El Movistar Estudiantes, una referencia en el femenino
Las ‘Women in Black’ juegan este domingo contra el Casademont Zaragoza en el WiZink Center (20:00 horas). Los chicos hacen de teloneros ante el Almansa (17:00 horas).
El Movistar Estudiantes vivirá un domingo muy especial este domingo. Con motivo del día de la mujer, que se celebra este 8 de marzo, su conjunto femenino volverá al lugar del crimen, a ese WiZink Center donde hace casi cuatro años batieron el récord de mayor asistencia a un partido de baloncesto femenino en España con 13.472 espectadores.
Aquel histórico día el rival fue el Magec Tías; este fin de semana es el Casademont Zaragoza (20:00 horas). Contra las canarias fue en Liga Femenina 2; frente a las aragonesas, en la élite, en una Liga Femenina Endesa a la que las colegiales regresaron en 2020 para disfrutar de sus mejores años, unos días de vino y rosa en los que las Women in Black se han clasificado para tres de sus cuatro Copas de la Reina y para dos de sus cuatro playoff de siempre. El tercer asalto a las rondas finales puede estar al caer en una temporada en la que han vuelto por segundo año consecutivo a pasear el nombre del club colegial por Europa, en una Eurocup en la que debutaron en la campaña 2021-22. Nunca las ramireñas habían pisado el Viejo Continente antes.
Tres años imposibles de crecimiento imparables dentro de una historia, digamos, que reciente. Fue en 1989 cuando las alumnas del Ramiro de Maeztu se rebelaron. Forzaron las reglas sociales de la época para que la directiva abriera para las chicas el coto privado de las pistas de baloncesto del instituto. Aunque su verdadero nacimiento fue 28 años después, un 7 de enero de 2017 cuando el Estudiantes ganó al Picken Claret en el Magariños, su tempo, por 63-52. A esa victoria le seguirían otras 13 seguidas en la temporada regular del grupo B de LF2 para una segunda vuelta impoluta que daría paso una fase de ascenso igualmente inmaculada: 3-0 en el grupo de ascenso y remontada en los últimos cinco minutos para doblegar al Cortegada en la final de León y subir a Primera siete años después de su último paso.
Un ascenso que pilló con el pie cambiado a la institución, que no tuvo más remedio que enfrentarse a la realidad: sus jugadoras habían llegado para quedarse. Ya no eran un apéndice, eran un pilar clave del club. Y fueron marcando distancias con sus pares masculinos a los que se ya han igualado en fuerza interna con su participación, por ejemplo, en la tradicional foto de cantera, en ruedas de prensa sin presencia de los chicos y con encuentros en el WiZink Center como el de este domingo. E independencia con la creación de la marca propia, identificable y diferenciadora de Women in Black (las chicas de negro, el nombre con el que se las conoce). La afición ha respondido a todo eso y el Movistar Academy Magariños se llena y vibra con los partidos del conjunto de David Gallego, que incluso cuenta con el apoyo cada vez más asiduo de la Demencia, el grupo de animación colegial más popular.
“No nos ponemos techo con el femenino”, remarca Ignacio Triana, presidente estudiantil, durante la presentación de una doble sesión a la que los aficionados han respondido: a principios de semana ya se habían reservado 11.500 entradas para este domingo. Y en la que los jugadores de LEB Oro harán de teloneros contra al Almansa a las 17:00 horas. Tres horas después será el turno de las Women in Black. “No estamos acostumbradas a que un club apueste por estas cosas. Será un día inolvidable, una motivación extra para nosotros”, comenta en ese mismo acto María Espín, capitana del Estu.
Junto a los dos, la gran Mariana González. La leyenda del baloncesto femenino colegial será homenajeada con un documental sobre una carrera colosal que cerró en el verano de 2020 tras tres ascensos en 16 temporadas en el club, 13 de ellas con un primer equipo en el que es la máxima anotadora (2.648 puntos) y reboteadora (1.493) de siempre. Sus 295 partidos con la camiseta negra son igualmente récord en un conjunto ramireño. Ambas son una referencia para las próximas generaciones. “Te sientes un poco así. Notas el cariño de las niñas. Caminas por el Magariños y te reconocen. Los padres se te acercan y te agradecen la cercanía”, señala González. “Es bonito tener esa conexión con las niñas. Lo vivimos cada día. Es un papel importante porque te ven como un reflejo de lo que quieren ser. Es una responsabilidad, pero vivir eso es muy chulo. Recuerdo cuando yo era esa niña pequeña que tenía admiración hacia las jugadoras del primer equipo, y ahora soy yo...”, continúa Espín. Referentes fuera y dentro de la cancha en un club donde, en palabras de Miguel Ángel Bufalá (presidente del Club), no se habla de igualdad, se hace.