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LEB ORO

Movistar Estudiantes: un equipo de lujo en un verano convulso

El conjunto colegial se estrena este viernes en LEB Oro en Cáceres (21:15, ‘LaLigaSportsTV’) como uno de los grandes candidatos al ascenso.

Arriba: Carlos Suárez, Michael Carrera y Kevin Larsen.
Abajo: Hugo López y Yannick Nzosa.
ALBERTO NEVADO

El Movistar Estudiantes vuelve al ruedo. A la LEB Oro, en su tercer asalto a una categoría que se le ha atragantado y en la que este año parte, como en su estreno en la división, como uno de los dos gigantes destinados a subir a la Liga Endesa. Este viernes, en Cáceres (21:15, LaLigaSportsTV), tendrá su primera oportunidad de demostrarlo. El otro, el Hereda San Pablo Burgos, que tras copiar los errores de los colegiales en su debut en LEB, ha vuelto a realizar un enorme inversión para recuperar su lugar en la ACB.

También los estudiantiles. No han reparado en gastos. Y la plantilla luce de lujo. El truco, a diferencia de los dos veranos anteriores, comenzar la planificación pronto. Muy pronto. El 23 de junio, el club anunciaba la contratación para el banquillo de Pedro Rivero, el entrenador que había ascendido al Zunder Palencia y que renunció a la Liga Endesa por el Ramiro. “Es un proyecto que me atrae, es enorme y de futuro”, aseguró en su presentación. Su presencia, de atracción de jugadores, y la marca Estudiantes, que aún tira, también fueron fundamentales. Y, con esas tres patas del banco, al mercado.

Michael Carrera y Alec Wintering aterrizaron tras dominar la competición el pasado curso. El primero, duda para el partido de este viernes por la lesión que se produjo en el Mundial, fue el MVP de la temporada. Johnny Dee regresa después de ascender con el MoraBanc Andorra: fue su máximo anotador con 12,6 puntos y un 44,4% desde el triple. Desde la ACB, Francis Alonso, Yannick Nzosa y Sergio Rodríguez. Y desde Finlandia, Alex Murphy. Carlos Suárez vuelve al equipo que le vio ‘nacer’ para dotar de veteranía, experiencia y orden al vestuario. Adams Sola, Toms Leimanis, Kevin Larsen y Hugo López son los supervivientes de una última temporada para olvidar.

Pedro Rivero, entrenador del Movistar Estudiantes.
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Pedro Rivero, entrenador del Movistar Estudiantes.

Mucho y bueno. Calidad, experiencia, conocimiento de la categoría. Un portaviones para una LEB Oro que no será nada fácil. La Segunda ha crecido exponencialmente los últimos años, principalmente en su clase media-alta, con el Leyma Coruña con galones ya de candidato a la ACB. Alicante, Gipuzkoa, Lleida y Valladolid, en un escalón inferior, esperan su oportunidad. Los recién descendidos, Betis y Fuenlabrada, son una incógnita, aunque los madrileños pintan a pelear por los puestos altos y quién sabe si algo más. Plantilla, espíritu, galones. Los andaluces, en plena venta del club, están inmersos en la niebla: el paso de las jornadas reflejará si están en la cuneta o en la autovía.

Pero con el Estudiantes es una de cal y otra de arena. Y este verano no iba a ser diferente, aunque fue un poco más allá de lo que el estoico aficionado colegial estaba acostumbrado y de lo que podía tolerar. Se tocó hueso avivando el fuego de una crisis social latente, pero poco dada a estallar. Los despidos de varios trabajadores de a pie, en plenas vacaciones, levantaron ampollas, que el club tardó en explotar. Bien o mal, según a quién preguntes. Santi Escribano, director de comunicación y en el organigrama del club desde 2006, y Óscar Carretero, utillero del primer equipo y en el club desde hace 23 temporadas, recibieron el finiquito. Juan Pelegrín, fotógrafo y uno de los rostros más queridos por la hinchada, tampoco continúa. Solo en el caso de Carretero, Ignacio Triana, presidente de la institución, admitió el error cometido y un intento para su vuelta al Estudiantes en labores diferentes que él declinó.

La marcha de María Espín, la capitana de las Women in Black, y la salida de jugadoras tan emblemáticas en la sección femenina como Melisa Gretter y Nadia Fingall tampoco gustaron en una afición que teme ver caer el nivel del equipo de Liga Femenina Endesa. El precio de los abonos, con separación entre el de chicos y el de chicas, elevó un poquito más la temperatura en el ambiente estudiantil. Una independencia entre equipos que fue solicitada por Alberto Ortego, responsable del Estu femenino, para conseguir una vía de financiación nueva y, así, poder aumentar un presupuesto que está estancado y entre los más bajos de la competición.

El run-run en redes sociales y en los círculos azules crecieron en una espiral ascendente que no se recordaba desde que Adecco se convirtió en patrocinador del club a finales del siglo pasado y a principios de este. Triana, y José Asensio, director de Relaciones Institucionales y de Marca y un clásico en la institución, fueron el centro de las críticas.

El motivo principal para los despidos de trabajadores fue el económico. El Estudiantes está lastrado por una deuda con Hacienda que asciende a los 7 millones de euros (una cantidad variable según el año y el interlocutor: es la gran deuda creciente) y de la que hay que pagar un millón de euros cada año. Triana, el club, aseguraron en un asamblea informativa que los despidos eran necesarios (no fundamentales, pero sí parte esencial) para llegar al desembolso de este 2023. Y también para seguir metiendo más dinero en lo deportivo y menos en aquello que está alejado de las canastas, de una parte estructural de la organización que cada año adelgaza un poco más y en el que las actividades de cada uno de los supervivientes de las quemas se reproducen como esporas.

Un ambiente enrarecido que aún no se sabe si afectará, y en que medida, a los chicos de Pedro Rivero. Como siempre, los resultados, el caminar del Estudiantes en la categoría avivarán o apagarán las llamas en la calle Serrano. El primer examen, Cáceres. El objetivo, el ascenso. “Ganar la LEB Oro”, en palabras de Triana. Veremos.

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