Hugo López: “Sentir que una afición te quiere tanto es único”

El Movistar Estudiantes llegó el pasado domingo a los últimos minutos ante el Flexicar Fuenlabrada con el partido controlado. Distancia de seguridad en el marcador y superioridad en el juego. Un buen momento para dar descanso a las principales espadas y oportunidades a los que pasan menos minutos en cancha.

Incluso a los que no la han pisado en más de un año y medio como Hugo López. Toni Ten, entrenador colegial, hizo debutar esta temporada al joven pívot (22 años y 2,08 metros) ante la presión de un público siempre encantado de ver de nuevo a uno de los suyos.

El canterano saltó a la pista 555 días después de su último partido oficial que, cosas de la vida, fue durante su cesión al Alimerka Oviedo ante el propio Estu, el club prestamista, en la última jornada de la fase regular de la temporada 2023-24, el pasado 10 de mayo de 2024.

El 20 de septiembre de ese mismo año, antes de comenzar su segunda cesión en el conjunto asturiano, se anunció que había sufrido una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda y una lesión asociada en el menisco que le hizo pasar por el quirófano. Adiós al curso 2024-25.

Ovacionado por el Movistar Arena, López jugó 1:51, tiempo suficiente para colocar un tapón y capturar un rebote. “Fue un momento precioso y estoy muy agradecido”, asegura a AS el pívot antes de enfrentarse este sábado al Súper Agropal Palencia (19:00 horas, Movistar+ Deportes 3), otro de los grandes cocos de esta Primera FEB.

Los castellanos tienen las bajas de Manu Rodríguez y Álvaro Muñoz, mientras que los madrileños contarán con todos sus efectivos. Ambos equipos se encuentran empatados en lo alto de la tabla, segundo y tercero, respectivamente, con un balance de 6-2.

Entrevista a Hugo López

¿Cómo se encuentra físicamente tras 14 meses parado?

Físicamente me encuentro bien. He trabajado muchísimo en múltiples ámbitos, pero en ese específicamente porque es lo que puedes hacer después de una lesión de cruzado. De hecho, creo que me siento hasta mejor de que cuando me fui. Es verdad que el ritmo de partido, de un juego más real todavía no lo tengo al 100%, pero me siento muy, muy bien.

¿Ha sido muy dura la recuperación?

Depende de lo que se entienda como dura. Es duro físicamente, también mentalmente, pero como jugador profesional estás acostumbrado a ciertos retos deportivos, a ciertas exigencias físicas y mentales. Es más una cuestión de ser capaz de evitar que el primer golpe te derrumbe y, luego, a partir de ahí, saber que, de aquí en adelante, durante un año, se ha acabado el baloncesto. El mismo compromiso que tenías con el baloncesto, o más, tiene que ir a la rodilla y no fallar ni un solo día. Exigirte todo y más, todos los días, hasta que vuelvas. Eso es lo realmente duro porque por lo demás ha sido una gran recuperación tanto con el equipo como la mía personal. Ha sido genial.

¿Cómo de especial fue volver a pisar una cancha de baloncesto el pasado domingo contra el Flexicar Fuenlabrada?

Fue genial, genial. Entrenas todos los días para eso, para ese ambiente, para la competición, para todo lo que rodea a un partido oficial. Y, claro, lo echas de menos. Es cierto que cuando estás dentro se te olvida el tiempo que ha pasado, pero lo echaba muchísimo de menos. Fue impresionante.

Dijo Toni Ten que en el plan de partido no estaba darle minutos todavía, ¿fue una sorpresa que le llamara para esos últimos instantes?

Sí, sí fue una sorpresa. Lo he hablado con Toni y nos reíamos un poco por la situación. Todos sabíamos que, aunque era una opción, no era el mejor momento y no solo por el contexto del equipo, sino porque también el Fuenlabrada es un rival grande. Llegamos a un final de partido que, aunque íbamos holgados en el marcador, no queríamos relajarnos. No estaba todo en su sitio para que yo tuviera ese momento y por lo que fuera, caliento por si acaso, la presión del público fue… demasiada para todos (ríe). Estoy muy agradecido de que sucediera así. Fue un momento precioso y estoy muy agradecido.

