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Genios adelantados a su tiempo

Cierren los ojos y digan el primer nombre que se les venga a la mente cuando se les pregunta por el baloncesto. Creo que no fallaría mucho si adivino que de sus bocas saldrían, por ejemplo, Michael Jordan, Arvydas Sabonis, Pau Gasol o Fernando Martín. Los héroes sobre una cancha. Las leyendas que han copado minutos de radio y televisión, y portadas en la prensa. Ellos son el mundo de los aros, de las canastas y los tapones. Sin embargo, no son su todo. Detrás y delante de ellos hay otros grandes héroes que pasan de puntillas por los ojos de los aficionados y del público en general.

Son aquellos que han creado este juego. Aquellos que pensaron qué podía ser el baloncesto, hasta dónde podía llegar este deporte. Imaginaron la luna y la alcanzaron. Son directivos, genios, como Raimundo Saporta y Ernesto Segura de Luna. Mentes adelantadas a su tiempo que guiaron el devenir de este deporte y que han sido reconocidos por el baloncesto español con su ingreso en esta segunda promoción del Hall of Fame de la FEB.

Sin Raimundo Saporta, ese sefardita nacido en la antigua Constantinopla que encontró en España el lugar en el mundo que el mundo le negaba, el Real Madrid no se habría convertido en el gran gigante de las pistas que es. El ogro capaz de competir de tú a tú contra el ‘archienemigo’ soviético. En el devorador de unas Copas de Europa que estaban solo en su cabeza. Y sin Ernesto Segura de Luna, aquel abogado que acabó en las instituciones del baloncesto porque su cuñado era el alcalde de Barcelona (cómo es la vida), la Selección no se habría hecho hueco ante las grandes potencias mundiales, la URSS, la antigua Yugoslavia, Italia, Grecia... hasta la alcanzar las 40 medallas en 24 años al frente de la FEB. Referentes sin los cuales nada habría sido igual.