Movistar EstudiantesEST
88
HLA AlicanteALI
82
Finalizado
Primera FEB | 4ª jornada

Filipovic y Brimah rescatan al Movistar Estudiantes

Los colegiales ganan al HLA Alicante con un gran último cuarto del base en ataque y una buena actuación defensiva del pívot. Cuarto triunfo del curso.

Tanner McGrew, ala-pívot del Movistar Estudiantes, ante el Inveready Gipuzkoa.
Movistar Es
José Ignacio Pinilla
Licenciado en Periodismo por la Complutense, comenzó en AS en maquetación en 2010. Tras su paso por fútbol, se unió en 2014 a baloncesto. Ha cubierto en directo la Supercopa de 2020, las Copas de 2020 y 2021 y partidos de España de las Ventanas. También el Eurobasket femenino de 2023. Escribió sobre la pandemia de la COVID en el confinamiento.
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Cuatro de cuatro. Pero con sufrimiento y tensión durante 40 minutos ante un HLA Alicante (88-82) que no tiró la toalla hasta el minuto final. Tras lo de Inveready Gipuzkoa, el Movistar Estudiantes todavía no ha aprendido a ganar fácil en su hogar, en el Movistar Arena. Los colegiales necesitaron cada átomo de energía de su ser para deshacerse del Lucentum.

Necesitaron un buen día de Brimah en defensa y de la entrada en el último cuarto de Filipovic. El base hizo 12 puntos, 6 en ese lapso. Salin, fundamental con 17 puntos y la sensación de que a los colegiales todavía les queda mucho camino por recorrer, sobre todo, en defensa para dar un paso más. Para empezar a creérselo mucho más.

En el Alicante, enorme día del trío Larsen (18)-Walker (18)-Nwema (13). Los dos primeros con más luces en la primera parte que en la segunda (Walker acabó desquiciado por Garino) y el tercero estuvo muy solvente desde el segundo cuarto. Es su primera derrota de la temporada en tres partidos.

El Estudiantes salió a mandar; el Alicante a no dejarse amilanar por su rival. A los visitantes les salió mejor el plan de arranque. Con Larsen, en el primer cuarto; Walker, en el segundo; y Nwema antes del descanso. El danés hizo 11 puntos en sus primeros 7 minutos antes de encontrarse de frente con Brimah y el estadounidense 14 en toda la primera parte. Giovannetti no pudo pararlo. Garino algo más. Nwema no dejó estirarse a los colegiales en los compases finales del segundo cuarto con dos buenas acciones y un triple imposible. El rebote, 9 a 20 a su favor le permitía controlar el escenario. Al final, solo 28 a 30.

Los ramireños tiraron también de talento ofensivo. Ya que la defensa no lograba frenar al trío alicantino, pues calidad pura. La de Silverio y la visión de McGrew en el poste bajo. Salin hizo 10 tantos en su primera intervención, mientras Granger trataba de encontrar la forma de entrar en un partido en el que ninguno de los dos entrenadores dejaba nada al azar: ante cualquier parcial, tiempo muerto. Al descanso, un abierto 50-48 con el Alicante dejando claro que, si le dejabas correr, si lograba encontrar a la defensa local algo descolocada, no iba a dudar en castigar.

Los visitantes se mantuvieron firmes tras la vuelta a vestuarios. Jugaban con los nervios locales, que tan pronto enlazan un par de acciones para avanzar (54-50 y 60-56) tan pronto retrocedían por desconexiones en defensa, en el seguimiento de sus pares para volver a dar vida al Alicante, que entró en el último cuarto por delante 69-71 y con su primer fallo en la personal tras 16 aciertos. La aportación de Nwema, clave. Nwogbo cometía la tercera y la cuarta seguidas por protestar. Más problemas para el Estudiantes, que no encontraba la mejor versión de Granger.

Con un quinteto poco usual, con Filipovic, Salin, Vaulet, Garino y Brimah, el Estu empezó a sentirse cómodo. El movimiento de balón era más natural y se forzaba menos el uno contra uno. En defensa, Brimah mantenía a raya a Larsen y Coulibaly; y Garino, a Walker.

Filipovic entraba como un cuchillo y acertaba desde fuera, y encontraba a Brimah bien en la zona. Con eso, parcial de 10-5 para el 84-75 tras una canasta del base y un matazo del pívot. Los alicantinos se rehicieron con Mike Torres a la cabeza y se colocaron a cuatro (86-82) pero murieron al permitir tres rebotes ofensivos en la misma jugada y al liarse con un último ataque un poco surrealista. Victoria con sudor. Se aprende de todo.

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