos equipos de Burgos (Tizona y San Pablo) adelantarle: 19-7 cada uno cuando estaban 14-6 el 11 de febrero. El Lleida está por encima con una escalada mayor, del 13-7 al 18-8. Solo la trabajada victoria sobre el Fuenlabrada ha evitado que el pozo sea aún más profundo, pero que no ha tapado unos daños estructuras que surgieron con la lesión de Johnny Dee el pasado 4 de febrero ante el colista Rioverde Clavijo en un partido intranscendente.

La luxación en el codo del escolta estadounidense en un choque con Coffi rompió el alma estudiantil. Dejó tiritando el potencial exterior del Estu, el principio fundacional de este proyecto, muy perjudicado ya con la lesión el 20 de diciembre de Francis Alonso. Sin el malagueño, el entrenador Pedro Rivero había conseguido poner un parche con la llegada del base Guillem Ferrando y el traslado de Toms Leimanis a la posición de escolta. Pero sin Dee, la herida se hizo muy profunda.

Johnny Dee, en el suelo, tras su lesión ante el Clavijo.
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Johnny Dee, en el suelo, tras su lesión ante el Clavijo.Nicholas P. Jones

Bajón desde el perímetro

El Estudiantes había marcado el paso en la categoría a base de aplastar desde la línea exterior. Su peligro perimetral era enorme: hasta la lesión de Dee, promediaba un 42% de acierto con 203 triples anotados de 483 lanzamientos (solo en temporada regular, sin contar Copa Princesa). El norteamericano estaba en un 46,3% (Alonso, en un 52,4%). Solo en 5 de 19 partidos, los ramireños se habían quedado por debajo de las 10 dianas y solo en uno habían perdido (Oviedo).

Sin el norteamericano, las tornas cambiaron. Son ya siete duelos sin él y solo en dos el Estu ha llegado o superado los 10 aciertos (Fuenla, 12; Ourense, 10). Nueve ante el Alicante, ocho contra el Menorca, siete frente al Coruña y el Lleida, y cuatro ante el Burgos. Solo contra los baleares y madrileños ganó. Los otros cinco encuentros, derrota. El porcentaje desde el triple en ese lapso ha descendido un 9,4% hasta el 32,6%, maquillado por el 52,2% frente al Fuenla(12 de 23).

Defensa

Las derrotas, además, han sido abultadas, por 18,2 puntos de diferencia con una defensa que hace aguas: ha pasado de recibir 72,9 tantos de media en las 20 jornadas previas a 89 en las siguientes seis. Hasta la racha negativa, solo el Valladolid le había anotado 90 puntos o mas con 92… y tras una prórroga. En este tramo, Coruña (114) y Lleida (93) y Ourense (92) han roto esa barrera. Un problema que deriva de lo mismo, de la lesión de Dee y la poca pegada estudiantil. El estilo puesto sobre la mesa, y que funcionaba, era de alto ritmo, muchas posesiones, muchos tiros… romper por la mitad al rival antes del último cuarto (incluso antes) al no poder seguir su velocidad anotadora.

Carrera

Sin ese peligro, el juego se ha hecho mucho más predecible, más lento en ataque con Larsen (más de 35 minutos en cancha las dos últimas jornadas) y Leimanis sosteniendo un equipo que se quedó sin Michael Carrera el pasado martes 19 de marzo: rescisión de mutuo acuerdo, ya no jugó ante el Ourense. El ala-pívot venezolano, MVP de la competición la temporada pasada, aterrizó en Madrid como la gran estrella del proyecto. Un jugador que mezclaba unos números superlativos con un carácter explosivo que se hizo insostenible. Sobre todo, tras su enfrentamiento en un tiempo muerto en Alicante con Rivero, que no contó en la casi totalidad de la segunda parte con un jugador que días antes había hecho 35 puntos (6 de 6 desde el triple) y 9 rebotes para 40 de valoración ante el Fuenlabrada.

Michael Carrera y Kevin Larsen, en el calentamiento previo al partido contra el Alicante.
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Michael Carrera y Kevin Larsen, en el calentamiento previo al partido contra el Alicante.Nicholas P. Jones

No era su primer acto de alto voltaje. El pasado 20 de diciembre, tras caer por dos puntos contra el Leyma Coruña y tras anular (bien) los árbitros una canasta de Sola que llevaba el partido a la prórroga, el sudamericano tuvo un fuerte encontronazo con los árbitros. Fue castigado con siete encuentros (reducido a cinco), un periodo en el que los estudiantiles hicieron el mejor juego de la temporada, se alzaron con la Copa Princesa y se elevaron hasta la primera posición en solitario de la LEB Oro.

Frazier, Nzosa, Rodríguez...

Una personalidad volcánica que no caló dentro de un vestuario (su conversaciones dentro de pista con algunos compañeros no eran muy diplomáticas) que no ha encontrado en Branden Frazier, el último fichaje, un referente para salir del mal escenario en el que baila ahora. El estadounidense no cuaja en un estilo de circulación de balón al tener que amasar mucho balón y Rivero parece haber perdido confianza en él (solo 3:44 sobre la pista en la derrota contra el Ourense).

No es el único señalado por un Rivero al que se le ha visto superado desde la derrota en Galicia contra Coruña. Nzosa, el joven pívot cedido por el Unicaja, está más tiempo en el banquillo que como reemplazo en pista de Larsen y Sergio Rodríguez no tiene una consistencia en minutos, rendimiento y juego. Wintering, el gran base estadounidense, MVP de la Copa Princesa y referente de ataque, ha entrado en barrena, sin facilidad para la penetración y la anotación. Y, todo eso, con el gran tutor de todos ellos, Carlos Suárez, entrando ahora yapoco a poco en rotación tras superar una lesión que no pintaba del todo mal, pero que le ha tenido en el dique seco durante tres meses.

Problemas, problemas y más problemas para uno de los proyectos titánicos esta temporada en la LEB Oro que aún tiene posibilidades de darle la vuelta a la situación: quedan semanas, partidos y jornadas por delante, pero desde hace tiempo el pozo del Estudiantes parece no tener fin. Veremos.

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