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PREOLÍMPICO 2024

Juancho: “Trataremos de dar una gran despedida a Rudy”

El ala-pívot madrileño (28 años y 2,06 m) atiende a AS a las puertas del inicio del Preolímpico, donde España se juega su billete a París 2024.

Actualizado a
Juancho Hernangómez, ala-pívot de la Selección, se 'convierte' en un cuadro enmarcado.
FEB

Juancho Hernangómez (28 años y 2,06 m) es una de las piezas fundamentales en la Selección. El ala-pívot llega al Preolímpico tras levantar la Euroliga con un Panathinaikos al que aterrizó como una superestrella tras siete años en la NBA. Sueña con disputar sus primeros Juegos después de quedarse a las puertas en Tokio: Minnesota Timberwolves le prohibió jugarlos por una lesión tras darle el okey previamente. “Es una espina clavada”, asegura el canterano estudiantil.

¿Cómo se encuentra tras una temporada tan larga? Poco habrá descansado…

Descansar he descansado poco, sí, pero eso significa que hubo momentos de celebración y que estamos otra vez en competición. Tengo muchas ganas.

¿Cómo ve el Preolímpico?

Ilusionado. Como una cosa nueva, un evento nuevo. Como otra vivencia más para la mochila. Trataremos de dar un gran despedida a Rudy y hacerlo bien por España, por el equipo. Esos son los objetivos.

¿Luchar para que Rudy llegue a sus sextos Juegos les debe motivar?

Sí, sí, por supuesto. Ha sido un pilar durante todos los años en los que he estado con la Selección. Ha sido nuestro capitán. Le quiero mucho, le respeto mucho. Le deseo siempre lo mejor, para mí ha sido fundamental. Sería la mejor forma de acabar su carrera.

Parecía un poco vuestro mentor durante el Eurobasket, ¿no?

Sin el parece: era nuestro mentor. Era el que nos inculcaba todo. Era el año en el que ya no teníamos a ninguna de las estrellas de la gran generación de la Selección. Él era el último, el último guerrero que quedaba. Y gracias a él, a su espíritu, a su liderazgo, a sus charlas en el descanso, antes y después de los partidos… lideró al equipo y no solo jugando, sino también fuera de la pista.

Juancho Hernangómez rodea con su brazo a Rudy Fernández tras ganar el Eurobasket 2022.
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Juancho Hernangómez rodea con su brazo a Rudy Fernández tras ganar el Eurobasket 2022.alberto nevado

¿Qué sensación les dejaron los dos amistosos? Tienen aún margen de mejora…

Los amistosos son siempre amistosos. Es cierto que este año no hay muchos más. Vamos, no hay más. Otros años, empezábamos con el pedal del freno puesto, pero este año no podemos, comenzamos en modo competición. Otros años barajábamos cómo llegar bien a la fase final: siempre arrancábamos un poco tranquilos la fase de grupos, intentando ajustar el ‘timing’ para llegar bien a los cruces. Este año no hay eso. Hay que cambiar un poco la mentalidad: son cuatro partidos y hay que ganar los cuatro.

Debe tener una sensación de cuenta pendiente tras lo que pasó en Tokio, ¿no?

He debido ser el olímpico que ha pasado todo unos Juegos sin participar… Es una espina clavaba en mi carrera. Tengo muchas ganas de intentar ir a París. Siempre contaré que participé en esos Juegos por el hecho de que estuve en la Villa Olímpica, en el desfile… hice toda la vida olímpica sin jugar y sin competir. Y en la forma que fue, que fue muy dura. Posiblemente, una de las mayores decepciones que he tenido en mi carrera. Ojalá, cambiar y estar en los de París. Es una motivación extra.

¿Cómo de extraño fue todo lo que vivió en Tokio?

Todo fue raro desde el principio. Desde mi lesión, el viaje a Las Vegas en el que vino personal de Minnesota (Timberwolves) para darme el okey para jugar. Y, desde ahí, a Tokio, a hacer el desfile y, al día siguiente, que me digan que no, que me quitan mi ficha. Problemas burocráticos por todos los lados y la decisión final fue que no me dejaban jugar. Me quedé ahí toda la semana para apoyar al equipo, para ayudarlo lo máximo que podía, pero está claro que no me sentía participe de los Juegos como competidor. Sí que los vives, pero no puedes ayudar al equipo. La Selección hizo un gran papel: compitió contra Estados Unidos, contra Eslovenia y nos fuimos en cuartos con la despedida de Pau y Marc, y también la del Chacho. Lo viví como uno más, pero siempre tendré esa espina clavada. Otra historia más para contar a los nietos.

