El nuevo Dream Team se arma de razones en Las Vegas

Estados Unidos empieza con fuerza su gira de preparación para los Juegos Olímpicos con esta nueva suerte de Dream Team que tiene en sus manos. Las estrellas más brillantes de su firmamento aceptaron el reto de París, que se ha activado en Las Vegas con una semana de entrenamientos y el primer partido amistoso de su calendario.

El primer rival que se han encontrado en el camino es Canadá, entrenada por el español Jordi Fernández (head coach, también, de los Nets en la NBA). Con el picante que se añade al plato por partida doble: están llamados a ser el escollo más importante de los de Kerr de cara al oro y vienen de ser los que les arrebataron la medalla en el Mundial del pasado año. Hay cuentas pendientes y se han empezado a saldar en este encuentro. Falta muchísimo rodaje y eso se pudo comprobar en el bajo marcador de la cita, 86-72, con resultado favorable a los locales. Anthony Edwards, con 13 tantos, fue el máximo anotador.

Estados Unidos celebraba además medio siglo de su federación de baloncesto y en la ciudad más poblada del estado de Nevada se dejaron ver grandes personalidades de la misma, Jerry Colangelo, Jim Boeheim y Mike Krzyzewski entre ellas, además del antes presidente Barack Obama, que pudo interactuar con los jugadores en la previa de este encuentro.

En este duelo norteamericano no pudo estar Kevin Durant, que arrastra unas molestias en el gemelo, y Derrick White, el que ha sido llamado para reemplazar al lesionado Kawhi Leonard en la convocatoria y que se unirá a la expedición en Abu Dabi. Su próximo rival será Australia el día 15 en ese mencionado emplazamiento. Tendrán otros tres partidos, uno más allí y dos en Londres, antes de debutar en el torneo de París el 28 ante Serbia. Para ir disipando dudas EE.UU. puso en liza como titulares a dos de sus grandes reclamos históricos en la NBA, LeBron James y Stephen Curry, unidos esta vez por un mismo fin, en una alineación de campeonato en la que el pívot fue el nacionalizado Joel Embiid; les acompañaron, en esta ocasión, Jrue Holiday (Celtics) y Devin Booker (Suns), aunque esas dos piezas sí serán las que acusen un mayor movimiento.

86-72: así fue

Con un ritmo pausado, en exceso, salieron los estadounidenses al partido. Dillon Brooks, con una suspensión desde la línea de tiros libres, inauguró el marcador y así hasta un 1-11 de parcial de salida. Claro, lo que vino después sí fue una reacción como se espera de una alineación tan poderosa. Desde ahí hasta el descanso los de Kerr anotaron 40 puntos con un 64% de acierto. Edwards fue, junto a Tatum, el líder de esa reacción. Se extendió el júbilo hasta más allá del parón, cuando el marcador quedó totalmente en control del conjunto local: ver un pase alto de Curry para LeBron, con lo que eso implica tras una década de extraordinaria rivalidad, fue un choque con esta bonita realidad. Steph encestó dos triples seguidos tras volver del vestuario y Edwards terminó ese tercer acto con un tiro sobre la bocina, lo que echaba por tierra cualquier reacción que quisiera liderar Shai Gilgeous-Alexander y el resto de compañeros (Barrett, por cierto, fue el que más puntos -12- aportó en Canadá). Ante una audiencia de récord, ya que los 20.757 espectadores que llenaron el T-Mobile Arena son los más en cualquier partido de baloncesto disputado allí, Estados Unidos empezó un camino hacia la eternidad en la que sólo equipos del nivel de Canadá pueden incomodarles mínimamente. Un primer test sin mucha chicha pero que en lo venidero, si es que se vuelven a ver las caras, puede servir como referencia.

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