Los ángeles de España
La Selección cuenta con un grupo de médico, fisioterapeutas, preparados físicos… de alto nivel para estar al 100% en los torneos.
La Selección no afrontaba un Preolímpico desde 1988 en los Países Bajos. 36 años de bendita ausencia que han convertido la cita de Valencia en toda una novedad para España. Un torneo exprés de cuatro partidos (si se alcanza la final) en seis días que comenzó solo 20 días después del desenlace de la Liga Endesa. Una inmediatez que hizo coincidir el inicio de la concentración con el segundo partido de la final de la ACB el 10 de junio. Y, claro, todo ello tras una temporada larga en el tiempo, repleta de partidos y llena de exigencia que despertaban la duda de cómo llegarían (y cómo soportarían) las piernas y las mentes de algunos de los internacionales a esta transcendental cita para el baloncesto nacional.
AS buscó la mejor forma de despejar la incógnita: preguntando a los ángeles que cuidan y preparan a los jugadores de la Selección. A los fisioterapeutas, preparados físicos, médico y área de rendimiento que completan el staff de Sergio Scariolo y que cuidan al milímetro del bienestar de los chicos del italiano para que estos estén a su mejor nivel dentro de la pista. Y la respuesta fue clara: no hay que preocuparse. “En reglas generales, muy bien. Siempre tenemos una pequeña incertidumbre de cómo llegan del club. Sobre todo, aquellos que vienen de jugar el playoff, pero ha sido un año bastante bueno”, asegura Enrique Salinas (París, 1966) preparador físico de la Selección junto a Javi Bello y el ausente Daniel Hernández, que ayudó durante la concentración previa.
“Como siempre, bien. Algunos vienen de competir, otros tienen una serie de patologías que les hacen tener un protocolo especial con una carga muy adaptada a ellos. Eso, luego, hace que todo confluya en las semanas más importantes previas a la competición”, señala David Urbano, con el grupo desde 2011. El granadino (1975), Jordan Sospedra y Tomás Richartz son el trío de fisioterapeutas de la Selección, especialistas con una enorme y cuidada filosofía de trabajo que se complementa a la perfección con el María Reina, área de rendimiento, y el médico Carlos Salas. Y el grupo lo agradece.
“Estamos lo mejor coordinados posible. Después de tanto tiempo, tenemos montada una estructura de trabajo en la que el jugador, antes de entrenar, tiene algún tipo de trabajo de activación, movilidad pasiva para mantener los rangos articulares, el tono muscular. Y después de la práctica, seguimos en esa misma línea, intentamos darle una serie de estímulos para obtener los resultados de recuperación y estar un poquito mejor al siguiente día”, cuenta Urbano, con pasado en Granada y Baskonia. El Barça es el que ahora aprovecha su amplia experiencia.
Bañeras de agua fría, terapia manual… y dormir son las herramientas para saltar bien a la pista un día y al siguiente también como ocurre en este Preolímpico, donde los partidos se han sucedido para España: jugó dos partidos seguidos, martes y miércoles, en la fase de grupos y disputará, si todo marcha bien, dos más consecutivos, sábado y domingo. Un campeonato muy corto, de esfuerzos sin pausa que cambia el trabajo de Salinas en la “inmediatez del resultado”. “Es igual que con la táctica, como le pasa a Scariolo. En muy poquito tiempo, en tres semanas tienes que preparar al equipo en el mejor estado para que todos los jugadores tengan un nivel de rendimiento óptimo. Y eso pasa porque puedan asumir bien las cargas de entrenamiento y afronten la competición con un bagaje físico importante para asumir una carga de entre 7-8 minutos seguidos sobre la cancha”, analiza el preparador físico con más de 30 años de experiencia a su espalda.
Para el mundo fisio, para Urbano no cambia mucho la concatenación de duelos, pero sí la extensión del torneo: “Hay que meter muchas más cosas en menos tiempo y, sobre todo, con esa carga de partidos que llevan muchos jugadores”.
Cada año, muchos internacionales disputan entre 70 y 90 partidos. Un rango en el que están Sergio Llull (74) y Willy Hernangómez (78), por ejemplo, y al que hay que meter la lupa para conocer el estado de los jugadores. “Muchos vienen con una sobrecarga física y con eso hay que jugar, pero ahora están donde queremos”, continúa Salinas, que tiene claro que hay diferencias a la hora de trabajar con un joven o un veterano. Para Urbano también: “El veterano es un perfil que lo demanda más continuo. El joven, más puntualmente”.
La carga sobre el jugador no solo está en los partidos, sino cuándo disputaron el último. Cuánto tiempo de margen para recuperarse ha tenido desde la última vez que saltó a la cancha y la primera ocasión que le hizo en La Fonteta. Aldama afrontó 61 partidos este curso, pero el último fue el 1 de abril. Llull y Rudy clausuraron su temporada el 12 de junio. Pero todo tiene remedio para conseguir el objetivo físico marcado: “Se les adapta a ellos la carga de entrenamiento que tienen, es como si tuvieran un sumatorio de antes, con su club, y se les pone la carga óptima para cuando se incorporan. Lo regulamos rápidamente”, comenta el preparador físico de una Selección que está en las manos de sus ángeles para alcanzar el cielo de París.
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