¿Qué sintió cuando entró a jugar y el Movistar Arena estalló en aplausos?

Es algo a lo que uno no se acostumbra porque no creo que todo el mundo tenga la suerte de vivir lo que yo vivo en Estudiantes. De sentir el calor y el cariño de tanta gente. Sentir que una afición te quiere tanto es algo único. Me siento un privilegiado por ello y jamás me voy a acostumbrar a verlo y a sentirlo. Nunca voy a poder procesar que haya tanta gente que se alegre de mis victorias y de que me vaya bien. Estoy agradecido a cada uno de ellos y es una locura poder vivir momentos así. Es impresionante.

Previamente, ya se pedía desde la grada su entrada, el Delfín Ramiro llevaba su cara... ¿hacía caso a eso? ¿se ponía nervioso?

Llegó un momento en el que lo estaba pasando un poquito regular en el banquillo. Al final, como jugador tienes que estar metido en el partido, concentrado, pendiente a lo que está pasando. Además, si existe la posibilidad de entrar tienes que saber lo que se está jugando, cómo se está defendiendo y, joder, quieras o no yo no podía hacer como que no escuchaba lo que estaban cantando el público. No podía hacer como que no sabía que el Delfín estaba con mi cara. Además, lo de las caras fue una cosa de unos amigos míos y era muy consciente de que detrás de mí, en mi nuca, había cuatro caras enormes mías moviéndose. Había muchos estímulos. Trataba de hacer como si nada, pero es que ni siquiera el staff era capaz de conseguirlo y claro, al final, se me escapa alguna risa. Estuvo bien, muy divertido.

Las caras gigantes dieron mucho juego…

Las trajeron unos buenos amigos míos, el equipo de Big Clinic, que son la gente con la que hice la rehabilitación. Faltaba mi preparador físico con el que trabajo además de con León (Lansac), que es el de Estudiantes. Además de ser mi equipo de trabajo, son unos grandísimos amigos y los quiero muchísimo… pero no se les puede sacar de casa y no saben estar (ríe). Trajeron unas caras gigantes de cartón y pasé muchísima vergüenza, pero está bien. Los quiero igual, aunque son unos payasos. Ha quedado un recuerdo bonito.

La Demencia le dedicó canciones previas a que entrase, alguna sobre tu habilidad ciclista mientras pedaleaba en la bicicleta de calentamiento.

No decepcionan. Estos cánticos, esas ironías no decepcionan. Creo que les di alas en un momento porque en el primer cántico que hubo sobre las bicis, yo me giré y me empecé a reír porque dijeron, algo así, como ‘si no pisa la pista que vuelva a ser ciclista’ cuando me bajé y me hizo mucha gracia. Me empecé a reír y mucha gente de la grada me vio reírme también y comenzaron con todas las tonterías que cantaron sobre bicis que fue divertidísimo.

¿Le dijeron algo especial sus compañeros?

Se alegraron mucho por mí porque saben que he currado mucho y me han visto, pero tanto ellos como yo sentimos que era una cosa que había que quitarse de encima, que era un momento que había que pasar. Que iba a ocurrir tarde o temprano. Que era un trámite. Estoy en la normalidad del equipo y la normalidad del equipo sigue conmigo y con ellos. Fue un ‘qué guay, nos alegramos’, pero contamos contigo y a seguir.

¿Cuáles son ahora sus objetivos?

Ascender a la ACB. Es mi primer objetivo y el de todo el equipo entero. Individualmente, el primero de todo, es disfrutar del baloncesto. He redescubierto la pasión que tengo por el baloncesto y es algo que me parece mucho más prioritario que cualquier cosa. Disfruto de cada día, de cada lucha, de cada rebote, de cada tiro, de cada todo. El principal objetivo es ser capaz de mantener todo eso. Y con ello ser capaz de poner todo lo que tengo ahora mismo para tener un impacto real en este equipo y en esta Liga, que estoy seguro de que puedo.

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