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LEB ORO

Leyma Coruña: la pasión naranja ya sueña con la ACB

El Leyma Básquet Coruña lidera la LEB Oro tras 12 victorias consecutivas. El rigor del proyecto, la continuidad deportiva y la insistencia, las claves del éxito.

Actualizado a
La plantilla al completo del Leyma Básquet Coruña posa para AS en el Palacio de los Deportes antes de empezar el entrenamiento.
Jesús Sancho fotógrafoDiarioAS

El pasado viernes el Leyma Básquet Coruña daba un golpe sobre la mesa de la LEB Oro al pasar por encima del Estudiantes (114-88). Era la duodécima victoria consecutiva del equipo naranja para asentarse en un liderato que le acerca a la gloria de la ACB. Con once partidos por delante, los gallegos tienen dos victorias de colchón sobre el Burgos y el conjunto estudiantil, que realmente son tres con los madrileños al ganarles el basquetaverage. Una temporada extraordinaria que los de Diego Epifanio adornada con espectáculo. Con un equipo alegre, veloz y ofensivo que promedia 91 puntos por partido, la media más alta de la categoría.

El liderato y el sueño de la ACB llena de orgullo a técnico, jugadores y club, pero casi por encima de esto está el apoyo de una ciudad como A Coruña que lleva décadas viviendo de espaldas al baloncesto. El Palacio de los Deportes de Riazor sentó en sus gradas a 4.235 espectadores, lleno absoluto. Algo inédito, una cifra que ni siquiera se rozó en playoff. La ciudad, normalmente volcada con el Deportivo o el Liceo de hockey, ha hecho un hueco en su corazón para la pasión naranja. Un lento y sostenido crecimiento que tuvo su último impulso con la disputa de la final de la Copa Príncipe y que ha elevado a más de dos mil su número de socios. Un despertar para una ciudad, A Coruña, que sólo jugó en una ocasión en primera división allá en un lejano 1968 gracias al desaparecido Bosco.

Esto no es flor de un día”, comentaba orgulloso Diego Epifanio tras la victoria ante Estudiantes. Lo cierto es que no lo es. Es un proyecto sostenido en el tiempo y sostenible en lo económico con 1,4 millones de euros de presupuesto, el quinto de la LEB. Un club que además mira la base y la ciudad, con unas escuelas deportivas que forman a más de 600 niños. Un club que se ha metido en playoff de ascenso en nueve de las últimas once temporadas en una larga carrera de persistencia sin premio que podría llegar al fin a la meta en unos meses.

Continuidad

Buena parte del éxito y de la fiabilidad del proyecto lo explica su plantilla. En un baloncesto cambiante, de jugadores de ida y vuelta y contratos de complicada longevidad, el conjunto naranja tiene entre los doce jugadores de su equipo a siete que ya estaban la pasada campaña. Ejemplos de ello son la fantástica temporada del base Jakovics, verdugo del Estudiantes y MVP de la última jornada. O la amenaza exterior del cubano-estadounidense Barrueta. Dos veteranos que tiran del carro a los que se suman refuerzos como Huskic, pívot con amplia experiencia en ACB. O el caso de Burjanadze, que está de regreso tras jugar hace diez años en A Coruña. Refuerzos que han sumado recursos para convertir al Leyma en un equipo cada vez más fiable y con una mentalidad ganadora que está siendo decisiva en muchos finales de partido.

Esa continuidad también es extensible al banquillo, con apuestas seguras y paciencia en los proyectos. El actual entrenador, Diego Epifanio, repite por segundo año y tiene a sus espaldas ascensos con San Pablo Burgos y Breogán, además de dos temporadas en ACB. Las cuatro temporadas de otro ilustre como Tito Díaz, las dos de Gustavo Aranzana o las tres de Sergio García, el anterior inquilino del banquillo coruñés antes de la llegada de Epi en 2022, resumen perfectamente la filosofía de un club que escapa de lo inmediato y piensa en lo futuro.

Fundado en 1996, el Leyma Básquet Coruña nació de la unión del equipo de Liga EBA de Arteixo y del Club Baloncesto Ventorrillo. Desde 2020 está presidido por Roberto Cibeira, a la par CEO de Pontegadea, sociedad patrimonial de Amancio Ortega. Esa raíz empresarial le ha permitido recabar patrocinios de varios empresarios de la ciudad logrando que el 80% de sus ingresos sean privados y no depender de unas entidades públicas cuyo apoyo es bastante limitado. En 2019 el club comenzó su conversión en Sociedad Anónima Deportiva, proceso que frenó la pandemia y que no concluyó hasta 2021. Un crecimiento pausado, con cimientos e ideas firmes que sueña con el espaldarazo que supondría el ascenso a la ACB. Este martes, en el Palacio de Deportes de Riazor, el Guipuzkua (20:30 horas), sorprendente verdugo la pasada temporada de los coruñeses en el playoff, pondrá de nuevo a prueba la racha naranja.

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