¿Cómo definiría su temporada en el Panathinaikos?

Una montaña rusa, seguramente. Llena de emociones, de vivencias. De jugar bien, de jugar mal. De lesiones. De momentos muy duros, al principio sobre todo. Y luego tratar de encontrar mi lugar, mi rol. Y, más tarde, de ganar. De ganar jugando, siendo importante. De ganar la Euroliga, que llevábamos tantos años sin conseguirla y para eso estaba hecho el equipo. Y también de ganar la Liga y de la manera cómo lo hicimos. Allí se vivió de una forma épica: un 2-0 perdiendo con una remontada que no se había visto en muchísimos años. Creo que nunca se ha vivido una igual en el Panathinaikos.

Y, sobre todo, de disfrutar cada momento. Lo he hecho mucho. Mucho en cada celebración, en cada partido, en cada lleno que hemos hecho en el OAKA. Ir a Berlín (donde se disputó la Final Four) y que parecieses que jugábamos en casa fue increíble. Acompañado de mi familia, de mis amigos, que han estado ahí en cada momento. Me he sentido superapoyado y me he sentido orgulloso de mí en cada momento de la temporada al no darme nunca por vencido: cuando venía una lesión, seguir entrenando más, poniéndole horas para estar preparado, para que los momentos buenos llegaran.

Juancho Hernangómez celebra con sus compañeros del Panathianikos la Euroliga.
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Juancho Hernangómez celebra con sus compañeros del Panathianikos la Euroliga.Fabrizio BenschREUTERS

Es especial el baloncesto griego, ¿verdad?

Sí. Mira que he estado en finales del mundo, de Europa, playoffs de la NBA… y nunca he vivido una cosa igual. Incluso el día que fiché, no me lo creía. Desde la llegada al aeropuerto, que me esperaron como 5.000-10.000 personas, hasta el primer derbi que ganamos al Olympiacos. El trato en cada restaurante, en cada cafetería, por la calle, en los semáforos… y encima ganando, parecíamos como dioses griegos. Es un balanza porque si pierdes, eres el enemigo. Está muy bien cuando ganas, pero cuando pierdes, ten cuidado. Así que ahora estamos en ese momento de disfrutar, de ser como unos dioses.

Ganar para los griegos es una de las cosas de las que estoy más orgulloso, de ser uno más, de poner ese nombre en la séptima Euroliga que tienen. Ahí, una vez que los has hecho, te recuerdan para toda la vida. Cuando vas al pabellón y ves las seis banderas todo el mundo te recuerda, todo el mundo sabe los nombre que ha habido, que estrellas ha habido, como ganaron. Poner la séptima es una cosa histórica que va a durar toda la vida. Muy orgulloso de la temporada que he hecho y con muchas ganas de la próxima.

¿Ha sentido mucha presión? Llegaba a un equipo en revolución, con Ataman en el banquillo, había mucha expectación, usted aterrizaba como un héroe tras su recibimiento en Atenas…

No, presión no porque al final es un proyecto para ganar la Euroliga. Si no la hubiéramos ganado o no hubiéramos ganado la Liga griega, sí que habríamos sentido más la presión porque necesitábamos un título. Habíamos empezado perdiendo la Supercopa, la Copa. Sabíamos que teníamos que ganar la Euroliga, por supuesto, y la Liga. Llegar a la Final Four es una buena temporada, pero no has tocado nada. La Final Four es una cosa tan difícil de hacer que es para sentirse orgulloso. La Euroliga esta temporada ha sido tan competitiva que es muy difícil conseguirlo cada año y, por eso, tengo más ganas del próximo año, de competir para volver a sentir lo que he sentido en Berlín. Los dos partidos, las emociones…

El próximo año, además, con Lorenzo Brown. No está mal...

