“Cuando ganamos la Liga Europea, de los 10 jugadores en el acta siete éramos de la cantera”. Esta frase, pronunciada por Juanan Morales, exjugador y presidente de la Penya, es un perfecto ejemplo de lo que significa el Joventut. Su mayor éxito llegó de la cantera. Pero hay otros. En 2015, por ejemplo, el 20 por ciento de los jugadores ACB formados en España se habían formado en el Joventut. Y dos en la selección campeona del mundo en 2006. Porque le preguntes a quien preguntes, hables con quien hables, todos en Badalona contestan lo mismo: el Joventut es su cantera.

Una cantera infinita que, sin duda alguna, es la mayor contribución que el club verdiblanco ha hecho al baloncesto español. Decenas de jugadores en todas las épocas que empezaron vistiendo de verdinegro y que han llegado hasta la cima del baloncesto: “Más allá de que juguemos de verde y negro nuestra identidad es la cantera, los jugadores jóvenes”, prosigue Juanan. “Creo que junto a Estudiantes somos los dos clubes referencia en formación”, explica Guillem Vives, jugador del primer equipo formado en la casa. Una formación transversal, que va más allá del baloncesto y más allá de solo jugadores. Dani Miret, tras haber pasado por todos los equipos de formación, hoy entrena al primer equipo: “Nuestro símbolo de identidad es la cantera. Es lo que identifica al club. Muchos de los jugadores formados aquí han sido capaces de ganar títulos. Los fundamentos, la manera de jugar a baloncesto, los valores o ser competitivos representan nuestra manera de entender el baloncesto. Es una aportación que nos enorgullece”.

“Junto a Estudiantes somos los dos clubes de referencia en formación”

Guillem Vives

Son muchos los jugadores del Joventut, que han ganado títulos, pero es que los títulos del Joventut han llegado siempre de la mano de jugadores formados en Badalona. Ya fuera con los hermanos Jofresa y Villacampa reinando en Europa, o con Ricky levantando el último título nacional conseguido, la Copa de 2008: “Hemos sido pioneros en la apuesta por la cantera. Cuando hay necesidad siempre miramos para abajo. Y esto continúa, porque cada temporada salen nuevos jugadores”, explica Vives.

Pero no solo el baloncesto español o la ACB no se pueden entender sin el Joventut, tampoco los años dorados del baloncesto español. “Hay jugadores formados en la Penya que han sido referentes a nivel europeo y mundial jugando con la Selección”, explica Miret. Rudy y Ricky, de hecho, son los mejores ejemplos pero no los únicos. Porque en el baloncesto actual, donde las selecciones no cuentan con jugadores NBA o de Euroliga durante las Ventanas FIBA, la Penya ha tenido otra vez un papel determinante: “Somos parte importante de los éxitos de la Selección, pero también parte importante del segundo nivel, de los que han aguantado en esta época de las ventanas. Esas segundas y terceras unidades. Los Ventura, Busquets o Barrera, que han ayudado mucho”, se enorgullece Jordi Martí, director deportivo.

La excelencia en la formación y la apuesta por la cantera, como es lógico, ha tenido también un impacto decisivo en las categorías inferiores de la Selección: “En edades de formación siempre hemos tenido muchos jugadores dentro de las plantillas. Hasta hemos tenido jugadores que han doblado con dos equipos, como José Nogués o Joel Parra”, prosigue Martí. Y esto no es por casualidad, sino porque desde la dirección deportiva de la Penya hacen un meticuloso trabajo para captar talento: “Para nosotros poder captar al jugador nacional siempre ha sido un objetivo. Cada vez es más difícil porque Barça y Madrid tienen mucha fuerza, pero es nuestra idea. Buscamos ese jugador con talento que va más tarde, como Xabi López-Aróstegi por poner un caso. Ese jugador que en infantil no lo fichan los grandes porque no destaca pero que luego más adelante puede consolidarse”, explica Martí. Y, el mejor ejemplo de esta política no es otro que Rudy Fernández: “Tuvimos la suerte de poder fichar a Rudy, que era muy bueno pero estaba tierno. Y pudimos hacer las dos cosas: tener un jugador ‘top’ y poder trabajarlo”. ¿El resultado? El jugador con más internacionalidades con España, el único presente en los seis oros de la Selección.

Tampoco podría entenderse el Joventut, su cantera y su aportación al baloncesto español sin entender la importancia del baloncesto en Badalona. Sencilla y llanamente, el ‘modelo Penya’ solo puede darse en una ciudad considerada como ‘la cuna del baloncesto’: “El Joventut no deja de ser el buque insignia de la realidad que se vive en el baloncesto de la ciudad. Nosotros llevamos el nombre de la ciudad, pero son 17 o 18 clubes más. Muchísima gente que trabaja cada día para la identificación total entre la ciudad y el baloncesto”, retrata Juanan Morales. Una identificación que se ve, y se vive, en el primer equipo: “Para mí el Joventut va más allá del baloncesto. Es un tema personal de vida. Ser de Badalona, ser el entrenador del Joventut, ser de la Penya de por vida es algo que llevo marcado a fuego. Aquí he desarrollado mi vocación por el baloncesto, mi pasión por enseñar, por transmitir valores. Esto lo llevo dentro y he conectado mucho con el club. Es un match ideal”, comenta Miret.

“Para mí el Joventut va más allá del baloncesto”

Dani Miret

Una amenaza mayúscula sobrevuela la apuesta sin fisuras de la Penya por la cantera, por formar jugadores. Una amenaza que llega desde Estados Unidos: la NCAA y sus contratos NIL. Con una capacidad económica incomparable a la del equipo de Badalona, amenazan todo el ecosistema formativo europeo: “Todo el mundo piensa en el rendimiento de un jugador de cantera cuando un club lo vende e ingresa, pero también hay un rendimiento cuando estos jugadores llegan al primer equipo y rinden por encima de su precio de mercado, con un plus de ilusión e identificación. La NCAA mata las dos posibilidades”, explica el presidente. “Ahora es más complicado pero nos vamos ajustando. Fichan a cualquier nivel, disparan a todo”, replica Martí. Pero ni eso hace cambiar el modelo de la Penya, que debe afrontar nuevos retos.

El primero, repensar el modelo de chico al que captar. Perfiles “a largo plazo” y que no hayan explotado en categorías inferiores: “Vamos a un jugador que necesita más tiempo y vamos compactándolo sin prisa”, aunque el propio Jordi Martí explica que es complicadísimo: “Ahora estamos un poco en fuera de juego porque no podemos consolidar el trabajo. Con 18 años no se puede. Antes un jugador pasaba por el júnior, dos años en el vinculado y un año de traspaso. Ahora no podemos hacer bien este trabajo”, contesta Martí.

El segundo reto, reeducar a los jugadores que vuelvan de Estados Unidos, porque es evidente que no todos acabarán triunfando en la NBA: “Serán chicos que tras un paso por Estados Unidos tendremos que formarlos en cosas complementarias cuando regresen”, asevera Miret. Y Martí apunta un dato importante: “El problema de estos chicos es que cuando vuelvan les querrán enseñar y tendrán el bolsillo lleno, y eso es muy complicado”.

El reto, al fin y al cabo, es hacer de la necesidad virtud, es adaptarse a los nuevos tiempos. Es ser positivo en tiempos difíciles: “Ver a gente joven que apuesta por la Penya nos refuerza en nuestra identidad. Todo lo que hemos vivido ha sido muy positivo y yo sigo siendo optimista. La Penya seguirá teniendo un bloque de jugadores formados en casa. Y eso es lo mejor de ser de Penya”, resume Miret.

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