El Movistar Estudiantes se da una alegría

Al Movistar Estudiantes le hacía falta un partido así. Victoria por aplastamiento sobre un Lucentum Alicante (93-75) que resistió un cuarto y medio. Triunfo de los que convencen, de los que dicen ‘ya estoy aquí’. Y, sobre todo, una victoria en la que el banquillo funcionó. Vamos, fue la piedra angular de esta tercera muesca en cuatro jornadas con Carlos Suárez poniendo toda su inteligencia, veteranía de una y mil batallas al servicio de Pedro Rivero. ¡Qué calidad! ¡Cuánto sabe! Y, además, 3 de 4 en triples para 9 puntos. Nada mal. En otra labor, más fea, más sucia, menos estadísticas, lució Adams Sola: sin él, los madrileños no se hubieran asentado en defensa. Con el de Aranjuez, +23 en cancha; con el de Leganés, +20. Poco más que decir.

Los estudiantiles repartieron 22 asistencias, Dee tuvo día pistolero (¡por fin!) con 13 puntos (3 de 6 en triples) y Francis Alonso volvió a ver el aro como una piscina en la primera mitad: 14 de sus 16 tantos llegaron en ese tiempo. Mucho y variado para alejar fantasmas. Adiós a la afrenta del Oviedo. Ahora solo queda saber si esto continuará o no: el miércoles nueva prueba contra el Tizona en el Magariños y el domingo, viaje para La Rioja, donde espera el Clavijo.

No hubo nervios cuando el balón comenzó a botar en los colegiales, pero si cierta desconexión, frío, sobre todo, en defensa. El Estu no supo cerrar del todo las vías de agua en la parte trasera durante la primera parte. Los alicantinos aprovecharon la situación. Presionaron la salida de balón madrileña y hacían la zona suya con Kostadinov. Carrera sufría tanto en la persecución de su par que hizo su segunda falta con solo tres minutos disputados (8-12). Con Francis Alonso (14 puntos en la primera parte) de cabeza de puente, los locales empezaron a asentarse. Entre el escolta, Dee y Leimanis llegó el empate a 19.

Y arrancó la clase magistral de Carlos Suárez. Calma en el ataque, pases inteligentes para encontrar el tirador, voces en defensa para organizar el desaguisados de los primeros minutos. Mucha calidad aún en su cabeza. También mostró músculo Adams Sola: increíble en defensa. Un perro de presa que con Wintering, ahogaba con una zona press los segundos iniciales del ataque del Lucentum, que se vino abajo a 4 minutos para acabar el segundo cuarto. Dos pérdidas seguidas que alisaron el parcial de 15-6 para el 53-42 con el que se llegó al descanso.

Carrera y Larsen, apagados en la primera parte, amanecieron en la segunda… y los madrileños ya se hicieron completamente con el duelo. 5 puntos del venezolano y 6 puntos del danés y la diferencia alcanzó el +16 en cinco minutos (66-50). Varios errores tontos estudiantiles (dos 2+1 y una pérdida) hicieron creer a los visitantes. Nada más lejos de la realidad: salió el equipo B y +22 (85-63) antes de un último cuarto que sirvió para que Nzosa y Sergio Rodríguez cogieran ritmo, presencia y confianza y para ver que Hugo López es un auténtico guerrero en la zona.

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