¡Muy contento! Es un jugadorazo, de los mejores de Europa. Ha dominado el juego. Estuvieron a punto (el Maccabi) de eliminarnos en el quinto en el OAKA y encima él solo. Tenía más compañeros, claro, pero la otra estrella, Baldwin, se lesionó. Y él dominó. Encima es un gran compañero, gran amigo. Estoy muy feliz de que esté en mi equipo. Habrá que ver cómo jugamos porque tenemos grandes estrellas y está claro que no todos pueden tener el balón. Hay que adaptares, pero es un gran fichaje. Nos llevamos a uno de los dos mejores bases de la Euroliga junto a Facundo Campazzo.

¿Alguna vez se ha arrepentido de su paso por la NBA?

No, para nada. No soy de arrepentirme. Incluso cuando las cosas han ido mal, con lesiones o momentos malos. O yendo a un equipo y no acertar. Todo son vivencias. Todo me ha hecho lo que soy como persona y como jugador. Y no me arrepiento de nada. He vivido momentos maravillosos en la NBA, que es el sueño de cualquier jugador. Hay que estar los años que puedes estar. Tanto mi hermano como yo lo hemos vivido como el sueño de un niño.

Nadie nos va a quitar nunca el haber estado siete años en la NBA, que es muy difícil porque es una Liga muy competitiva, en la que cada año entran 60 jugadores nuevos y salen 60. Es una Liga de 400 jugadores. Estar año a año, luchando, compitiendo. Entrenando. Incluso, cuando no estás jugando, entrenando más. Ganándote un contrato, un mínimo, un espacio ahí… Estoy muy orgulloso de todo lo que hemos luchado por estar en la NBA, por cumplir el sueño que hemos tenido. Y ahora a volver a la Euroliga, a competir, a disfrutar del baloncesto, que creo que es lo que nos merecíamos. Y disfrutar de minutos, que es como se mejora. Estamos aquí para jugar y competir.

Juancho Hernangómez, durante su etapa en Denver Nuggets.
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Juancho Hernangómez, durante su etapa en Denver Nuggets.MATTHEW STOCKMANAFP

Cuando sale de Toronto Raptors en 2022 se habla del intereses del Madrid y del Barcelona. ¿Cuánto de cierto hay en todo ello?

Traté de cerrar la puerta de la NBA lo más tarde posible. Mi hermano fichó antes y eso también me influyó un poco porque yo quería esperar a la NBA. Siempre fue nuestro sueño. Pero ya veíamos que la puerta de la NBA se cerraba y empezamos a abrir otras perspectivas. Era el momento de volver. De volver a luchar por las Euroligas, jugar minutos, por estar en casa, cerca de la familia. Tuve oferta del Barça. Tuve, no oferta del Madrid, pero hablé con ellos al igual que tuve una reunión con Obradovic de 45 minutos, con el Partizán, que me fue muy bien y que para mí fue un sueño hablar con él. Tuve ofertas de todos los equipos. Prácticamente, hubo interés de casi todos los equipos de Europa. Y, al final, acerté con la elección del Panathinaikos: era un equipo que iba a luchar por la Euroliga. Tampoco veía al Barça en ese momento al nivel del Madrid y en el Madrid tampoco veía mucho espacio para poder jugar y desarrollarme como jugador. El Panathinaikos apostó muy fuerte por mí y decidí irme a Grecia a probar, a ser un líder ahí, con un contrato de estrella, que por eso también querían que fuera allí y ha salido bien porque hemos ganado la Euroliga.

¿Cuándo vuelve al Estudiantes?

Quiero retirarme allí. Ojalá que estén en ACB, sino volveré a la liga donde estén y trataré de subirles. Y me gustaría estar unos dos, tres años antes de retirarme y devolver todo el amor. Si que me gustaría estar con la gente que me hizo amar al baloncesto, toda la gente responsable que ellos saben quiénes son. Creo que el Estudiantes no ha hecho las cosas muy bien estos últimos años, pero están a las puertas de volver a donde se merecen, que es la ACB. Voy a ser siempre un aficionado y amante del Estudiantes por su cultura, por sus fans. Soy y seré siempre ‘demente’. Me gustaría acabar mi carrera allí y hacerles disfrutar con mi baloncesto esos últimos años.

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